Gobierno argentino: destino sin futuro, pese a algunos datos positivos
Juan Guahán-Question latinoamérica
Que Argentina está en graves problemas no queda ninguna duda. La mayoría de ellos no son distintos a los que teníamos ayer, una semana, algunos meses o años atrás. Pero ahora están agravados por algo que el gobierno –irresponsablemente- vende como un aporte a la solución: El Acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En efecto, cuestiones vinculadas al crecimiento económico, pobreza, inflación, reclamos callejeros, tarifas, provisión energética, distribución de recursos nacionales ahora están bajo la lupa de los acuerdos con el FMI.
Crecimiento, pobreza, inflación
No es bueno medir lo que pasa en la sociedad centrado en los datos del “crecimiento”. Con el inicio de la pandemia, en el 2020 el país tuvo una caída del PBI del 9,9%. Es sabido que el PBI tuvo una recuperación del 10,3% en el 2021. En el 2022, enero fue un mes a la baja (0,5%) que volvió a ser recuperado en febrero. Lo más importante a señalar es que, en todos estos períodos, el mejor rendimiento correspondió al sector industrial.
Distintos problemas, algunos de ellos derivados de la guerra Ucrania-Rusia con sus efectos sobre la energía, los problemas de la falta de divisas y la inflación auguran que para este 2022 el crecimiento -si existe- será bajo; hoy lo están estimando en alrededor del 2%.
Se acaban de publicar los datos oficiales sobre la pobreza en el último semestre del año pasado. Con el 37,7% (17,1 millones de personas), es el séptimo semestre consecutivo que la pobreza se ubica por encima del 30%. Esto es mejor que el 40,6% que teníamos a fines del primer semestre del año pasado, pero sigue por encima del 35,5% que tuvimos a fines del 2019, antes de la pandemia y del cambio de gobierno.
Entre los factores que contribuyeron a esta reducción de la pobreza se pueden señalar el crecimiento del PBI por la suba de los precios internacionales de gran parte de nuestras exportaciones, básicamente las primarias. Otro componente es la política de congelamientos o límites para el aumento de tarifas públicas y la influencia de los “precios cuidados”.
La baja inversión y las presiones del FMI, sin otros cambios drásticos, le ponen límites a la posibilidad profundizar o continuar esa tendencia a la reducción de la pobreza. Las exportaciones de alimentos, en el marco de la actual evolución de los precios internacionales, es la carta más importante que tiene este triste gobierno para sostener la mejora señalada.
Un dato significativo y lamentable tiene que ver con pobreza infantil y adolescente (0 a 17 años) que trepa al 51,4%. Por último un detalle que llama la atención es que una de cada tres personas que trabajan en blanco es pobre. Según los datos oficiales, la pobreza, distribuida regionalmente indica:42,7% para Cuyo; 39,4% para el Noreste; 39,2% para el Noroeste; 35,3% en la zona pampeana y 31,5% para la Patagonia.
El modelo económico vigente no permite que los aspectos positivos, como el señalado crecimiento industrial, muestren una mejor distribución. En el mismo sentido, otro dato muy interesante es que el salario real promedio de los trabajadores en blanco del bienio 2018/2019, comparado con el mismo valor promedio del período 2020/2021 tuvo una caída del 8%, mientras que el sector del capital (los empresarios) registraron un incremento de tres puntos del PBI.
Al paso que vamos, el acumulado inflacionario del primer semestre estará rondando el 30%. En el Presupuesto 2022 –para todo el año- se estimaba un 33% año. También está muy por encima del 48% puesto como techo en el Acuerdo con el FMI. Alimentos y energía aparecen como los principales factores que empujan la inflación de los próximos tiempos, el incremento de las tarifas de los servicios públicos completa esta perspectiva.
Entre los muchos efectos de la inflación se cuentan la destrucción de los ingresos y el consecuente incremento de los reclamos sociales; la pérdida de confianza y credibilidad en las instituciones estatales y –por último- la extraña sociedad entre gobierno e inflación.
Sobre el tema de los ingresos no solo les quita certidumbre sino que ellos reconocen una caída que no se detiene, los reclamos sociales son su consecuencia directa. En cuanto a esta sociedad entre gobierno e inflación. para los economistas tiene que ver con el hecho que los incrementos de ingresos siempre quedan por detrás de la inflación.
En términos generales se “recupera” el monto del ingreso perdido pero siempre después que ya fuera consumido por la inflación, o es inferior a la misma, un tosco ejemplo es que aumentamos el 45% pero la inflación es del 50%, de ese modo explican que no hay ajuste
Cristina marca la cancha y el reclamo social visibiliza a los “invisibles”
La última semana estuvo políticamente marcada por dos hechos. La vicepresidenta Cristina (Fernández de Kirchner) reapareció, proponiendo un proyecto de ley para hacer que los grandes evasores paguen la voluminosa deuda eterna. Mientras, significativos “acampes” -en diferentes puntos del país- ratificaron la renovación de métodos para confrontar con las políticas de ajuste.
