Israel y Gaza sin compasión
Nieves y Miró Fuenzalida
“He ordenado un asedio completo a la franja de Gaza. No habrá electricidad, comida ni combustible y todo estará cerrado. Estamos luchando contra animales humanos y actuaremos en consecuencia”… Yoav Gallant, Ministro de defensa de Israel.
Esto es una clara declaración de crímenes de guerra que el ejército israelí está dispuesto a cometer. El 19 de octubre Úrsula von der Leyen expresó en el Parlamento Europeo que “Los ataques de Rusia contra infraestructuras de civiles, especialmente la electricidad, son crímenes de guerra. Cortar el suministro de agua, electricidad y calefacción a hombres, mujeres y niños con la llegada del invierno son actos de puro terror”. Pero, como siempre Europa y Norteamérica, manteniendo su doble estándar, no aplicaran el mismo criterio a Israel. Y no habrá orden de detención contra los responsables por parte de la Corte Penal Internacional.
El presidente de Israel, Isaac Herzog, sin oposición por parte de Estados Unidos, redobló la idea de un castigo colectivo en vísperas de la ofensiva terrestre, afirmando que no hay habitantes de Gaza “inocentes” y que todos los que se queden deben pagar el precio retributivo por los ataques de Hamas. No es cierto, dijo, que los civiles no están concientes o involucrados. Podrían haberse levantado. Podrían haber luchado contra este malvado régimen que se apodero de Gaza. Ellos también son culpables.
Como nota un periodista, el problema es que cuando el gobierno declara guerra total contra Gaza, que ha estado bajo asedio perpetuo desde 1967, ¿contra qué se va a luchar? No hay bases militares, tanques, sistemas de defensa aérea, puertos navales, cuarteles de tropas, vehículos blindados, baterías antiaéreas, helicópteros de ataque, ni siquiera sistemas ferroviarios. No hay simetría entre el poder abrumador de la maquinaria de guerra israelí y Hamas. Solo gente, la mayoría mujeres y niños. Por eso la población debe ser deshumanizada, convertida en “animales humanos”, cuyas vidas son secundarias, como expresó el porta voz del ejército israelí.
Según el profesor Johannes Steizinger, “animales humanos” fue un término utilizado con frecuencia por los teóricos raciales nazis aplicado a los judíos, eslavos, gitanos y africanos, que sostenían que “sólo algunos grupos de personas cumplen el criterio metafísico de ser humanos. Los miembros de estos grupos son considerados esencialmente humanos. Sin embargo, otros grupos se ven reducidos al sentido puramente biológico del ser humano. Simplemente carecen de la esencia metafísica de la humanidad y, por tanto, se los caracteriza como animales. Estas criaturas son humanas sólo desde el punto de vista naturalista, pero no humanas desde el punto de vista metafísico. ¡Que amarga ironía histórica, viniendo de los judíos!.
“Autodefensa” es un término que escuchamos constantemente, pero es algo que siempre está reservado a los poderosos, un escudo que funciona en defensa del robo de tierras, la detención ilegal, los ataques de violencia cotidiana, la coerción y el estrangulamiento económico impuesto a una población cautiva, cuya propia defensa se denomina “terrorismo” y una justificación más para infligir la violencia estatal abrumadora a personas empobrecidas y, en gran medida, indefensas.
Odiamos la guerra. Todas ellas engendran atrocidades y los ataques de Hamas no han sido excepción. La masacre en la fiesta rave en el Negev es criminal desde cualquier punto de vista. No importa que racionalización usemos, es algo que no podemos justificar. Toda base moral que pudo haber tenido se ha evaporado definitivamente. Aquí no hay ambigüedad. Como no hay ambigüedad en el espectáculo de Gitmo, Afganistán o Irak, como antes no la hubo en Vietnam. No podemos admitir que la parcialidad política trate a uno como un crimen obsceno y a otro como un accidente lamentable, aunque siempre ocurra rutinariamente.
Lo que ocurre en Gaza, sin embargo, no es nuevo en el Estado Sionista. Israel siempre ha existido por la fuerza. Vladimir Jabotinsky, fundador del sionismo revisionista y autor de “El Muro de Hierro”, cuna ideológica del partido Likud, argumentó que la moral y la consciencia no podían dictar la política y los sionistas tenían que aceptar el hecho de que el extremismo y la fuerza eran parte integral del logro y mantenimiento del Estado Judío. Él no veía al sionismo como el regreso de los judíos a su patria espiritual, sino como la integración de la “civilización“ occidental en el Oriente. Su espíritu prooccidental se tradujo en la construcción de un Estado sionista permanentemente aliado con el colonialismo europeo, contra todos los árabes del Mediterráneo oriental.
El exprimer ministro Yitzhak Rabin, en sus memorias, recordó una conversación que tuvo con el primer ministro David Ben-Gurion acerca de lo que ocurrió en julio de 1948 en la ciudad palestina Lydda, ahora llamada Lod: ¿Qué se debe hacer con los 50.000 palestinos que allí viven? Ben-Gurión agitó su mano en un gesto que decía “expulsarlos”. Después de arrasar la ciudad, Rabin firmó una orden que obligaba a los palestinos a abandonar sus hogares en lo que se conoció como la famosa “Marcha de la Muerte de Lydda”.
