François Houtart, vida y pensamiento: Un hacedor del bien común de la humanidad
Silvia Arana|
François Houtart: Vida y pensamiento es una antología de ensayos publicada en junio de 2019, en el segundo aniversario de la muerte del sociólogo marxista, teólogo de la liberación y activista social.
Cuando muere un maestro, deja un vacío. Cuando muere un maestro, que es también un querido amigo, casi un padre, deja un sentimiento de orfandad. El Grupo de Pensamiento Alternativo transformó el sentimiento desolador de la orfandad en una obra colectiva que continúe el diálogo con el accionar y las ideas de François. Más allá del valioso aporte de lúcidos intelectuales y activistas, este libro es sobre todo un acto de amor por el maestro, expresado colectivamente. y en ello reside su fuerza primordial: en la multiplicidad de voces que en su conjunto logran reunir los aspectos más sobresalientes del gran humanista e intelectual que supo ser también una persona bondadosa.
Nidia Arrobo -de la Fundación Pueblo Indio de Ecuador- fue el eje del proceso de convergencia de militantes de alternativas anticapitalistas que trabajaron junto a François en América, África, Europa y Asia. A los autores del Grupo de Pensamiento Alternativo se sumaron Samir Amín, Frei Betto, Geoffrey Pleyers, Nguyen Duc Truyen, Juan José Tamayo, Wim Dierckxsens / W. Formento entre otros. Así se fue tejiendo la trama de esta obra, con la suma de aportes de Cuenca a Quito, de Brasil a Sri Lanka, de España a Vietnam…
“A François le debemos la creación del Foro Mundial de Alternativas”
El punto de partida del libro es la afirmación inequívoca de Samir Amin: “A François le debemos la creación del Foro Mundial de Alternativas”. Samir Amin, destacado economista marxista independiente, explica que el término alternativas está en plural porque no creían tener una receta de qué se debía hacer, sino que el objetivo era convocar a una convergencia de alternativas. François propuso un lugar de encuentro, de intercambio de ideas entre todos los movimientos en conflicto con la lógica y las políticas implementadas por el capitalismo neoliberal.
El primer encuentro se realizó en El Cairo en abril de 1997. Y el lanzamiento público tuvo lugar en enero de 1999 en Davos, Suiza. “¿Por qué no ir al sitio elegido por las oligarquías políticas y financieras que manejan el mundo para hacer un anti-Davos?”, preguntó François. Precisamente eso hicieron con la participación de sindicalistas de Brasil, India, Corea del Sur y Francia; campesinos de Burkina Faso, Bali, India y Brasil y de movimientos de mujeres de Quebec y China.
Le Monde Diplomatique difundió la agenda anti-Davos, en la que se respondía desde la perspectiva de los campesinos/obreros/trabajadores a cada punto de la agenda Davos, que representa los intereses de los multimillonarios que gobiernan el mundo. El Foro Mundial de Alternativas fue el origen de los Foros Sociales Mundiales.
Lo que nos une es más importante que lo que nos divide
Más allá del (necesario) debate de ideas, el objetivo primordial compartido por François y Samir era crear instancias de coordinación de las luchas sociales dentro de cada país y entre los diferentes países; una convergencia de alternativas con respeto por la diversidad, bajo el lema: Lo que nos une es más importante que lo que nos divide.
El espíritu internacionalista y el respeto por la diversidad en pos de la convergencia de distintas tendencias populares en lucha por el cambio social han sido la brújula del activismo y del pensamiento de François. Nidia Arrobo dice: “Multifacético y abierto a todas las causas, a François le dolía el mundo… y asumía como propios los grandes problemas como el sufrimiento infligido en los pueblos del Medio Oriente, los Tamiles, Haití. Se opuso al injusto bloqueo contra Cuba, la sangrienta guerra en Colombia, la opresión contra los pueblos indígenas, la devastación de los ecosistemas, el calentamiento global…
Apoyó las luchas anticolonialistas africanas, la resistencia vietnamita… Trabajó junto a humanistas, los movimientos campesinos, indígenas y defensores de los derechos humanos y de la naturaleza -no como observador sino como miembro activo: investigando, analizando, diseñando soluciones e involucrándose en la aplicación de esas soluciones -fiel al método aprendido en Bélgica junto a la Juventud Obrera Católica: Ver/Juzgar/Actuar”.
