Javier Biardeau: Si el gobiero gana, neutralizará la alternativa violenta
Clodovaldo Hernández-Supuesto Negado|
El sociólogo y profesor universitario Javier Biardeau, quien se presenta a sí mismo como un promotor del pensamiento crítico socialista, estima que las elecciones regionales del próximo domingo son las de mayor incertidumbre en los últimos años, pues no se trata solo de unos comicios para elegir gobernadores, sino de un punto estratégico, con miras a las presidenciales de 2018. Biardeau (Valencia, 1967) conversó sobre la peculiar coyuntura política que atraviesa el país, la víspera de dicha confrontación electoral.
-Usted mantuvo una postura crítica ante la elección de la Constituyente. ¿Con lo ocurrido hasta ahora en estos dos meses, ha cambiado de opinión?
-Mi postura crítica fue referida a la forma cómo se convocó. Una vez que ya es agua derramada, un hecho ejecutado, no tiene sentido hacer más nada. Es un órgano que está funcionando y atribuyéndose competencias. Está actuando. Cierto es que sigue habiendo un conflicto no resuelto con la Asamblea Nacional. Tenemos dos órganos, cada uno con sus rasgos problemáticos. La AN pretendió desconocer al Ejecutivo y asumió una política absolutamente errada que derivó en la confrontación radical. Y tenemos otro órgano que surgió de manera sobrevenida, que implica un problema no resuelto en lo político, pero que fue resuelto en el plano jurídico con la sentencia 378. Para mí sigue siendo problemática esa convocatoria.
Sigo teniendo la opinión de que debió aplicarse el criterio comparativo latinoamericano. Venezuela, Ecuador y Bolivia son parte del mismo proceso histórico en el que se ha considerado el referendo como una conquista popular, a la hora de convocar una Asamblea Constituyente. En este caso, no se hizo así… Pero hasta ahí llego.
Es la elección con mayor incertidumbre de los últimos años. Es una elección estratégica, no son unos comicios regionales convencionales.
-¿Qué influencia va a tener todo esto que ha ocurrido en torno a la Constituyente en el proceso electoral regional?
-Creo que hay incertidumbre porque existen muchos elementos en la ecuación. Hay un tema del balance de las expectativas que se tenían en torno a la ANC. Habrá que ver qué piensa la gente sobre lo que se ha cumplido y lo que no. Es un punto fundamental. Obviamente, la conquista de la tranquilidad pública es un objetivo cumplido. Pero el abordaje del problema económico sigue siendo un reto pendiente, a pesar del discurso del presidente Maduro en la ANC cuando propuso las ocho leyes. Siento que, a pesar de que se han tomado algunas medidas, todavía hay una discusión interrumpida alrededor de lo que puede hacer o no la ANC en materia económica. Esa tensión está engatillada en el seno de la ANC. También hay una gran expectativa en torno a lo que hará la ANC en materia de corrupción, luego del conflicto con Luisa Ortega Díaz. Eso está en proceso de desarrollo. En todo caso, las elecciones regionales están marcadas por muchas incertidumbres. Es la elección con mayor incertidumbre de los últimos años. Es una elección estratégica, no son unos comicios regionales convencionales.
-¿Cómo ve estos comicios, a la luz de las últimas encuestas que se difundieron?
-Queda claro que el presidente Maduro cuenta con un piso electoral significativo. Si uno extrapola su popularidad a las elecciones regionales, creo que va a haber un resultado muy diferente al que ha proyectado Torino Capital (un banco de inversión cuyos análisis frecuentemente son citados por voceros opositores) de que el gobierno solo obtendría entre tres y cinco gobernaciones. Hay una subestimación de la capacidad de movilización de la maquinaria electoral del PSUV y del apoyo que todavía conserva, como voto duro, el presidente de la República.
-Entonces, ¿usted le otorga crédito a la recuperación de la popularidad del presidente?
