Israel, Irán y los últimos cuatro pasos dados hacia el Juicio Final

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Nazanin Armanian | 

Estamos ante el cierre de un círculo mortal en el choque entre dos Estados de Oriente Próximo que en 1979 empezaron como aliados, en su lucha común contra la Unión Soviética e Irak, para convertirse en enemigos acérrimos cuando estos dos sufrieron cambios apocalípticos en 1991. La guinda la puso un militante de la Organización de Muyahedines del Pueblo Alireza Jafarzadeh al revelar en 2010 los sitios nucleares secretos de la Teocracia Chiíta (TCHI), en Natanz y Arak. Los conflictos superpuestos dificultan descifrar la compleja realidad que en esta zona del mundo además se enreda.

EEUU e Israel en su guerra contra un gigante como Irán, con inmensas reservas de gas y petróleo, y ubicado en una región estratégica, han utilizado en los últimos 45 años dos herramientas principales:

a) Instalar un capitalismo dirigido por una teocracia totalitaria profundamente antisocialista para abortar la Revolución del 78, en plena Guerra Fría, y

b) Aplicar arduamente la Doctrina de Dual containment (Doble contención), elaborada por Henry Kissinger, cuyo objetivo era impedir el desarrollo económico, político, social y militar de Irán e Irak, a beneficio de Israel. Provocaron una brutal guerra entre ambos países entre 1980 y 1988 (la más larga del siglo XX entre dos países vecinos), para luego seguir con la destrucción de Irak en 1991 y rematarlo en 2003: una vez instalando en Bagdad una teocracia chiita (para la desesperación de los regímenes sunnitas de la zona), EEUU construyó la base más grande del mundo para el Pentágono y la CIA en este corazón de Oriente Próximo, mientras seguía conteniendo a Irán. Las sanciones económicas y financieras contra la nación iraní, que no contra la élite clerical y sus Guardianes de la Revolución Islámica (GRI), los únicos beneficiarios de los embargos, fueron acompañadas por la «pedagogía del terror», rodeando Irán de bases militares, además de ataques (cibernética y sabotaje) contra sus centrales nucleares.

Lo único novedoso en este escenario ha sido el ataque directo de la TCHI al Estado Judío de Israel (EJI).

1) El 7 de octubre: Hamas asalta Israel

Siete décadas de sufrir toda clase de crímenes por parte del EJI, los más de dos millones de palestinos encerrados de por vida en Gaza, la prisión más grande del mundo, desconocían el plan del Movimiento de Resistencia Islámica, Hamás, del 7 de octubre (aunque sí que Israel, EEUU, Egipto, y otros lo conocían). Nadie les había preguntado si querían salir de aquella prisión para entrar en el campo de exterminio que es Gaza desde entonces. El EJI (sobre todo su primer ministro Benjamín Netanyahu), y la TCHI han sido los dos principales beneficiarios de la operación Tormenta de Al Aqsa y la siguiente invasión del Ejército israelí en la Franja. La guerra de Israel contra Gaza desde su inicio fue una guerra entre Israel e Irán.

Días después, EJI puso en marcha una nueva fase del proyecto de genocidio palestino que llevaba adelante desde hace décadas, intensificando los bombardeos sobre los «representantes» de la TCHI, como Hezbolá libanés, Kateb iraquí, y Fatemiyun en Siria. Los GRI criticaron abiertamente a las autoridades por traicionar a Hamás y no estar a su lado para luchar contra el EJI. Consideren ustedes el ataque a la base militar de EEUU en Jordania, en el que murieron tres soldados, el 28 de enero, un intento de estos halcones de la teocracia para forzar al caudillo Ali Jamenei a declarar la guerra ya no a Israel sino a EEUU.

2) El 1 de abril: Israel ataca el consulado de Irán

Los aviones F-35 israelíes bombardean el consulado de Irán en Damasco, matando a 16 personas, entre ellas varios altos militares, con dos objetivos: tender una trampa a los ayatolás para que entren en la guerra directa, para «cortarle la cabeza» en la aplicación de la Doctrina de Pulpo israelí, que aboga por estrellar el cráneo del animal, en un cruel símil, en vez de ir cortando sus tentáculos, en referencia a los grupos armados utilizados por Teherán en la región; y desviar los focos del «posible» genocidio cometido por el Gobierno israelí contra los palestinos, según el dictamen de la Corte Internacional de Justicia el mes de enero.