“Había que salir a las minas de carbón, a las aldeas, a las cooperativas agrícolas del Boerenbond”
Y es en Bélgica, en la Universidad de Lovaina, donde Gustavo Pérez conoció a François en 1954, como lo relata en su ensayo testimonial “Mis experiencias de vida con François Houtart desde 1954”. Quien los introduce es Camilo Torres -el sacerdote tercermundista y revolucionario que murió luchando por una sociedad más justa en Colombia. Gustavo y Camilo -ambos colombianos- eran amigos desde muy jóvenes y decidieron continuar estudiando sociología en Lovaina por recomendación del joven profesor Houtart, quien devino mentor de ambos (a pesar de su juventud, 29 años, solo unos pocos años mayor que Gustavo y Camilo).
“François nos inició en la formación académica en contacto con la realidad. Había que salir a las minas de carbón, a las aldeas, a las cooperativas agrícolas del Boerenbond; asistir a reuniones de la Juventud Obrera Católica (JOC), de los sindicatos. La amistad con François, que perduró a través de los tiempos, nos impactó a Camilo y a mí; fue nuestro guía y consejero”, dice Gustavo. La amistad y el trabajo compartido en las ciencias sociales y en la teología de la liberación dura más de 60 años.
Arraigar las luchas en el análisis de la realidad social
El artículo de Nguyen Duc Truyen[1], “François Houtart en la memoria de sus amigos vietnamitas”, señala que la entrañable amistad de cuatro décadas surge con la participación activa de François en defensa de la paz de Vietnam. Fue presidente de la Asociación de amistad belga-vietnamita y desde 1978 cooperó en la investigación científica con el Instituto de Sociología de Vietnam realizando un estudio de terreno en la comuna rural de Hai Van en el delta del río Rojo. François se incorporó a la vida de la comuna, especialmente al quehacer de la cooperativa agrícola.
Su aporte fue integral; en la década de 1970, por su iniciativa y trabajo se mejoró el dispensario médico de la comuna y se creó un jardín de plantas medicinales y un taller para producir medicamentos. En la década de 1990, influyó en la creación de una escuela primaria y otra secundaria. En la década de 2000, ayudó a formar centros de capacitación técnica y un fondo de microcrédito. A la par, elaboraba informes sociológicos sobre la comuna.
En el primer informe de 1980, resaltó la importancia del modelo socialista de colectivización, pero también expresó sus reservas sobre el proceso de transformación económico-social proponiendo que se impulsara la educación como tarea urgente en el corto y en el largo plazo para garantizar un equilibrio entre el modelo económico y el cultural. No solo propuso iniciativas de desarrollo de la educación sino que también buscó los fondos internacionales de ayuda al desarrollo para financiar una parte importante de la infraestructura de la comuna.
Cooperó con el Instituto de Sociología de Hanoi siendo el primer profesor que enseñó de manera sistemática y práctica los conocimientos fundamentales de la Sociología a los investigadores del Instituto. El primer informe sobre la comuna rural de Hai Van contribuyó a formar a la primera generación de investigadores del Instituto de Sociología -entre los que figura Nguyen.
En Vietnam, al igual que en otras partes del mundo, arraigar las luchas en el análisis de la realidad social, fue el leitmotiv de François Houtart, señala Geoffrey Pleyers en su artículo “François Houtart: Una sociología de la liberación”. Agrega que no era solo un analista de la evolución de la sociedad y de los movimientos sociales, sino que fue ante todo un protagonista del cambio: desde la década del 70 planteó la necesidad de lograr la confluencia de las luchas sociales, tanto entre países como entre diferentes sectores, incluyendo a los gobiernos progresistas, de los que rescataba su potencial para “promover alternativas y realizar cambios sociales” -sin dejar de señalar con espíritu de crítica constructiva las políticas “post-neoliberales, pero no post-capitalistas” de dichos gobiernos.
El rol clave de François en el desarrollo de la solidaridad internacional con el pueblo tamil de Sri Lanka queda plasmado en el artículo “François: Luminoso ejemplo de solidaridad con Tamil Eelam”[2]. Viraj Mendis revive la muerte de François en la Fundación Pueblo Indio de Ecuador, en la víspera de un evento en solidaridad con el pueblo Tamil en Quito.
