Francia impone toque de queda en barrios de la caribeña Martinica
Victoria Korn
Las autoridades de Martinica impusieron este miércoles un toque de queda nocturno en algunos barrios de la capital Fort-de-France después de varias noches de violencia por el incremento del coste de vida en esa isla francesa en el Caribe, en medio de tensiones crecientes.
El gobernador de ese departamento de ultramar (colonia), Jean-Christophe Bouvier, firmó “un toque de queda” entre las 21 y las 05 horas en las zonas más afectadas por las manifestaciones, que estará vigente hasta, como mínimo, el 23 de septiembre. Desde principios de septiembre, esta isla de 350 mil habitantes es escenario de un movimiento de protesta contra el encarecimiento de la vida en el que se han registrado saqueos, incendios de negocios y barricadas.
Un estudio del instituto de estadística nacional Insee en 2022 demostró que los precios de los alimentos en Martinica eran un 40 por ciento más caros que en el territorio continental de Francia.
Durante este episodio de protestas, resultaron heridos 11 policías por disparos y también “tres alborotadores”, uno de ellos por bala, dijo Bouvier.
También se produjeron 15 arrestos vinculados a estas violencias, explicó el gobernador, que informó del envío de cien gendarmes como refuerzo.
Los disturbios, que estallaron en la capital Fort-de-France, son el resultado de la frustración de los residentes locales ante los precios exorbitantes de los alimentos, que en 2022 se estimaron en un 40 % más altos que en la Francia metropolitana.
La situación se agravó el martes por la noche, cuando manifestantes incendiaron un restaurante McDonald’s, dejando a varios empleados sin trabajo, y atacaron un hipermercado Carrefour, bloqueando su aparcamiento con barricadas.
Desde el inicio de las protestas, la situación se ha vuelto alarmante: según el prefecto regional, se han incendiado 44 vehículos y 35 establecimientos han sido atacados. Además, las fuerzas del orden han realizado 15 detenciones y más de 11 policías han resultado heridos en los enfrentamientos.
Para hacer frente a la violencia, se ha enviado un escuadrón de la Gendarmería, compuesto por un centenar de efectivos, para reforzar la seguridad en la isla y restaurar el orden.
Este descontento no es un hecho aislado. A principios de este año, otra región francesa de ultramar, Nueva Caledonia, experimentó protestas significativas debido a un controvertido proyecto de ley que modificaba los derechos de voto, generando un impacto económico devastador que se calculó en 1.500 millones de euros (1.630 millones de dólares) durante casi dos meses de disturbios.
La población de Martinica sigue a la espera de soluciones efectivas que aborden el creciente problema del costo de la vida y restauren la paz social en la isla.
**Periodista venezolana, analista de temas de Centroamérica y el Caribe, asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)