-Creo que es un hecho objetivo que eso ha ocurrido en los últimos dos meses. Además, está claro que la oposición sufre una crisis interna en su coalición porque el resultado de la ANC les produjo una fractura interna que es visible, se puede constatar. Hay un sector partidario de asumir la agenda del 16 de julio, de lo que ellos llamaron el plebiscito, y un sector que dijo que era necesario inscribirse en las regionales y disputarle el espacio electoral al gobierno.
-¿Cómo cree que está la disposición a votar del elector opositor en esta oportunidad?
-Si nos fijamos en cómo ha sido el planteamiento de la propaganda opositora, se puede concluir que están muy preocupados por ese punto. Se nota que consideran fundamental el tema de combatir la abstención, y si eso es así debe ser porque consideran que hay un sector de su base social de apoyo que mantiene una actitud reacia a ir a votar. Es la gente que asumió la agenda de doble poder que planteó la misma dirigencia opositora, esa idea de montar un gobierno paralelo. Esta medición de fuerzas va a ser fundamental también en el seno de la oposición para clarificar su propio rumbo para 2018: si será una agenda confrontacional, que de nuevo busque un atajo, o si asumirá una ruta electoral que implique una cohabitación hasta llegar a las presidenciales de 2018.
-¿Es difícil, entonces, lanzar un pronóstico?
-Los datos que manejo particularmente me hablan de una elección bastante disputada. No va a ser como la del 2015, cuando la oposición obtuvo un triunfo amplio. Todo va a depender de la actitud que asuma el militante opositor, quien tiene menos capacidad de movilización por maquinaria. Creo que es posible que la división opositora los perjudique en Amazonas, lo que sería un golpe duro porque voltearía el cuadro de la Asamblea Nacional y le daría argumentos al gobierno para demostrar que efectivamente en 2015 hubo fraude en ese estado. También podría salir favorecido el gobierno si hay una alta abstención entre los votantes tradicionales opositores en Miranda. El gobierno, en tanto, tiene problemas en estados estratégicos, como Zulia, si la oposición se moviliza unitariamente.
-¿No está claro entonces si el 16 de octubre amaneceremos con tendencia a más diálogo o hacia un recrudecimiento de la violencia?
-Va a depender del resultado. Si es favorable a la oposición pero con corta mayoría favorecerá una alternativa pacífica, y electoral. Si la oposición queda por debajo del gobierno, con más razón. El escenario favorable para el gobierno sería ganar aunque sea por un mínimo margen en votos nacionales. Si logra voltear el resultado de 2015, aunque sea por dos o tres puntos, neutralizaría cualquier alternativa violenta. Lo mismo pasaría si la oposición gana con bajo porcentaje porque implicaría que el gobierno se ha recuperado con relación a 2015.
-¿Tendría que ganar por nocaut la oposición para plantearse de nuevo un escenario violento?
-Incluso ganando por nocaut, no podría pasar de manera inmediata a la violencia. En ese caso lo que podría es tener el músculo necesario para forzar al gobierno en una negociación anticipada. Hay un sector que considera que una victoria en este momento le daría el poder de negociación decisivo para obligar al gobierno a ceder, incluso sin amenazar con violencia. Algunos piensan que se abriría un tiempo de retirada ordenada para el chavismo. Pero hay mucha incertidumbre porque con lo que he sondeado por ahí no veo con claridad que la oposición vaya a tener un resultado similar a 2015.
El factor Trump
Otra variable que se va a medir en las elecciones del domingo, según Biardeau, es la opinión del pueblo en torno a las sanciones implantadas por el gobierno de Donald Trump. “Es una amenaza real, no es un invento, y va no solo contra el gobierno, sino contra la soberanía de Venezuela. Tanto es así que hasta los países que estaban alineados en contra de Venezuela en la OEA prácticamente dieron dos pasos atrás. El domingo se verá qué piensa el electorado de esto”, dijo.
A manera de conclusión, el articulista y profesor de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Central de Venezuela, insistió en que la elección que se avecina es la más incierta de los últimos años. “Son unas elecciones realmente estratégicas, no unos simples comicios regionales”, subrayó.