Israel mantiene los bombardeos y prepara la invasión por tierra

GARA | En la cuarta jornada de ofensiva israelí fue alcanzada la sede del Gobierno de Gaza y ya son al menos 41 los palestinos muertos por las bombas.
En las últimas horas, los objetivos de Israel estaban llenos de simbolismo para el movimiento islamista Hamas, en el poder en Gaza, tras haber matado el miércoles a su jefe militar, Ahmad Jabari. Ayer comenzó una nueva fase de las operaciones con la destrucción de la sede del gobierno de Hamas, en pleno corazón de Gaza.

«Apuntamos al cuartel general de Ismail Haniyeh (jefe de gobierno tras vencer en las últimas elecciones realizadas)», afirmó a France Presse un portavoz militar. Una grabación del Ejército mostró la explosión de una construcción en medio de una humareda.

En otro ataque, Israel alcanzó la casa del ministro del Interior, Ibrahim Salah, en el campamento de refugiados de Jabaliya, en el norte de la franja de Gaza, lo que causó heridas a unas 35 personas, según las fuentes médicas palestinas.

También fueron alcanzados el cuartel general de la policía, la Universidad Islámica y el estadio Palestina, el principal centro deportivo de Gaza. Todos estos objetivos sufrieron daños, según constató un periodista de France Presse.
Solidaridad tunecina

Israel ha destruido la sede del Gobierno de Hamas en Gaza, pero no ha podido hacer mella en la solidaridad del mundo árabe con el pueblo palestino. Entre los escombros y columnas de humo dejados por los bombardeos, el canciller tunecino Rafiq Abdessalem viajó a la franja para entrevistarse con líderes de Hamas. El viernes hizo lo propio el primer ministro egipcio. Los gobiernos surgidos de la llamada Primavera Arabe quieren dejar claro que la época de mirar hacia otro lado durante las ofensivas israelíes se ha acabado.

«Israel debería saber que el mundo está cambiando, también en los países árabes. Israel no puede seguir recurriendo al uso de la fuerza. No está por encima de la ley y no tiene una protección especial. No está por encima de las leyes internacionales y nosotros condenamos esto», decía el jefe de la diplomacia tunecina.

Por ahora, en Israel no parecen haber comprendido que el mundo árabe ha cambiado desde los tiempos de Mubarak y mantienen su ya conocido discurso para justificar la brutal agresión. Así, interrogado en la radio pública israelí, Alex Fishman, experto de temas militares del periódico «Yediot Aharonot», estimaba que «la aviación apunta hacia objetivos civiles o paraciviles, ya que los palestinos disparan (cohetes) desde sectores urbanos habitados en donde es difícil intervenir sin causar numerosas víctimas civiles». La culpa es de los bombardeados, en otras palabras.

Según Fishman, «Hamas busca obtener éxitos que prueben su victoria. El tiempo está contado para Israel, ya que las presiones internacionales se multiplicarán para evitar peligrosos derrapes y promover un alto el fuego. Nadie quiere ocupar Gaza», subrayó Alex Fishman.

EEUU no cambia

En la misma línea, el Gobierno de Estados Unidos considera que el conflicto se desencadenó a raíz de un lanzamiento de cohetes desde Gaza hacía territorio israelí. «Creemos que el factor desencadenante del conflicto fue el lanzamiento de cohetes procedentes de Gaza. Creemos que Israel tiene derecho a defenderse y van a tomar sus propias decisiones acerca de las tácticas que utilizarán en ese sentido», dijo ayer el consejero adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes.

Citado por la prensa israelí, el jefe del Estado Mayor de Israel, el general Benny Gantz, estimó que «hay que aumentar el ritmo de nuestros ataques aéreos».

«Nuestra Fuerza Aérea lanzó más de 830 ataques contra Gaza desde el comienzo de la operación `Pilar de Defensa’» el miércoles por la tarde, precisó una portavoz militar. El Ejército israelí afirma que destruyó gran parte de las infraestructuras militares de Hamas, en particular lugares de lanzamiento, búnkers, depósitos de armas y municiones, túneles de contrabando o bases de entrenamiento.

Más de 380 cohetes de Gaza cayeron en territorio israelí y otros 230 fueron interceptados por el sistema antimisiles Iron Dome desde el miércoles, según el balance del Ejército ocupante, que tiene que justificar sus exorbitantes presupuestos para armamento. Ayer, por la mañana, la Fuerza Aérea israelí recibió una quinta batería Iron Dome que fue instalada en la región de Tel Aviv, alcanzada estos últimos días por tres cohetes de largo alcance. «Esta batería es capaz de interceptar los disparos contra Tel Aviv y Jerusalén», declaró a la radio pública un responsable del programa de defensa antimisiles que no quiso identificarse.

Invasión terrestre

La amenaza de una invasión terrestre sigue ahí. Unos 20.000 reservistas, llamados de urgencia, ya se incorporaron a sus unidades, según el Ejército. Unos periodistas de France Presse vieron transportes de tropa blindados, topadoras y tanques que esperan cerca de la frontera entre Israel y la franja de Gaza. Los nueve principales ministros del Gobierno israelí, que conforman un gabinete restringido, dieron la venia el viernes por la noche a la movilización de 75.000 reservistas en la perspectiva de una posible intervención terrestre.

«No se trata de una guerra generalizada (en Gaza), sino de una operación cuyos objetivos fueron fijados», manifestó ayer el ministro de Exteriores israelí, Avigdor Lieberman. «Estamos listos para una amplia operación terrestre, si es necesario.

Pero hay que saber que si tal operación terrestre comienza, será imposible detenerla a mitad de camino, habrá que ir hasta el final», dijo.

Desde el otro lado de la barricada, el Gobierno de Hamas dijo en un comunicado que la destrucción de oficinas y sedes gubernamentales no impedirá al Ejecutivo «seguir llevando a cabo sus actividades y servir a la población». «El pueblo palestino y su resistencia se están defendiendo empleando todas las armas a su alcance. Estamos tan orgullosos de nuestra determinación y resistencia, que serán las que ganen la batalla al final».

La población trata de mantenerse lejos de las instituciones oficiales, incluso de las ya bombardeadas, porque algunas de ellas han sido atacadas en múltiples ocasiones.