Cristina venia criticando la política seguida ante el FMI y el día de la votación en el Senado se ausentó de la sesión en los momentos oportunos. Ahora quiere escapar del cepo que le pone el Acuerdo con el FMI. Si bien acordaba con el pago de la deuda, no con el acuerdo firmado por el Presidente.
Hizo todos los gestos que pudo para armonizar esas posiciones, manteniendo la importante presencia de “su gente” en puestos claves del gobierno, sin resignar sus críticas. Con el mencionado Proyecto de Ley Cristina imagina encontrar un movimiento mágico para resolver esas contradicciones.
Pero… quedan un par de interrogantes: ¿Porqué ahora? Parece olvidar que el cuestionamiento no es solo al Acuerdo, sino al mantenimiento de una relación que la historia ha probado que es tóxica, siempre que lo hicimos nos dañó. ¿Porqué esta idea no se realizó como parte de la ruptura o investigación de la deuda odiosa?
¿Qué hacemos con el Acuerdo firmado y convalidado parlamentariamente? Para pagar hay varios años, pero ahora… dentro de 40 días tendremos en Buenos Aires al funcionario del FMI que vendrá a revisarnos y decidir qué tenemos que hacer.
Siempre las “condicionalidades” del FMI fueron el instrumento de su dominación. Esta vez, con un inglés al frente de esa comisión revisora (cuando estamos recordando –a 40 años- el sacrificio de aquellos jóvenes que protagonizaron gesta malvinera) nos preguntamos porqué sería distinto.
Como se puede ver esta “jugada” de Cristina -más allá de las dudosas posibilidades de que esta propuesta pueda efectivizarse- es justa e interesante, pero deja varias preguntas sin respuesta. Parece más dirigida a las elecciones del 2023 y a no renunciar al juego que tiene: Ser parte y oposición del gobierno que ella –erradamente- impuso a su espacio y que los argentinos votaron.
Por el lado del pueblo, alumbró un aggiornado método de lucha: los acampes. Diversos lugares de nuestra geografía urbana y algunas rutas se llenaron de carpas y pobres. Son la contracara o el efecto de malas políticas, ahora agravadas por el Acuerdo con el FMI. Fue “el subsuelo de la Patria sublevada”, como lo definiera Raúl Scalabrini Ortiz, hablando del 17 de octubre de 1945, que volvió a ser protagonista.
Pero esas miles de carpas, amontonadas en distintos escenarios del país, fueron el símbolo de lo que se resiste a ser invisibilizado, pero que no hay forma de ocultar. Allí están y demandan su lugar en la historia. Aquel 17 de octubre eran trabajadores industriales, trabajadores explotados, hoy ni eso. Para el sistema son los “descartables”, “vagos y planeros”. Para su dignidad de personas eran simplemente los olvidados pobres de toda pobreza.
Juan Guahán
Que Argentina está en graves problemas no queda ninguna duda. La mayoría de ellos no son distintos a los que teníamos ayer, una semana, algunos meses o años atrás. Pero ahora están agravados por algo que el gobierno –irresponsablemente- vende como un aporte a la solución: El Acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En efecto, cuestiones vinculadas al crecimiento económico, pobreza, inflación, reclamos callejeros, tarifas, provisión energética, distribución de recursos nacionales ahora están bajo la lupa de los acuerdos con el FMI.
Crecimiento, pobreza, inflación
No es bueno medir lo que pasa en la sociedad centrado en los datos del “crecimiento”. Con el inicio de la pandemia, en el 2020 el país tuvo una caída del PBI del 9,9%. Es sabido que el PBI tuvo una recuperación del 10,3% en el 2021. En el 2022, enero fue un mes a la baja (0,5%) que volvió a ser recuperado en febrero. Lo más importante a señalar es que, en todos estos períodos, el mejor rendimiento correspondió al sector industrial.
Distintos problemas, algunos de ellos derivados de la guerra Ucrania-Rusia con sus efectos sobre la energía, los problemas de la falta de divisas y la inflación auguran que para este 2022 el crecimiento -si existe- será bajo; hoy lo están estimando en alrededor del 2%.
Se acaban de publicar los datos oficiales sobre la pobreza en el último semestre del año pasado. Con el 37,7% (17,1 millones de personas), es el séptimo semestre consecutivo que la pobreza se ubica por encima del 30%. Esto es mejor que el 40,6% que teníamos a fines del primer semestre del año pasado, pero sigue por encima del 35,5% que tuvimos a fines del 2019, antes de la pandemia y del cambio de gobierno.
