Francia en “guerra”: breves apuntes
Nicolás Boeglin (*)
El pasado 16 de noviembre, las máximas autoridades francesas declararon oficialmente que Francia se encuentra en estado de guerra (ver texto del discurso de su Presidente ante ambas Cámaras del Poder Legislativo reunidas en “Congreso”): en su alocución, se lee, entre otras cosas, que: “Francia está en guerra. Los actos cometidos viernes por la noche en París y cerca del Stade de France, son actos de guerra. Han causado la muerte de al menos 129 personas y numerosos heridos. Constituyen una agresión contra nuestro país, contra sus valores, contra su juventud, contra su modo de vida” (Traducción libre del autor de”La France est en guerre. Les actes commis vendredi soir à Paris et près du Stade de France, sont des actes de guerre. Ils ont fait au moins 129 morts et de nombreux blessés. Ils constituent une agression contre notre pays, contre ses valeurs, contre sa jeunesse, contre son mode de vie“).
Desde la perspectiva política, esta declaración responde a la emoción suscitada en la sociedad francesa por la violencia de los ataques realizados el 13 de noviembre pasado en París, su grado de coordinación, y por el impacto causado por la cobertura en cuanto a imágenes, testimonios, fotos (tanto en medios de prensa como en redes sociales): la sociedad francesa se encuentra profundamente conmocionada.
Ahora bien, desde la perspectiva estrictamente jurídica, los atentados del 13 de noviembre están dando lugar al uso de términos raramente usados en el pasado por parte de las autoridades francesas para calificar actos muy similares en cuanto a su naturaleza, lo cual, merece ser señalado. El extender un mismo calificativo a situaciones distintas puede responder a un ejercicio que vaya mucho más allá de loemotivo.
En primer lugar, asistimos a una peculiar interpretación del concepto tradicional de “guerra”, la cual supone un enfrentamiento bélico entre dos Estados: un Estado se declara en guerra contra otro Estado (y no contra un ente no estatal).
Más llamativo aún, otro término como el de “agresión”, está igualmente dando lugar a un interesante interpretación, a nuestro juicio riesgosa, como lo veremos a continuación: considerar, por parte de un Estado, como acto de “agresión” un acto cometido por una entidad no estatal, tiene su significado. El recurrir, por parte de un Estado a usar la palabra “agresión” responde a una motivación particular que los especialistas en derecho internacional conocen bastante bien.
A diferencia del año 2001, en el que no existía definición alguna de este término debidamente consensuada por la comunidad internacional, hoy se cuenta con la definición de “agresión” adoptada en el 2010 en Kampala (ver texto oficial en los seis idiomas oficiales de Naciones Unidas) por parte de los Estados Partes a la Corte Penal Internacional (CPI): su revisión minuciosa indica que quedan excluidos de ella actos cometidos por entidades no estatales. La definición, acordada 9 años después del 11 de setiembre del 2001, se lee en los siguientes términos, y nos permitimos reproducirla en toda su extensión:
“Artículo 8 bis
Crimen de agresión:
- A los efectos del presente Estatuto, una persona comete un “crimen de agresión” cuando, estando en condiciones de controlar o dirigir efectivamente la acción política o militar de un Estado, dicha persona planifica, prepara, inicia o realiza un acto de agresión que por sus características, gravedad y escala constituya una violación manifiesta de la Carta de las Naciones Unidas.
- A los efectos del párrafo 1, por “acto de agresión” se entenderá el uso de la fuerza armada por un Estado contra la soberanía, la integridad territorial o la independencia política de otro Estado, o en cualquier otra forma incompatible con la Carta de las Naciones Unidas. De conformidad con la resolución 3314 (XXIX) de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de 14 de diciembre de 1974, cualquiera de los actos siguientes, independientemente de que haya o no declaración de guerra, se caracterizará como acto de agresión:
- a) La invasión o el ataque por las fuerzas armadas de un Estado del territorio de otro Estado, o toda ocupación militar, aún temporal, que resulte de dicha invasión o ataque, o toda anexión, mediante el uso de la fuerza, del territorio de otro Estado o de parte de él;
- b) El bombardeo, por las fuerzas armadas de un Estado, del territorio de otroEstado, o el empleo de cualesquiera armas por un Estado contra el territorio
de otro Estado;
- c) El bloqueo de los puertos o de las costas de un Estado por las fuerzas armadas de otro Estado;
- d) El ataque por las fuerzas armadas de un Estado contra las fuerzas armadas terrestres, navales o aéreas de otro Estado, o contra su flota mercante o aérea;
- e) La utilización de fuerzas armadas de un Estado, que se encuentran en el territorio de otro Estado con el acuerdo del Estado receptor, en violación de las condiciones establecidas en el acuerdo o toda prolongación de su presencia en dicho territorio después de terminado el acuerdo;
- f) La acción de un Estado que permite que su territorio, que ha puesto a disposición de otro Estado, sea utilizado por ese otro Estado para perpetrar un acto de agresión contra un tercer Estado;
- g) El envío por un Estado, o en su nombre, de bandas armadas, grupos irregulares o mercenarios que lleven a cabo actos de fuerza armada contra otro Estado de tal gravedad que sean equiparables a los actos antes enumerados, o su sustancial participación en dichos actos”.