Dice: “Me acuerdo muy claramente de aquel día fatídico de junio [de 2017] cuando Surimana, Nidia y yo intentábamos reanimar a François… En lo más íntimo de nuestros corazones, sabíamos que era demasiado tarde, pero había una desesperación en nuestros esfuerzos para reanimarlo.
Esta desesperación no se basaba únicamente en los profundos sentimientos que teníamos por este hombre excepcional. En aquel momento frenético, sentíamos también una ansiedad por cómo su muerte afectaría a la lucha en la cual los cuatro estábamos tan íntimamente involucrados. Sin él esta lucha jamás hubiera empezado. Y desde su comienzo, él fue su interlocutor como así también su mayor catalizador. Desesperadamente queríamos que viviera porque lo amábamos y, también porque nuestra lucha colectiva lo necesitaba…”
Francisco Muñoz en el ensayo “François Houtart: Política y liberación” señala que a partir de la crisis de 2008, el pensamiento de François se articula en torno a tres temas fundamentales: la naturaleza estructural de la crisis del capital, los procesos de transición y la propuesta alternativa de los bienes comunes de la humanidad. Resalta que en su dimensión utópica el pensamiento político de Houtart se basa en el paradigma de la esperanza, comprendida como una expresión y un concepto fidedignamente cristiano-evangélico, que enfoca el futuro y la superación de la pobreza y la explotación en la transformación de la situación en la Tierra y en el presente.
“Movilizar las energías en un Frente Unido”
El aporte de François Houtart para comprender y transformar la realidad ecuatoriana es de una magnitud invaluable. Aplica el método científico para analizar la realidad y proponer soluciones en diálogo con los movimientos sociales, en contacto directo con los campesinos y las comunidades indígenas del país. Algunos de los autores ecuatorianos -Esteban Daza, José Astudillo, Fernando Vega, Francisco Muñoz- ahondan en diferentes aspectos del aporte de François. Por su parte, Napoleón Saltos señala que para François era primordial “la posición de los movimientos sociales, sobre todo de los pueblos indígenas. Escuchaba a todos los sectores. Tenía acceso para hablar directamente con el presidente Correa, sobre todo en el primer período.
Tenía una relación especial con las organizaciones indígenas, sobre todo con la CONAIE, no sólo a nivel de dirigencia, sino de bases. Periódicamente recorría el país, especialmente el campo… Buscó servir de puente para restablecer los lazos entre el gobierno y el movimiento indígena en momentos de conflicto, como en el caso de la amenaza de quitar el local a la CONAIE o ante la criminalización de la lucha social. Pero recalcaba que se trataba de discrepancias dentro de la izquierda”.
Creo que la antología logra con creces el propósito de continuar el diálogo con el pensamiento y el accionar de François Houtart, motivándonos a leer o releer sus escritos. Por mi parte, volví a leer “La agricultura campesina e indígena como una transición hacia el bien común de la humanidad: el caso del Ecuador”, uno de sus últimos artículos[3]:
Para el futuro, la solución no se encuentra en un capitalismo oligárquico vinculado con el capital financiero. Tampoco la continuidad de un capitalismo moderno dará la respuesta que no ha podido proponer durante la última década. Se trata de una nueva propuesta, basada sobre una refundación del proyecto, como un elemento de una transición hacia un paradigma post-capitalista.
Por eso las fuerzas de la lucha social deben reconstruirse desde la base, movilizando las energías en un Frente Unido, con metas precisas y propuestas concretas, donde nadie, en particular los movimientos indígenas, pierda su identidad. Es urgente. Es posible. Mañana será demasiado tarde.
En defensa de la capitana alemana del barco Sea Watch detenida por rescatar a 40 inmigrantes que naufragaron en el Mediterráneo, decía acertadamente el filósofo Santiago Alba Rico que en un solo gesto la valiente joven expresó uno de esos valores fundamentales que debemos proteger: la opción preferencial por los otros. De igual manera, podemos decir que los gestos de François expresaron un valor esencial que debemos proteger: la opción preferencial por los otros.
*Editora del libro François Houtart: Vida y pensamiento.
Notas:
[1] Traducido del francés por Víctor Hugo Jijón, Grupo de pensamiento alternativo.
[2] Traducido del inglés por Billy Gills, Grupo de pensamiento alternativo.
[3] La agricultura campesina e indígena como una transición hacia el bien común de la humanidad: el caso del Ecuador -François Houtart: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=225334