Irán-Israel-EEUU: Trump atrapado por la realidad
Mirko C. Trudeau
El presidente estadounidense Donald Trump se está enfrentando a la realidad: ya debiera saber que es más difícil gobernar que hacer campaña electoral. El domingo, el mandatario declaró al mundo por su red social que Irán e Israel deben llegar a un acuerdo. Sin embargo, el martes demandó la rendición incondicional de Teherán. No es novedad: los giros inesperados también han marcado sus políticas antimigrantes y de comercio.
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Trump pide la “rendición incondicional” de Irán mientras el conflicto en Oriente Medio empeora. Advirtió que la paciencia de Estados Unidos se está agotando, pero señaló que por ahora no tiene intención de “acabar” con el líder supremo de la república islámica.
Los medios temen que se fracture la coalición de Trump por Irán y la crisis de los migrantes: tres importantes figuras de su equipo -el locutor y comentarista Tucker Carlson, el comentarista y estratega político derechista Steve Bannon y el organizador del movimiento estudiantil conservador Charlie Kirk-, se pronunciaron públicamente en contra de impulsar una guerra contra Irán.
Israel impune
Pero la retórica del presidente favorece la opción militar. De nuevo, la impunidad de Israel con el uso de la fuerza y la violación de la ley internacional para imponer sus intereses ha recibido el respaldo europeo y estadounidense. Esto se ha visto en la cumbre del llamado G-7 en Canadá.
Al salir de la reunión del Grupo de los 7 países más desarrollados, Trump regresó a Washington. La retórica de Trump indica que ahora está favoreciendo la opción militar en torno a Irán. “Sabemos exactamente dónde se está escondiendo el llamado ‘líder supremo’. Es un blanco fácil, pero está seguro ahí –no lo vamos a eliminar (¡matar!)–, por lo menos no por ahora”, amenazó. Admitió que EEUU ya está directamente involucrado. También afirmó: “nosotros ahora tenemos control completo y total de los cielos sobre Irán. ¡Rendición incondicional!”, concluyó.
Con ello logró lo que deseaba: detona la especulación entre los expertos y los medios, pero dejó al descubierto la ausencia de consenso dentro de su propio círculo.
Qué dice Rusia
Rusia intenta intermediar en un conflicto que amenaza con internacionalizarse, pero se ha enfrentado al rechazo europeo. Esto es más evidente tras el nuevo ataque masivo ruso a Ucrania de martes. Paradójicamente, Rusia podría tener el inesperado apoyo de Donald Trump. Al presidente estadounidense no le importa jugar a dos bandas. Además, aprecia los lazos de Moscú con Teherán y Tel Aviv.
Con su último bombardeo de Kiev, uno de los mayores de la guerra, el Kremlin está mandando una señal clara: Moscú tiene mucho que decir en la política internacional y le ampara la fuerza. Justo el mensaje que le gusta oír a Trump, que, en este caso, podría hacer una pragmática causa común con el Kremlin para desacelerar la crisis iraní-israelí antes de que sea demasiado tarde.
Líder Supremo
Mientras, el líder supremo de Irán, Ali Jamenei, advirtió este miércoles a Estados Unidos que sufrirá un “daño irreparable” si intervienen militarmente contra su país. Jamenei añadió que el pueblo iraní no se rendirá.”Los estadounidenses deben saber que la Nación iraní no se rendirá y que cualquier intervención militar por su parte causará, sin duda, daños irreparables”, dijo Jamenei en su discurso televisado al país.
Son muchos los intereses estadounidenses en Oriente Medio, económicos y estratégicos, y la jugada de Israel contra Irán, respondida por Teherán con una virulencia que no se esperaba Tel Aviv, llega en el peor de los momentos para la Casa Blanca. Empeñado en imponer las reglas comerciales de Trump a medio mundo y con graves desórdenes internos en los propios EEUU, Washington busca una salida para evitar una mayor implicación en el conflicto que, desde el viernes, enfrenta a israelíes e iraníes.
Si Trump decide sumar a Estados Unidos a la guerra de Israel contra Irán, se expondrán fracturas profundas en el llamado movimiento MAGA (Make America Great Again). Estas fracturas también han afectado y pueden detonar graves problemas en otros rubros, desde migración hasta aranceles.
Promesas de campaña

Había que sopesar la validez de las peroratas de Trump. Durante su campaña presidencial, declaró repetidamente que pondría fin a todo involucramiento de Washington en guerras en el mundo. Esto lo haría con el propósito de enfocarse en Estados Unidos primero. Criticó a sus antecesores demócratas y republicanos por crear conflictos bélicos fútiles. Además, prometió que sólo él podría lograr la paz entre Ucrania y Rusia en 24 horas. También que evitaría la guerra con China y tal vez un acuerdo de paz con Corea del Norte. Una vez en la presidencia dijo que estaba logrando un convenio con Irán.
A la vez, ante los nuevos tambores de guerra, legisladores demócratas, y notablemente algunos republicanos, impulsaron proyectos de ley para obligar al jefe del Ejecutivo a solicitar autorización del Congreso antes de ordenar acciones militares contra Irán. El senador independiente Bernie Sanders encabezó esa iniciativa en la Cámara alta con otros siete colegas. Uno de ellos, el republicano Rand Paul, declaró: no es la tarea de EEUU involucrarse en la guerra israelí contra Irán.
Estas pugnas sobre Irán y las guerras en ciernes también suceden en torno a otros temas. Fue Trump quien aseguró que las amenazas de aranceles resultarían en acuerdos comerciales favorables para Estados Unidos sin provocar inflación. También afirmó que el manejo de la política antimigrante tendría beneficios inmediatos para el país. Pero en todos estos rubros, Trump no ha logrado cumplir con sus promesas. Además, están ahora enfureciendo a partes de sus bases conservadoras y generando rechazo a sus políticas entre supuestos aliados.
El ICE
Eso se manifestó la semana pasada cuando Trump ordenó a su Servicio de Migración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) pausar redadas en los centros de trabajo de los sectores agrarios, restauranteros y hoteleros. Esto ocurrió después de recibir quejas y presión de empresarios. Sin embargo, para el lunes se reportó que la Casa Blanca anulaba esa orden en aras de continuar con los operativos de forma general.
Mientras, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, explicó la semana pasada que espera extender la pausa de 90 días sobre tarifas de importación con algunos de los principales socios comerciales de Estados Unidos. No obstante, otro asesor del presidente, Peter Navarro, insistió en que los aranceles de 50 por ciento al acero son necesarios. Esto serviría para blindar a la industria estadounidense.
* Economista, politólogo y analista estadounidense, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).