G20 en Argentina: En la militarizada Bariloche, prohibido hablar de cambio climático

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Rodolfo Koé Gutiérrez-CLAE|

En un intrascendente acto ante sus ministros y funcionarios, el presidente argentino Mauricio Macri anunció el jueves 30, en el acto de lanzamiento de la presidencia pro-tempore argentina del G20, que adoptará una agenda amigable y componedora con todos los gobiernos, de la que fue eliminado el tema del cambio climático.

Este foro de concertación de políticas para la gobernanza macroeconómica y financiera fue fundado en 1999 con 19 naciones y la Unión Europea (UE) y es la primera vez que la presidencia la ejerce un país latinoamericano.

Diciembre será un mes de alta exposición internacional del gobierno de Macri. Tras tomar posesión de la presidencia del G20 comenzarán las mesas de trabajo en la ciudad de Bariloche. Días después se realizará la cumbre de la Organización Mundial de Comercio en Buenos Aires. Detrás de los reflectores, las alfombras, las cámaras de televisión oficial y las rondas de negociaciones, el gobierno buscará mostrar al mundo su firmeza en cuanto a la creciente protesta social.

Macri ordenó la militarización de los territorios donde se realizará la cumbre. Caravanas de tropas de gendarmes se movilizaron en estos días camino a la comarca andina.

Tras el escándalo de las filtraciones de los Paradise y Panamá Papers, donde varios funcionarios del gobierno y hasta el propio Macri y su familia quedaron involucrados en los paraísos fiscales y la fuga de capitales, el ex premier británico, Gordon Brown, lanzó una campaña internacional para pedirle a Macri, que como presidente del G20, “ilegalice” las cuentas offshore e “imponga sanciones y penas de prisión” a los evasores.

¿Infierno en la nieve andina?

Cuando en julio de este año se realizó en la alemana Hamburgo la cumbre del G20, las protestas tuvieron como consigna “Wellcome to hell” (Bienvenidos al Infierno). Ese infierno se ha traslado a la Patagonia, donde se viven momentos de máxima tensión por los avances represivos sobre las comunidades mapuches de Río Negro, Chubut y Neuquén y el empecinamiento del gobierno de transformar a este inerme pueblo indígena en el nuevo enemigo interno.

“Presidente Macri, nuestra Argentina no se vende”, decía una pancarta durante las manifestaciones contra el G20 en Hamburgo. Hoy, la cumbre del G-20 se hace en un paraíso andino, circundado de tierras apropiadas por multimillonarios argentinos, a los que defiende el actual gobierno contra las reivindicaciones de los pueblos indígenas habitantes originarios de las mismas.

El sábado 25 fue asesinado Rafael Nahuel por efectivos del grupo Albatros, dependiente de Prefectura Naval, y al menos otras cuatro personas resultaron heridas con armas de fuego. La represión, que comenzó el 23 con la detención de mujeres y niños/as, se dio en el marco del desalojo al Lof (comunidad) Lafken Winkul Mapu, en Villa Mascardi, en las afueras de Bariloche.

Tres meses antes, el 1 de agosto, la represión de una protesta de Pu Lof Cushamen en Resistencia, que reclamaban la liberación de su lonko, Facundo Jones Huala, culminó con el ingreso ilegal de las fuerzas de la Gendarmería Nacional a la comunidad. En ese marco desapareció el joven Santiago Maldonado: 72 días después su cuerpo fue hallado sin vida en una zona que fue varias veces rastrillada.

En ambos casos, el Estado Nacional defendió en todo momento la actuación de las fuerzas de seguridad, brazo ejecutor de una orden política.

A esto se suma un despliegue de fuerzas seguridad y organismos de inteligencia sobre las organizaciones sociales, partidos políticos de izquierda y comunidades mapuche. El gobierno informó que tanto la Agencia de Inteligencia Federal (AFI) como los aparatos de inteligencia de las distintas fuerzas trabajan para mapear la militancia anticapitalista que pueda manifestarse en las distintas agendas donde funcionen los foros.

Una agenda a pedir de Trump

La no inclusión del cambio climático da cuenta de la grieta que persiste y se ahonda desde la cumbre de Hamburgo, en julio pasado, en la que el presidente estadounidense Donald Trump, se opuso a dar un apoyo claro a las directrices del Acuerdo de París y reiteró su aval a la explotación de combustibles fósiles y las consecuentes emisiones contaminantes.

Mientras, el presidente francés Emmanuel Macron convocó para el próximo 12 de diciembre, al cumplirse el segundo aniversario de la entrada en vigencia del Acuerdo de París, a una conferencia de líderes mundiales para debatir un plan de “nuevas acciones por el clima, especialmente en términos financieros”, al que fue invitado el presidente Macri, pero cuya presencia está descartada.

Por ende, la contaminación de las matrices energéticas de las potencias económicas, los modelos de producción y consumo, y las consecuencias que muchas poblaciones padecen por el cambio climático, pese a la insistencia de varios actores, no estarán en la agenda.