La TCHI le acusa de haber cruzado una «línea roja», puesto que la sede diplomática es considerada, por el derecho internacional, el suelo de un país. Sin embargo, a) Israel ya había atacado a Irán desde dentro y varias veces, saboteando centrales nucleares, o matando a sus científicos a plena luz del día, y la b) Los GRI también habían agredido las embajadas de otros países, en Teheran: de EEUU (1979), Arabia Saudí (2016), Reino Unido (2021) y la de la República de Azerbaiyán (2023). Sin embargo, los militares islamistas utilizarán este hecho para hacerse con el control total del poder en Irán, apartando al clérigo y los civiles que, al contrario de los militares, no suelen ver la vida en términos de «matar o morir».

Convocar a la embajadora de Suiza (que, ante la ausencia de una embajada de EEUU, hace de intermediario entre Teherán y Washington), por los GRI, que no el Ministerio de Asuntos Exteriores, para mandar un mensaje a Joe Biden, ha sido la escenificación de un cambio cualitativo. La negativa de EEUU, Francia e Inglaterra de votar en favor a una resolución del Consejo de Seguridad, redactada por Rusia y China para condenar el ataque israelí, echa más gasolina al fuego: si la hubieran votado, Irán se habría abstenido de aplicar el «Ojo por ojo», dirán las autoridades del país después del tercer paso, mientras se preguntan por qué Rusia y China no utilizan su poder para convocar una conferencia de paz, o reactivar su diplomacia en Oriente Próximo para detener la escalada, cuando tienen «enviados especiales» para Afganistán, pero no para Oriente Próximo.

En los seis meses de guerra, Antony Blinken ha viajado varias veces a la región mientras Serguéi Lavrov o Wang YI han estado prácticamente desaparecidos. Moscú y Bejín rezan para que EEUU y sus aliados de la OTAN se alejen de Ucrania y Asia – Pacífico, para volver a quedarse atrapados en el pantano de Oriente Próximo: cuando ves a tu enemigo con soga en la mano para ahorcarse, no le distraigas.Antony Blinken se reunió con Benjamin Netanyahu en Jerusalén para avanzar en una tregua en la Franja de Gaza - Infobae

Este ataque demostró un grave error de los ayatolás: en vez de fortalecer la defensa iraní, aun para proteger su propia teocracia que no al país, han invertido miles de millones de dólares en los grupos armados de extrema derecha compuestos por jóvenes desempleados extranjeros (iraquíes, afganos, libaneses, etc.), que no tienen por qué matar o morir por sus patrocinadores; es más, los «proxy» aumentaron la inseguridad de la TCHI, al provocar la ira de los gobiernos donde operan al servicio de los GRI.

3) El 13 de abril: Irán ataca Israel

Netanyahu consigue ambos objetivos y algo más de convertirse del verdugo del pueblo palestino a la víctima de los ayatolás: la mayoría de los 350 artefactos disparados no se dirigen a los aeropuertos o las ciudades sino a las bases militares en los Altos de Golán y en el desierto de Negev, protegidas por los artefactos militares más avanzados del mundo.

Son neutralizados con la ayuda de los aliados del EJI (incluidos Jordania y Arabia Saudí, país que, a pesar de China, nunca podía pensar en Irán o en los ayatolás en términos de «no enemigo» ) coordinada por el Comando Central de Estados Unidos, CENTCOM, antes de cruzar su fronteras, revelando no sólo el brutal desequilibrio militar con Israel, sino la soledad absoluta de la TCHI, que cometió el mismo error que Sadam Husein: entre el 7 de enero y el 28 de febrero de 1991 y durante los bombardeos de la coalición liderada por EEUU sobre la nación iraquí, un Sadam engañado y acorralado atacó con 39 misiles a Gush Dan, zona metropolitana de Tel Aviv, con el objetivo de atraer el apoyo de los países «anti-israelíes», sobre todo a la TCHI (que años después se supo que cedía el espacio aéreo de Irán a los aviones de EEUU): hubo varias víctimas en Israel y cerca de dos millones de muertos en Irak desde 1991 hasta 2003 por las bombas y el embargo más criminal de la historia contra un pueblo.

