Foro de Davos: Las vergonzosas mentiras de Javier Milei
Juan Guahán
El Foro de Davos nació en 1971, bajo el ala de las familias reales europeas. Éstas, detrás de sus frívolas apariencias mantienen una fuerte incidencia en variadas cuestiones mundiales. Fue el Príncipe Bernardo de Holanda (hoy Países Bajos) quien le dio mayor impulso al igual que –al más secreto- Grupo Bilderberg, considerado por muchos como un poder mundial detrás del trono. Bernardo comprendió que los lujos y oropeles, además de las importantes riquezas materiales de sus coronas, corrían riesgos si no se asociaban con el peso y a la capacidad de gestión estadounidense.
Encontró en la familia Rockefeller los aliados efectivos y eficaces para llevar adelante las ideas de un fortalecimiento de las relaciones empresariales entre Europa y los EEUU. Con el paso del tiempo el Foro Económico Mundial o Foro de Davos fue ampliando su campo de acción. Lejos del “mundanal ruido” y fijó su sede en una paradisíaca comuna suiza, cercana a Ginebra, en un poblado que le dio su nombre.
Su particularidad fue la interacción público-privada como mecanismo para superar los desafíos de cada momento. La crisis de los acuerdos de Bretton Woods y la guerra árabe-israelí de 1973 hizo que –por primera vez- en 1974 se invitara a dirigentes políticos. En el 2015 hizo un acuerdo asociativo con las Naciones Unidad y alcanzó el nivel de organización internacional. Al día de la fecha alrededor de 850 empresas de la primera línea mundial apoyan su funcionamiento, entre ellas hay varios bancos que operan en nuestro país.
En las sesiones de este año hubo uno 2800 participantes, un centenar de los mismos eran líderes de gobiernos o de la oposición de diferentes países. Entre sus figuras más destacadas cabe señalar a los presidentes de Colombia (Gustavo Petro, España (Pedro Sánchez), Francia (Emmanuel Macron), Kenia (William Ruto), Ucrania Volodimir Zelensky); los primeros ministros de Jordania (Bisher Al Khasawne), Qatar (Mohammed bin Abdulrahman Al Thani) y de su par chino (Li Qiang). Además, estuvo presente el Secretario de Estado de los Estados Unidos (Antony Blinken). Entre esas personalidades figuró el argentino Javier Milei.
Esta edición del Foro Económico Mundial culminó con esta reunión anual. Lo hizo, cargado de propuestas y expresiones públicas de buena voluntad, por debajo de las mismas emerge la realidad de un mundo que se hunde en el abismo de una desigualdad insoportable.
La consigna de este Encuentro “Reconstruir la confianza” da cuenta de un objetivo imposible, porque la confianza comienza con el respeto al otro. El poder obsceno de unos, a la par de una miseria que avergüenza a la humanidad de otros, indica la ausencia de ese punto inicial de toda confianza. “Reconstruir la confianza” supone acabar con la lógica de este sistema individualista incapaz de construir tal confianza.
El Presidente argentino debía hablar sobre el primer eje de este encuentro: “Lograr la seguridad y la cooperación en un mundo fracturado”. Resulta al menos paradojal que un Presidente pueda ser creíble, cuando deja a la libertad de los mercados –promotores de la desigualdad actual- la función de dar seguridad al conjunto mediante la cooperación. Mucho menos si considera que la plataforma de esta reunión forma parte de una visión socialista del mundo.
Pero Milei habló y fue demasiado lejos… su alabanza a los monopolios y la concentración económica parecen venir de otra civilización. Con ella sueñan sus mentores, los grandes conglomerados financieros –también conocidos como “Fondos Buitre”- que andan asolando a la humanidad como lobos hambrientos persiguiendo ovejas, mientras esperan una rápida concreción de un poder mundial que esté en sus manos, sin limitaciones ni intermediaciones estatales… (si fuera posible). Pero las cosas no son así.
Señor Presidente. Este mundo occidental y capitalista creció tanto y tan rápidamente, justamente al amparo de los Estados que usted niega. Hoy ese mundo teme por ese progreso sin límites, porque se ha dado cuenta que sus saqueos, extracción de bienes y envenenamientos químicos están dañando la naturaleza poniendo en riesgo la vida humana en su única casa conocida: Este planeta.