En línea con el cambio climático también lanzaron mensajes al gobierno el economista asesor de la secretaría general de Naciones Unidas, Jeffrey Sachs, y el papa Francisco, que reclamó un “eje ecológico” en el G20. Las presiones sobre la agenda fueron vanas, ante la decisión de evitar un enfrentamiento entre los líderes o incluso una salida de los Estados Unidos del foro, un fantasma chantajista que se agita por las críticas a la OMC y el retiro de Washington del Acuerdo de París y de la Unesco.

La Argentina reiteró en su agenda, como lo hizo Alemania durante su mandato, la necesidad de hallar soluciones para los cambios que experimenta el mundo del trabajo por la revolución digital en curso con el fin de bajar la pobreza, mientras avanza con sus políticas de flexibilización laboral, lo que significará un recorte de los derechos de los trabajadores, el aumento del desempleo y la pobreza en el país. Y sumará otros temas, como la búsqueda de financiamiento privado para obras de infraestructura y la inserción de productos agrícolas en cadenas globales de valor, en línea con la seguridad alimentaria.

“Hay una disputa que tenemos que gestionar”, reconoció el embajador Pedro Villagra Delgado, representante del presidente Macri ante el G20. “Pero los debates, igualmente, se van a dar”, concedió el sherpa argentino, quien habló también de temas donde no hay posiciones uniformes, como el papel que debe jugar la OMC en el intercambio global de bienes y servicios, la regulación del mercado de acero (que China produce en demasía) o el camino a seguir para aplicar la agenda del desarrollo sostenible de la ONU.

El país a cargo de la presidencia tiene la potestad de fijar la agenda que se discutirá durante el año de reuniones y que quedará plasmada en el documento de trabajo que se conocerá al finalizar la cumbre. Bajo esos parámetros se realizarán durante un año más de 50 reuniones divididas en dos canales temáticos, el canal de los sherpas en donde participarán los delegados de cada país y por el canal de finanzas en la que asistirán técnicos, ministros de finanzas y presidentes de Bancos Centrales.

El diplomático además resaltó que “Argentina en la agenda global no tiene conflictos de tipo estratégicos y eso nos permite realmente ejercer el papel de amigable y componedor”,

Entre el G20 y la OMC

El viernes 1 de diciembre se realizará en Bariloche el lanzamiento de las mesas de trabajo, en las que los denominados “sherpas”- altos representantes- de los distintos países discutirán -entre el 14 y el 16 de diciembre- sobre desarrollo y economía verde, agricultura, empleo, corrupción, turismo y negocios.

Hotel Llao Llao, sede la cumbre del G20

En total se realizarán cincuenta reuniones temáticas, en diferentes ciudades del país (Capital Federal, Mar del Plata, Rosario, Córdoba, Mendoza, Bariloche, Salta, Jujuy, Puerto Iguazú y Ushuaia), en las que se confeccionarán distintos acuerdos en materia de seguridad, energía, cambio climático, trabajo y educación -entre otros temas-, que serían firmados en el segundo semestre de 2018.

Casi en paralelo, del 10 al 13 de diciembre se desarrollará en Buenos Aires la Undécima Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), otro de los foros con el que el presidente argentino intentará mostrarse al mundo. Este último está compuesto por 164 países y el acto inaugural tendrá lugar en Centro de Convenciones de Buenos Aires.

En cambio la OMC va a funcionar sólo en la zona de Puerto Madero, en Buenos Aires, entre el 10 y 13 de diciembre, con presencia de unos 160 países, que tiene como principal objetivo avanzar en la liberalización del comercio mundial. Para esto se realizan rondas de negociaciones (sin mayor éxito desde 1994) y reuniones ministeriales, como la de Buenos Aires, que es su máxima instancia.

La reunión de la OMC se ha transformado en el cónclave más preciado del neoliberalismo internacional y por lo mismo cuenta con un amplio rechazo popular. Hitos como las protestas de Seattle en 1999, están marcados a fuego para el movimiento anticapitalista mundial.

En esa senda, durante el encuentro de la OMC, se realizará también una Cumbre de los Pueblos, en la que participarán delegaciones de organizaciones indígenas, sindicales, campesinas y de mujeres, entre otras, que desarrollarán una serie de foros y movilizaciones para instalar alternativas al modelo promovido por la OMC.

Los más de 20

Hamburgo, 2017

El G20 fue creado en 2008 y reúne a los gobiernos de Estados Unidos, China, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, India, Brasil, Italia, Canadá, Corea del Sur, Rusia, Australia, México, Indonesia, Turquía, Arabia Saudí, Argentina y Sudáfrica. Además participan representantes de organizaciones como la ONU, el FMI, el Banco Mundial, la Organización Internacional del Trabajo, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, la OMC y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

Si bien las resoluciones no son vinculantes, estas se transforman en lineamientos políticos tras los acuerdos que se firman entre los miembros. Este año el cambio climático fue un punto de tensión a raíz de las declaraciones negacionistas del presidente norteamericano Donald Trump.

En 2009 el eje más debatido fueron los denominados “paraísos fiscales” tema que, de colarse en la agenda, sería bastante incómodo para el gobierno argentino.

*Periodista económico argentino, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)