Hemos revisado si la versión en francés de esta misma definición acordada en el 2010 añade algún acápite adicional: para tranquilidad de nuestros lectores y nuestra, se mantiene sin añadido alguno.
Al revisar una y otra vez esta definición, a la cual concurrieron 120 delegados de los Estados Partes al Estatuto de Roma, la actual motivación de Francia con relación al uso del término de “agresión” se deja entrever con mucha mayor claridad. No es casualidad que el único Estado que se haya apresurado en apoyar a Francia a la hora de calificar los atentados ocurridos en París el pasado 13 de noviembre como “acto de guerra” fue Estados Unidos (ver nota de prensa): en su momento, Estados Unidos también le declaró la “guerra” al terrorismo, con todas las implicaciones que ello conllevó para justificar posteriormente su actuar.
Cabe recordar que los primeros bombardeos en Siria realizados por aviones militares de Francia se realizaron en la mañana del domingo 27 de setiembre (ver nota de Le Monde). El día siguiente, 28 de setiembre, en su alocución ante la Asamblea General de Naciones Unidas, el Presidente de Francia abogaba por la necesidad de excluir a las actuales autoridades de Siria de las negociaciones sobre el futuro de Siria (ver artículo de Le Monde). En su discurso pronunciado en Nueva York (ver texto) se lee que: “Nousnoussoutenons, la France, l’oppositionsyrienne, l’oppositiondémocratique. Nous la considérons comme la seule représentante légitime du peuple syrien. Et là-dessus, nous ne transigeons pas et nous ne faisons aucun compromis parce qu’il y aurait menace. Le régime de Bachar Al-Assad mérite tout autant d’être condamné car il est complice de ce qui s’est produit en Syrie depuis trois ans, 200 000 morts et combien de personnes déplacées“.
Por su parte, Rusia condenó de manera vehemente, a través de su portavoz, estas acciones militares francesas indicando que este ataque contra ISIS – o Estado Islámico (EI) -, sin la autorización de las autoridades sirias ni la del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, constituían “el exterminio del derecho internacional ante los ojos” del mundo (según se lee en este cable de la agencia EFE reproducido en El Comercio). Como bien se sabe, el uso de la fuerza por parte de un Estado contra otro Estado es prohibido en derecho internacional, y esta prohibición ha sido jurídicamente consagrada en la misma Carta de las Naciones Unidas adoptada en 1945. La única excepción a esta regla la constituye la acción militar en el marco de la legítima defensa, o bien en el marco de una acción militar debidamente autorizada por parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Se considera que una acción militar que cuente con el consentimiento previo e informado del Estado cuyo territorio es objeto de operaciones militares es de igual forma válido, desde la perspectiva jurídica.
El jefe de la diplomacia francesa justificó aquellas acciones aéreas haciendo referencia al artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas (que prevé la figura de la legítima defensa), y lo hizo en los siguientes términos: “Nousavonsfrappé, il y a quelquesjours et nouscontinuerons à le faire dans le cadre de la légitimedéfense de l’article 51 de la Charte des Nationsunies. Il faut mener ces actions militaires et je dirai que de ce point de vue là un bilan lucide de ce que nous avons fait les uns les autres depuis maintenant plusieurs mois amène sans doute à des améliorations” (ver texto deldiscursopronunciado el 29/09/2015 duranteunacumbre sobre el terrorismo).