Señor Presidente: Usted dijo: “Estoy en Davos para decirles que Occidente está en peligro”, eso es cierto. Pero equivoca el diagnóstico, al decir: “Porque quienes deben defender sus valores se encuentran cooptados por una visión socialista”. No Señor Presidente, eso no es cierto y usted lo sabe. Occidente está en peligro porque el capitalismo ha devorado por dentro, su cultura y su futuro, hasta dejarlo vacío. Por eso quieren salvar la ropa pegando manotazos de ahogado y -en ese camino- marcha hacia un destino que difícilmente pueda eludir: ¡Terminar en el basurero de la historia!
La realidad contradice a Milei
Al inicio del Foro de Davos, llegó a los organizadores de esa reunión un Informe que vale la pena comentar. Se trata del Informe Anual sobre “desigualdad” producido por Oxfam, una Confederación Mundial formada por 19 organizaciones, mayoritariamente integrada por docentes universitarios, de distintos países, con sede en Nairobi, Kenia.
Es interesante recorrer algunos de sus datos porque ellos constituyen una especie de contracara del mencionado Encuentro, de la flor y nata del poder mundial. En este caso se traza la evolución, de sus riquezas, entre el 2020 y el fin del 2023.
En ese período los 5 hombres más ricos del planeta duplicaron su fortuna. Ella creció a razón de 14 millones de dólares por hora; mientras tanto unos 5 mil millones de personas se empobrecieron en el mismo período.
Para fines del 2023 esos 5 empresarios, cuyas riquezas crecieron en esos últimos 3 años un 114%, son: Bernard Arnault (francés, del sector de artículos de lujo); Jeff Bezos (EEUU, Amazon); Warren Buffet (inversor EEUU); Larry Ellison, (EEUU, del sector del software); Elon Musk (sudafricano, de Tesla, ex líder de Twiter, ahora X) El orden de los mismos varía mes a mes según la evolución de diferentes variables económico financieras. Mientras sus riquezas se duplicaban 4.770 millones de personas, se empobrecían perdiendo el 0,2% de sus bienes.
En el trienio considerado sus ganancias crecieron un 52% respecto a las que ya habían tenido en el período 2015/2018. El Director Ejecutivo de Oxfam, el indio Amitabh Behar, afirmó acongojado –al hacer público ese Informe- que esas riquezas crecieron a costa de una caía del resto de la población y que solo el 1% de personas, los más ricos del mundo, poseen el 43% de los activos financieros mundiales. Mientras miles de millones padecen pandemia, guerra e inflación, la fortuna de estos multimillonarios crece obscenamente.
De cumplirse con el discurso de Milei, Argentina entrará en el cono de sombra de los regímenes más impúdicos de la humanidad. El gobierno argentino está debatiendo acuerdos con Elon Musk, para que éste se apodere de nuestro litio y avance en el mercado de las telecomunicaciones con Starlink, su compañía proveedora de satélites de internet. Esta perspectiva es la muestra de una vergüenza que marcará a fuego a quienes están dispuestos a seguir ese rumbo.
Dos aspectos concretos dan cuenta de los efectos de estas tendencias, la profundidad y extensión de los cambios de consumo y culturales que ellos suponen. El francés Bernard Arnault, uno de los integrantes de esta temible delantera, se ha incorporado recientemente al lugar de los más ricos y al mismo tiempo ha perdido ese lugar la familia Wallmart.
El francés Arnault se jugó por un mercado destinado a élites que lo ha llevado a la cima de la acumulación económica; Louis Vuitton, Christian Dior, Tiffany, Givenchy son algunas de las marcas que vende –cada día más- alegrando la vida de los más ricos y poderosos. Wallmart, que perdió ese lugar, alimentaba masivamente a sectores de menores recursos, que cada vez pueden consumir menos.
El hecho que estos cinco grandes sean hombres, viene a ratificar que el patriarcado sigue siendo un valor que está vivo y aún no ha sido quebrado, mal que le pese al careteador argentino Javier Milei.
El sistema económico capitalista es una gigantesca máquina para extraer la riqueza producida por los de abajo y trasladarla hacia la acumulación de la cúspide de la pirámide social más brutal de la historia.
Una conclusión de estas reflexiones y respuesta a la vergüenza que nos significó la intervención de Milei -en Davos- se puede sintetizar en los siguiente. Nuestro paso por esta vida no es para que un grupo de “empresarios héroes”, como los denominó, multipliquen sus ganancias para apoderarse del mundo a costa del sacrificio de la inmensa mayoría de los humanos.
Parece más humano bregar para que las relaciones humanas entre nosotros mejoren y pasen de la explotación a la solidaridad con los demás y defensa del planeta, que es nuestro hogar. Señor Presidente: ¡Téngalo presente porque un día deberá rendir cuentas, ante el pueblo que lo puso en ese sitial!
*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)