Haití en la mira de una «ocupación humanitaria»
Anahí Arizmendi-Hinterlaces|
En medio de fuertes señalamientos sobre la posible participación de los gobiernos de Colombia y Estados Unidos en el asesinato del Primer Ministro de Haití, Jovenel Moise este 7 de Julio, el Presidente Iván Duque anunció la donación de un millón de dólares a la Organización Panamericana de la Salud para fortalecer la vacunación contra el Covid- 19 en los estados miembros de la comunidad del Caribe, Caricom.
Hasta ese momento, la nación caribeña era el único país de Latinoamérica y uno de los cinco del mundo que todavía no había administrado una sola dosis. Posteriormente Estados Unidos otorga recursos y vacunas para “la estabilidad de la isla” y aunque no descarta el envío de tropas, refuerza la presencia de la Marina en su Embajada en Haití. ¿Serán estos los primeros pasos hacia una nueva “ocupación humanitaria”?
¿Ayuda o intervención?
Según las autoridades haitianas, en el asesinato del Presidente Jovenel Moise participaron no menos de 20 mercenarios colombianos. Versiones estadounidenses sostienen que la “operación de arresto” tenía como objetivo detener al presidente Moise y entregarlo a la Agencia Antidrogas de Estados Unidos- DEA. El Departamento de Estado admitió que siete de los mercenarios eran ex miembros del ejército colombiano y que habían recibido algún tipo de formación y capacitación financiada por Estados Unidos.
Entre tanto el Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela Jorge Rodríguez denunció la vinculación del Presidente Duque con el empresario venezolano e integrante del equipo de Guaidó, Antonio Itriago. Itriago es el encargado de la compañía estadounidense CTI Security LLC que contrato los mercenarios colombianos y también participó en el intento de magnicidio contra el Presidente de Venezuela Nicolás Maduro.
La declaración de los detenidos en Haití determinó que el objetivo del magnicidio era el de instalar un régimen político con mayor presencia de Estados Unidos. Desde la llamada ocupación con las tropas de cascos azules de Naciones Unidas el pueblo haitiano ha venido clamando por un retiro total de las misiones de EEUU y la ONU y el respeto a su autodeterminación. Moise era también partidario de un ejército propio y aunque las tropas internacionales “se retiraron” del país, mantienen misiones de acompañamiento.
Lamentablemente Haití ha sido un claro ejemplo de las llamadas “invasiones humanitarias”. Tras el terremoto del 2010, que afecto a más de un millón de personas, la nación caribeña recibió más de US$9.000 millones de dólares para su reconstrucción. Los recursos fueron administrados por organizaciones no gubernamentales que se crearon para tal fin, al punto de conocerse a Haití como “la república de las ongs”. En consecuencia los recursos no llegaron directamente a pueblo de Petión y Haití aún vive las secuelas de malos servicios y pobreza extrema.
Con la “ayuda humanitaria” llegó la ocupación humanitaria. Una semana después del terremoto Naciones Unidas aprobó el envió inicial de 3 mil 500 cascos azules. la Minustah. Las tropas fueron denunciadas por reprimir al pueblo haitiano y por casos dramáticos de violación de niñas y mujeres. Luego se demostró que su personal fue el responsable del brote de cólera que ocasionó la muerte de más de 10 mil haitianos en tres meses.
La ayuda repentina del gobierno de Colombia a la primera República democrática del continente, es motivo de suspicacia. Colombia es el principal operador político estadounidense en la región y sin duda una base militar en la defensa de sus intereses. El supuesto gesto de solidaridad se enmarca en una ola de protestas sociales contra el gobierno de Duque y acusaciones de crímenes de lesa humanidad y de no menos de 55 masacres.
Estados Unidos también ofreció recursos para la supuesta estabilización de Haití. Las nuevas autoridades haitianas solicitaron la presencia de tropas estadounidenses para garantizar la seguridad de las infraestructuras básicas y estratégicas. En respuesta el gobierno de Joe Biden afirmó que por ahora no enviará tropas, pero redoblará la presencia de la Marina en la Embajada de Estados Unidos.
En medio de las protestas sociales y políticas en Haití, el gobierno estadounidense entrego 500 mil dosis de la vacuna Moderna y prometió nuevas donaciones significativas. Un giro de corte social para aplacar las tensiones y el crecimiento del movimiento progresista en esta nación del Caribe, que la gestión de Trump calificó como “país de mierda” durante los debates sobre emigración.
Desde Venezuela sustentan la supuesta vinculación del gobierno colombiano, aliado incondicional de Washington, con el magnicidio de Moise en Haití a través de contrataciones con empresas afines al grupo del opositor Juan Guaidó. La compañía de Itriago es la organizadora junto al gobierno de Iván Duque, del concierto en la ciudad fronteriza de Cúcuta, «Venezuela Aid Live 2019». El acto musical fue la fachada para intentar ingresar armamento en camiones con supuesta ayuda humanitaria hacia Venezuela.
Rodríguez advirtió que el paramilitarismo tiene ocupado el 67 por ciento del territorio colombiano y afirmó que Colombia es una nueva Escuela de las Américas, donde empresas privadas contratan mercenarios asesinos para que acudan a pelear y matar por dinero.
No sería la primera vez que el gobierno de Washington ocupa Haití en defensa de sus intereses y el de las corporaciones que son dueñas de casi toda la tierra de la nación que durante años fue su granero privado. La narrativa de la ayuda humanitaria ya ha demostrado su utilidad para justificar intervenciones en la región.