El sionismo religioso nunca ha dejado de expulsar a los palestinos de sus hogares y reprimir a los resistentes. Solo miremos el West Bank. Ahora el horrible ataque de Hamas abrió las puertas para que los fundamentalistas sionistas aplasten lo que queda de cualquier resistencia palestina significativa y organizada. La estrategia actual es obligar a un millón o mas de palestinos que viven en el norte de Gaza a abandonar sus hogares y huir hacia el sur. Una vez que esto ocurra estarán más cerca de expulsar nuevamente a más palestinos de sus tierras. Si hay alguna duda sólo escuchemos las declaraciones de Ariel Kallner, miembro del Knesset del partido Likud: “Ahora mismo, un solo objetivo… ¡la Nakba! Una Nakba que eclipsara la Nakba del 48. Nakba en Gaza y Nakba para cualquiera que se atreva a unirse”.
Los lideres occidentales, como Joe Biden y Justin Trudeau, no dudan en decidir cómo defender o condenar las acciones de otros. Aparecen en televisión para asegurarle al mundo su apoyo férreo, sin condiciones a Israel. Es el permiso para que los palestinos sean masacrados y que, en el fondo, sólo servirá para que continúe el ciclo de violencia y destrucción ¿Hay alguna solución? Aquí o allá, alguna voz razonable siempre es posible escuchar.
En Estados Unidos la representante Rashid Tlaib expresó que “lamento las vidas palestinas e israelíes perdidas ayer, hoy y todos los días. Estoy decidida a luchar por un futuro justo donde todos puedan vivir en paz, sin miedo y con verdadera libertad. El camino hacia el futuro debe incluir el levantamiento del bloqueo, el fin de la ocupación y el desmantelamiento del sistema de apartheid que crea las condiciones asfixiantes y deshumanizantes que pueden conducir a la resistencia. No reconocer la violenta realidad de vivir bajo ocupación no hace que nadie esté seguro. No podemos ignorar la humanidad que hay en cada uno de nosotros. Mientras nuestro país continúe proporcionando miles de millones en financiación incondicional para apoyar al gobierno del apartheid, este desgarrador ciclo de violencia continuaró”.
Ciertamente, primero y antes que nada, el colonialismo debe terminar. Es necesario empezar con ésto, porque obviamente es el centro del problema. La oportunidad para lograrlo se ha dado en un par de ocasiones, pero cada vez, tanto unos como los otros, perdieron la oportunidad para alcanzar una resolución permanente.
El fracaso catastrófico de las agencias de seguridad y del gobierno de Netanyahu no les deja otra salida que la venganza total para recuperar parcialmente su prestigio de protectores de la Nación. Según el ministro de Finanzas Bezalel Smotrich “es tiempo de ser cruel”. La furia asesina que ahora sigue sólo está informada por la venganza nacida de la impotencia. El cuerpo diplomático, por otro lado, ha entrado en hibernación. Pero, con el tiempo, habrá que reconocer las realidades políticas, aunque es probable que esto se haga sobre una montaña de cadáveres.
Según Itay Epshtain, asesor del Consejo Noruego para los Refugiados, el anuncio de evacuación de Israel “ignora descaradamente la obligación de ofrecer a los evacuados un lugar de refugio y garantizar que las personas evacuadas serán devueltas a sus hogares lo antes posible. Sin estas garantías, no cumpliría el requisito de una evacuación admisible y equivaldría a un traslado forzoso, una violación grave del Convenio de Ginebra, codificado como crimen de guerra. Los gobiernos que suministran armas a Israel y los que toleran sus bombardeos, asedios e invasiones terrestres de Gaza no sólo no están evitando la masacre de la población civil palestina, sino que la están permitiendo activamente”.
Y, desgraciadamente, a pesar de todo ello, un alto al fuego no esta en las cartas. No es posible evitar las imágenes de muertos, heridos y secuestrados, la pérdida de hijas, madres y abuelas que causan un profundo dolor, sufrimiento y trauma en la psiques israelí, igual que el sufrimiento y trauma de los palestinos. Nuestra amistad con los amigos judíos en los tiempos que crecimos en Chile nos dio la oportunidad de apreciar y compartir la trágica historia de este sufrido pueblo tan perseguido al que le tenemos una profunda estimación, especialmente en esta hora en que con enorme tristeza compartimos su sufrimiento. Desgraciadamente los pueblos heridos siempre responden emocionalmente en busca de venganza. Y venganza tendrán. Es la trágica repetición de la historia humana.
El ataque de Hamas se ha comparado con el ataque del 9 de setiembre en Estados Unidos. La respuesta emocional del gobierno de George Bush desatada en Afganistán e Irak en ese momento fue de una violencia y destrucción sin precedentes, con notables consecuencias negativas para la nación, que reverberan hasta hoy. Si Israel sigue el mismo camino, como hasta este momento pareciera, podría sufrir las mismas consecuencias. Si no recordamos mal, una vez Bismark dijo que “Solo un tonto aprende de sus propios errores. El sabio aprende de los errores de los demás”.
* Profesores de Filosofia chilenos graduados en la Universidad de Chile. Residen en Ottawa, Canadá, desde el 1975. Nieves estuvo 12 meses preso en uno de los campos de concentración durante la dictadura de Augusto Pinochet. Han publicado seis libros de ensayos y poesia. Colaboran con surysur.net y el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)