Irán se acerca a China y Rusia ante el temor energético global

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La escalada del conflicto en Oriente Medio ha empujado a Irán a fortalecer sus alianzas con China y Rusia, dos potencias que observan con preocupación la posibilidad de un colapso energético en la región. La reciente ofensiva israelí sobre instalaciones nucleares iraníes y las sanciones occidentales han acelerado este acercamiento estratégico.

China y Rusia han condenado públicamente los ataques contra Irán y han advertido sobre el peligro de una intervención militar directa de Estados Unidos, que podría desestabilizar el suministro global de petróleo. Más del 90% de las exportaciones petroleras iraníes tienen como destino China, lo que convierte a Pekín en el principal interesado en evitar una interrupción de este flujo energético.

Aunque la cooperación militar y diplomática entre Irán, China y Rusia se ha intensificado, especialmente con ejercicios navales conjuntos y la coordinación en foros internacionales, los expertos señalan que Moscú y Pekín prefieren mantener su apoyo en el terreno diplomático y evitar un involucramiento militar directo en el conflicto. Esta cautela responde tanto a sus propios intereses estratégicos como a la necesidad de preservar la estabilidad en los mercados energéticos globales.

Rusia, por su parte, ha ofrecido aumentar el suministro de petróleo a China para compensar posibles interrupciones, subrayando la importancia de mantener la seguridad energética en Asia. Sin embargo, la alianza entre los tres países, aunque sólida en lo pragmático, sigue marcada por intereses particulares y no por una visión común a largo plazo.