Entre los factores que contribuyeron a esta reducción de la pobreza se pueden señalar el crecimiento del PBI por la suba de los precios internacionales de gran parte de nuestras exportaciones, básicamente las primarias. Otro componente es la política de congelamientos o límites para el aumento de tarifas públicas y la influencia de los “precios cuidados”.
La baja inversión y las presiones del FMI, sin otros cambios drásticos, le ponen límites a la posibilidad profundizar o continuar esa tendencia a la reducción de la pobreza. Las exportaciones de alimentos, en el marco de la actual evolución de los precios internacionales, es la carta más importante que tiene este triste gobierno para sostener la mejora señalada.
Un dato significativo y lamentable tiene que ver con pobreza infantil y adolescente (0 a 17 años) que trepa al 51,4%. Por último un detalle que llama la atención es que una de cada tres personas que trabajan en blanco es pobre. Según los datos oficiales, la pobreza, distribuida regionalmente indica:42,7% para Cuyo; 39,4% para el Noreste; 39,2% para el Noroeste; 35,3% en la zona pampeana y 31,5% para la Patagonia.
El modelo económico vigente no permite que los aspectos positivos, como el señalado crecimiento industrial, muestren una mejor distribución. En el mismo sentido, otro dato muy interesante es que el salario real promedio de los trabajadores en blanco del bienio 2018/2019, comparado con el mismo valor promedio del período 2020/2021 tuvo una caída del 8%, mientras que el sector del capital (los empresarios) registraron un incremento de tres puntos del PBI.
Al paso que vamos, el acumulado inflacionario del primer semestre estará rondando el 30%. En el Presupuesto 2022 –para todo el año- se estimaba un 33% año. También está muy por encima del 48% puesto como techo en el Acuerdo con el FMI. Alimentos y energía aparecen como los principales factores que empujan la inflación de los próximos tiempos, el incremento de las tarifas de los servicios públicos completa esta perspectiva.
Entre los muchos efectos de la inflación se cuentan la destrucción de los ingresos y el consecuente incremento de los reclamos sociales; la pérdida de confianza y credibilidad en las instituciones estatales y –por último- la extraña sociedad entre gobierno e inflación.
Sobre el tema de los ingresos no solo les quita certidumbre sino que ellos reconocen una caída que no se detiene, los reclamos sociales son su consecuencia directa. En cuanto a esta sociedad entre gobierno e inflación. para los economistas tiene que ver con el hecho que los incrementos de ingresos siempre quedan por detrás de la inflación.
En términos generales se “recupera” el monto del ingreso perdido pero siempre después que ya fuera consumido por la inflación, o es inferior a la misma, un tosco ejemplo es que aumentamos el 45% pero la inflación es del 50%, de ese modo explican que no hay ajuste
Cristina marca la cancha y el reclamo social visibiliza a los “invisibles”
La última semana estuvo políticamente marcada por dos hechos. La vicepresidenta Cristina (Fernández de Kirchner) reapareció, proponiendo un proyecto de ley para hacer que los grandes evasores paguen la voluminosa deuda eterna. Mientras, significativos “acampes” -en diferentes puntos del país- ratificaron la renovación de métodos para confrontar con las políticas de ajuste.
Cristina venia criticando la política seguida ante el FMI y el día de la votación en el Senado se ausentó de la sesión en los momentos oportunos. Ahora quiere escapar del cepo que le pone el Acuerdo con el FMI. Si bien acordaba con el pago de la deuda, no con el acuerdo firmado por el Presidente.
Hizo todos los gestos que pudo para armonizar esas posiciones, manteniendo la importante presencia de “su gente” en puestos claves del gobierno, sin resignar sus críticas. Con el mencionado Proyecto de Ley Cristina imagina encontrar un movimiento mágico para resolver esas contradicciones.
Pero… quedan un par de interrogantes: ¿Porqué ahora? Parece olvidar que el cuestionamiento no es solo al Acuerdo, sino al mantenimiento de una relación que la historia ha probado que es tóxica, siempre que lo hicimos nos dañó. ¿Porqué esta idea no se realizó como parte de la ruptura o investigación de la deuda odiosa?
¿Qué hacemos con el Acuerdo firmado y convalidado parlamentariamente? Para pagar hay varios años, pero ahora… dentro de 40 días tendremos en Buenos Aires al funcionario del FMI que vendrá a revisarnos y decidir qué tenemos que hacer.
Siempre las “condicionalidades” del FMI fueron el instrumento de su dominación. Esta vez, con un inglés al frente de esa comisión revisora (cuando estamos recordando –a 40 años- el sacrificio de aquellos jóvenes que protagonizaron gesta malvinera) nos preguntamos porqué sería distinto.
