Gusto a poco: la derecha venezolana, decepcionada con el primer día de Trump
Marcos Salgado
Una de los grandes problemas de la ultraderecha venezolana es que cree que ocupa el centro del universo. Que todo y todos giran a su alrededor. Desde que quedó claro, hace y más de un década, que necesitan ayuda externa para terminar con el “régimen” de Nicolás Maduro, se dieron a la tarea de dividirlo todo entre quienes están a favor y en contra de su objetivo.
Además -otro problema grave- sus referentes son cortos de miras. Dependen tanto de los golpes de suerte externos que ven señales donde no necesariamente las hay. Y se ilusionan una y otra vez, hasta caer en el despecho, en un círculo vicioso sin fin. Ahora, con la toma de posesión de Donald Trump en los Estados Unidos volvió a pasar lo mismo.
Ya desde hace días las señales no eran buenas. En la gira de principio de año Edmundo González no logró ni siquiera una foto, tampoco una reunión, con la administración entrante. Lo mismo pasó ayer. El ex candidato no pudo ocultar que entró por la ventana a la toma de posesión en el Capitolio, y ni siquiera al salón donde se desarrollaban los hechos.
En el discurso inmediatamente posterior a la juramentación, Trump no hizo una sola mención a Venezuela. Tampoco en el discurso posterior, donde estaban los que se quedaron afuera del salón principal. Pero aún quedaba una oportunidad: el acto en el Capital One Arena. Pero tampoco: allí Trump se dedicó especialmente a sacar rédito del acuerdo en Palestina, entre el régimen israelí y Hamas. Insistió que fue poco menos que el mentor.
Más tarde, en el Salón Oval de la Casa Blanca y ante de decenas de periodistas, mientras firmaba sus primeros decretos, el de nuevo presidente fue lacónico, al contestar una pregunta sobre Venezuela: “probablemente vamos a dejar de comprar petróleo a Venezuela, no necesitamos su petróleo”, dijo.
Pocas horas antes, el diplomático con fugaz paso por la dirección de la CIA, Richard Grenell, tuiteó sobre Venezuela. Comentó que conversó con diversos funcionarios en Venezuela y que daría inicio a más reuniones desde temprano este martes.
“La diplomacia está de vuelta”, dijo Grenell al revelar sus llamadas iniciales. “Hablar es una táctica”. Según el portal oficial Voz de las Américas, el funcionario planeaba reunirse opositores venezolanos en Washington el martes.
Mientras tanto, desde Venezuela, el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, tendía puentes. El también ministro del Interior de Nicolás Maduro subrayó que la administración venezolana está abierta a tener diálogos con cualquier país, siempre y cuando se mantenga el respeto.
“Deseamos que en el mundo reine la paz. Un período bien complicado y difícil (el) que viene, sobre todo, por las condiciones en las cuales está el pueblo de los Estados Unidos. Mucho trabajo interno que hay que hacer para atender a ese pueblo”, remarcó Cabello.
Después de la victoria de Trump en las elecciones de noviembre, el presidente Maduro abogó porque ésta fuera un “nuevo comienzo” para ambos países y afirmó que está abierto a “relaciones de trabajo conjunto” con quien quiera invertir en Venezuela.
¿Asumirá Trump la misma postura beligerante que tuvo sobre Venezuela en su primera administración? Todo puede pasar y todo puede cambiar. Pero las primeras señales, previas y durante el 20E, muestran una cautela lógica para quien ya fracasó una vez en su estrategia de máxima presión sobre Nicolás Maduro.