4) El 19 de abril: Israel ataca Irán

Además de Tabriz, ciudad de Isfahán, la más bella entre las hermosas urbes iraníes, es agredida por el EJI, a la vez que Siria, Irak y el Líbano, un día más. En Isfahán («Cipayos», la élite de caballería del imperio persa, significa su nombre) que alberga el complejo nuclear de Natanz (con reactores de investigación de China y una planta de producción de combustible), tres aviones de combate F-35 (que no «unos insignificantes ovnis», como los describieron los mandos militares islámicos), afirma el canal de televisión ABC News, dispararon tres misiles destrozando el sistema de radar de defensa aérea de la instalación, y no como represalia, sino un paso más hacia su estrategia de destruir las plantas nucleares de Irán, puestas en marcha desde 2010, fecha del envío del virus Stuxnet a esta misma central para inhabilitar unas mil centrifugadoras.

Natanz volvió a ser objeto de otra ciberguerra en abril del 2021 que provocó un apagón de varios días en el complejo. El Mossad, «sucursal Irán», ha asesinado a varios científicos nucleares, y en su última acción el 14 de febrero pasado saboteó la principal red de gasoductos que conecta el sur con el norte, con varias explosiones.

Biden, la encarnación de los 14 motivos de apoyo incondicional de EEUU a Israel, le dio la luz verde al genocidio de Gaza con la frase de «EEUU no participará en el ataque», pero adelante. El ex asesor de seguridad nacional John Bolton reveló lo que piensa el establishment estadounidense: es una oportunidad para que Israel «destruya el programa de armas nucleares de Irán», dijo.

La planta de Natanz está protegida por la base militar BABAEI, que espera recibir los 24 cazas Sukhoi Su-35 rusos comprados por Irán, que en 2023 deberían haber sido entregados. Dos días de esta agresión, el general de brigada Hamid Vahedi, comandante de la Fuerza Aérea de Irán, advirtió a Israel que en caso de un ataque, se enfrentaría a una gran respuesta con los aviones «Sukhoi-24».

Un dato más: el 18 de abril, el Canal 12 israelí reportó la reunión del gabinete de Netanyahu para una «discusión de emergencia», debido a que la Corte Penal Internacional podría emitir órdenes de arresto contra el primer ministro y otros altos funcionarios por crímenes de guerra en Gaza. El ministro de Seguridad Nacional, el fascista Itamar Ben Gvir, calificó el ataque de «débil»: quiere sangre, mucha sangre; no le sacian la de 34.000 gazatíes asesinados y los por asesinar.

Y otro: como parte de las «mentiras de guerra» ha sido la noticia lanzada por la prensa estadounidense de que Netanyahu había aceptado la propuesta de Biden de arrasar Rafah, con que un millón y medio de palestinos desplazados, en vez de Irán, como pacto entre dos caballeros terroristas.

Irán minimiza la amenaza israelí e Israel exagera el peligro de Irán: ambos creen que su audiencia es tonta.

El 7 de junio de 1981, Israel bombardeó el reactor nuclear iraquí inacabado en Osirak en las afueras de Bagdad, dando a conocer la Doctrina Begin, que afirma que Israel, país con decenas de armas nucleares ilegales, no toleraría que sus enemigos tuvieran esta arma de destrucción masiva. El 6 de septiembre de 2007, volvió a aplicar la doctrina, destruyendo un reactor nuclear sirio.

La guerra continuará con distinta intensidad hasta derrocar a Netanyahu y Jamenei, dirigentes «machos» de dos teocracias semíticas de extrema derecha despiadadas que han fortalecido los 23 nexos entre la religión y el terror. Recuerden que existen algo llamado mini bombas nucleares, y que ambos regímenes son capaces de utilizarlas, aprovechando ahora que reciben los aplausos de diferentes bandos para que aniquilen al otro, sacrificando millones de vidas en el altar de sus infames intereses.

¿Saben cuál es la principal diferencia entre la guerra Rusia-Ucrania y la de Israel-Irán? Que la primera está gestionada por unas pocas y racionales personas, y la segunda por demasiados actores que se neutralizan, y algunos además se han escapado de la Edad Media, y tienen demasiada «fe» y cero «razón». La guerra es otra herramienta en manos del capitalismo para conquistar nuevas rutas comerciales, los recursos ajenos, eliminar a los rivales, exportar la crisis interna, etc. y sólo se le puede parar con un poderoso movimiento social antimilitarista, y unos medios de comunicación democráticos que no manipulen a los más ingenuos con supuestas causas de Dios, patria y seguridad.

 

*Periodista es iraní, residente en Barcelona desde 1983, fecha en la que se exilió de su país. Licenciada en Ciencias Políticas. Imparte clases en los cursos on-line de la Universidad de Barcelona. Columnista del diario español on-line Público.