Estos bombardeos franceses de setiembre del 2015, que se justificaron con base en una interpretación bastante peculiar de la noción jurídica de legítima defensa, fueron antecedidos por los realizados por aviones deAustralia, el 15 de septiembre (ver nota de TheGuardian) y el primer bombardeo por parte del Reino Unido desde un dron, realizado el 7 de septiembre (ver nota del NYTimes): las autoridades británicas confirmaron que de los tres fallecidos, dos eran nacionales del Reino Unido sospechosos de combatir en la filas de ISIS (ver nota de prensa). La eliminación física de sospechosos de nacionalidad británica en Siria – no se registra, salvo error de nuestra parte, eliminación física de sospechosos de pertenecer a ISIS en suelo británico … – fue justificada por sus autoridades con base en otra (muy peculiar) interpretación de la noción de legítima defensa de un Estado: se lee en la nota precitada que “Itwasnecessary and proportionateforthe individual self-defence of the UK“. En una carta enviada al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el mismo 7 de septiembre del 2015 relacionada a un ataque similar en territorio de Siria del mes de agosto (ver texto), Reino Unido justifica su accionar con razones similares: “On 21 August 2015 armedforces of theUnitedKingdom of Great Britain and NorthernIrelandcarriedout a precisionairstrikeagainstan ISIL vehicle in which a target knownto be activelyengaged in planning and directingimminentarmedattacksagainsttheUnitedKingdomwas travelling. Thisairstrikewas a necessary and proportionateexercise of the individual right of self-defence of theUnitedKingdom“: la “iminencia” de un ataque armado (“imminentarmedattacks“) por parte de un grupo terrorista, justifica, según los diplomáticos del Reino Unido, el recurrir a la noción de legítima defensa, recordando la noción de “legítima defensa preventiva” defendida por el Departamento de Estado de los Estados Unidos a partir del 2001 para justificar sus acciones militares “anticipadas” en su denominada “guerra contra el terrorismo”.
Más allá de estas interpretaciones un tanto antojadizas de principios básicos del derecho internacional de los últimos meses (al que participan varios Estados), y del sutil “glissementsémantique” al que ha procedido en días recientes Francia, la dudosa legalidad de estos bombardeos aéreos llevaron a las nuevas autoridades electas de Canadá a poner un término a estas operaciones en Siria y en Irak (ver nota de The Guardian), el pasado 21 de octubre del 2015. Algunasvocesen Francia han señaladoen díasrecientesque las accionesmilitares en sí no resuelvenmayormente la situación y puedenagravarla: se lee en un artículo de Le Monde que ” « pour gagner la guerre en France, il faut gagner la paix au Moyen-Orient », remarque le sociologue Edgar Morin, qui rappelle que les forces occidentales sèment également la désolation sur le théâtre des opérations avec leurs drones, bombardements et leurs cohortes de dommages collatéraux“.
Desde el punto de visto jurídico, en el mes de setiembre del 2014, un connotado especialista belga ya señalaba en un artículo (cuya lectura recomendamos), la similitud de los argumentos esgrimidos por Estados Unidos en el 2001 y en el 2014 con relación a intervenir militarmente en el territorio de otros Estados, bajo el pretexto de luchar contra el terrorismo. Su artículo se titula precisamente “De la doctrine Bush à la doctrine Obama: le retour des guerrespréventives“. Como bien se sabe, en materia de seguridad, Estados Unidos y algunos de sus aliados como Israel, tienen una lectura muy peculiar de algunas reglas básicas del derecho internacional: la primera operación militar registrada aduciendo oficialmente actuar en “legítima defensa preventiva” fue el bombardeo por parte de Israel de una central nuclear en Irak en 1981 (la central de Osirak, construida por Francia). En el 2008, otro aliado de Estados Unidos, Colombia, se refirió a este mismo argumento para intentar justificar ante la comunidad internacional su operación comando en Ecuador en marzo del 2008 (operación denominada “Operación Fénix”).
En lo que respeta a Francia, permanece la duda de saber si sus autoridades evaluaron de manera rigurosa los riesgos de bombardear posiciones de ISIS en Siria; y si al hacerlo, aumentaron significativamente la vigilancia y la seguridad en su propio territorio ante las posibles (y previsibles) represalias que se tomarían en su contra. Tres días después de estos primeros bombardeos realizados el 27 de setiembre del 2015, un juez especialista en la lucha antiterrorista advertía en una entrevista en Paris Match (ver cita hecha en este artículo de Le Monde) que: “« J’aiacquis la conviction que les hommes de Daech [Etatislamique] ontl’ambition et les moyens de nousatteindrebeaucoup plus durement en organisant des actionsd’ampleur, incomparables à cellesmenéesjusqu’ici. Je le dis en tant que technicien : les jours les plus sombres sont devant nous. La vraie guerre que l’EI entend porter sur notre sol n’a pas encore commencé. »
El grado de coordinación de los atentados del 13 de noviembre indica que, pese a algunas medidas tomadas por las autoridades, tomó desprevenidas a varias unidades adscritas a la lucha antiterrorista y a los servicios secretos franceses. A modo de represalia, el pasado 15 de noviembre, Francia procedió a nuevos bombardeos en Siria contra ISIS en respuesta a los atentados ocurridos en París. El 17 de noviembre una segunda oleada de bombardeos aéreos de Francia tuvo lugar en Siria (ver nota de Le Figaro).
Según todo parecieraindicar, la estrategia de Estados Unidos en su lucha contra los autores del 11/S cuenta ahora con entusiastas adeptos en el seno de lasactuales autoridades en Francia.
(*)Profesor de Derecho Internacional Público, Facultad de Derecho, Universidad de Costa Rica (UCR).