Honduras, juventud rebelde
Santiago Masetti
Esta semana y en forma intempestiva, Donald Trump llamó a votar por la opción liberal de la derecha bipartidista. Encendió las iras del otro factor de la ecuación narco fascistoide, la de los nacionalistas, y justo el mismo día que estos celebraban un acto en los salones del distinguido Hotel Honduras Maya. Escrito sea de paso, allí se vieron más fotógrafos y camarógrafos que feligreses.
Entonces fueron los jóvenes del partido Libre quienes leyeron con más lucidez y hasta humor el derrape del presidente de Estados Unidos, por cierto un incontinente verbal.

En los locales partidarios de Libre, el trabajo militante de cara a las elecciones del domingo próximo es febril. Afirmar que allí no se ven seguidores de la candidata Rixi Moncada peinando canas sería un exageración, pero lo cierto es que resulta muy difícil encontrar en Tegucigalpa tantas muchachas y muchachos juntos, como sí se los ve en los locales partidarios de esta nueva experiencia latinoamericana de izquierda.
Apenas algo más que adolescentes la mayoría, y jóvenes en sus 40 otros -incluso altos funcionarios algunos-, ninguno descansa. Militan en las redes sociales sí, pero sobre todo en las calles, lo que es un hecho auspicioso porque recuperan la política para los cuerpos y cuestionan el fetichista encierro entre algoritmos.
Están convencidos de que el proyecto transformador de Libre se impondrá en las urnas en pocas horas más. Son finos intérpretes de la indiscutida conducción política del ex presidente Manuel Zelaya, a quien llaman “el Comandante”.
Cuando el miércoles último, a media tarde, se conoció el desboque de Trump, las reacciones de la muchachada fueron inmediatas.
No propondré citas textuales porque, con matices, los estudiantes y los jóvenes trabajadores y profesionales, varones y mujeres o de la diversidad que se les ocurra, suelen plantear lo siguiente: Que Donald no es un pato.
Que está medio desequilibrado, es cierto, pero tiene puntería, aunque de este lado opera con inteligencia y recursos “el Comandante”.
Que a Zelaya le sobran herramientas y mañas para llevar agua a los molinos de Rixi Moncada y provocar sacudones telúricos en las filas del bipartidismo de derecha.
En otras palabras, dicen los “pibes” y las “pibas”, para escribir en argentino, “el Comandante” ayudó no sin malicia a que Donald, el que no es un pato, entienda que ni liberales ni nacionalistas son aquí ya posibles.

Cifras más, cifras menos, pues a fuerza de ser sinceros, las estadísticas por estas comarcas no son muy precisas. Entre los cinco millones y medio de votantes rurales y los dos millones y medios de votantes urbanos, cerca del 40 por ciento son jóvenes y cientos de miles votarán por primera vez.
No hay observador, analista ni encuestador local, aunque aquí estos últimos guardan bajos perfiles, que no reconozca lo siguiente: Serán ellas y ellos, la juventud, quienes decidan las elecciones del próximo domingo.
Tampoco dudan acerca de que, entre esos contingentes etarios, predomina la intención de voto a favor de Rixi Moncada, de Libre, de “el Comandante”.
¿Habrán estos “pibes” visitado el sitio de ese periódico que desde hace décadas mejor representa con su nombre a las generaciones que sublevan, el cubano Juventud Rebelde?
* Periodista, Licenciado en Historia de la Universidad de la Habana. Fue Jefe Editorial de la revista internacional Correo del Alba. La Paz, Bolivia, Redactor de la Agencia Periodística de Buenos Aires (Agepeba).Colaborador de Prensa Latina y del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)No lo sabemos, pero la juventud hondureña es rebelde.