Como se puede ver esta “jugada” de Cristina -más allá de las dudosas posibilidades de que esta propuesta pueda efectivizarse- es justa e interesante, pero deja varias preguntas sin respuesta. Parece más dirigida a las elecciones del 2023 y a no renunciar al juego que tiene: Ser parte y oposición del gobierno que ella –erradamente- impuso a su espacio y que los argentinos votaron.
Por el lado del pueblo, alumbró un aggiornado método de lucha: los acampes. Diversos lugares de nuestra geografía urbana y algunas rutas se llenaron de carpas y pobres. Son la contracara o el efecto de malas políticas, ahora agravadas por el Acuerdo con el FMI. Fue “el subsuelo de la Patria sublevada”, como lo definiera Raúl Scalabrini Ortiz, hablando del 17 de octubre de 1945, que volvió a ser protagonista.
Pero esas miles de carpas, amontonadas en distintos escenarios del país, fueron el símbolo de lo que se resiste a ser invisibilizado, pero que no hay forma de ocultar. Allí están y demandan su lugar en la historia. Aquel 17 de octubre eran trabajadores industriales, trabajadores explotados, hoy ni eso. Para el sistema son los “descartables”, “vagos y planeros”. Para su dignidad de personas eran simplemente los olvidados pobres de toda pobreza.
El “movimiento antipiquetero” y la Liga Patriótica
Hay cuestiones graves que comienzan a desplegarse sobre el país. No hay dudas sobre la profundidad y falta de respuestas satisfactorias a la larga crisis social que agita a nuestra sociedad.
Mientras el país asiste a un multiplicado reclamo piquetero un diputado de La Libertad Avanza, el ultraderechista partido del histriónico Javier Milei, lanzó la idea de un “Movimiento Antipiquetero Argentino” (MAPA), que –según sus creadores- “busca ponerle freno a los piquetes en Argentina”, lo que implica denunciar tales acciones y plantear las pertinentes acciones penales.
Además publicitaron un “decálogo antipiquetero” cuyo primer principio es: “Adherimos al liberalismo y por ende al principio de la no violencia y al respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo”. De esta declaración se podría concluir que la situación de millones de argentinos que no tienen trabajo y sí hambre, no son formas específicas de violencia del sistema, sino los “proyectos de vida” de quienes viven en esas condiciones.
Estas ideas, por ahora son simples manifestaciones políticas, pero… La vandalización de una estatua de Cristina, el ataque a la memoria de Rodolfo Walsh y otros hechos semejantes dan cuenta de un clima muy denso.
La historia argentin a tiene una larga experiencia de organizaciones que salen a cazar opositores o disidentes. Éstos manifiestan hacerlo dentro de la ley pero no está mal recordar de qué forma nació la Liga Patriótica, en tiempos de Hipólito Yrigoyen para hacer tareas sucias durante las huelgas de la Patagonia, la Semana Trágica en los Talleres Vasena, el ataque a los peores rurales y de la industria de La Forestal en el norte santafesino.
Y no es menos grave e importante lo ocurrido con la Triple A, en años muchos más recientes.
*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
El “movimiento antipiquetero” y la Liga Patriótica
Hay cuestiones graves que comienzan a desplegarse sobre el país. No hay dudas sobre la profundidad y falta de respuestas satisfactorias a la larga crisis social que agita a nuestra sociedad.
Mientras el país asiste a un multiplicado reclamo piquetero un diputado de La Libertad Avanza, el ultraderechista partido del histriónico Javier Milei, lanzó la idea de un “Movimiento Antipiquetero Argentino” (MAPA), que –según sus creadores- “busca ponerle freno a los piquetes en Argentina”, lo que implica denunciar tales acciones y plantear las pertinentes acciones penales.
Además publicitaron un “decálogo antipiquetero” cuyo primer principio es: “Adherimos al liberalismo y por ende al principio de la no violencia y al respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo”. De esta declaración se podría concluir que la situación de millones de argentinos que no tienen trabajo y sí hambre, no son formas específicas de violencia del sistema, sino los “proyectos de vida” de quienes viven en esas condiciones.
Estas ideas, por ahora son simples manifestaciones políticas, pero… La vandalización de una estatua de Cristina, el ataque a la memoria de Rodolfo Walsh y otros hechos semejantes dan cuenta de un clima muy denso.
La historia argentin a tiene una larga experiencia de organizaciones que salen a cazar opositores o disidentes. Éstos manifiestan hacerlo dentro de la ley pero no está mal recordar de qué forma nació la Liga Patriótica, en tiempos de Hipólito Yrigoyen para hacer tareas sucias durante las huelgas de la Patagonia, la Semana Trágica en los Talleres Vasena, el ataque a los peores rurales y de la industria de La Forestal en el norte santafesino.
Y no es menos grave e importante lo ocurrido con la Triple A, en años muchos más recientes.
*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)