Estreno europeo del film salvadoreño Todos somos diferentes (la inclusión de las personas con discapacidad)

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Sergio Ferrari, desde Suiza|

“¡Todos somos diferentes! ¡Todos tenemos los mismos derechos!” resalta como consigna conceptual e hilo conductor del film documental del realizador salvadoreño Noé Valladares, que se estrena esta segunda quincena de abril en Suiza.

En El Salvador,  marcado todavía por las consecuencias de la guerra de 12 años que finalizó con la firma de los Acuerdos de Paz  en enero del 1992, tres personas que padecen discapacidades hablan de sus realidades, de sus dificultades, y de sus sueños. “Tres vidas muy diversas pero todas con gran dignidad”, explica Gaspard Nordmann, Coordinador de la Central Sanitaria Suiza francesa (CSSR en su siglas originales en francés), organización que aseguró la producción de la película.

A través de esos retratos, el documental presenta el trabajo de ALGES (Asociación de Lisiados de Guerra de El Salvador) y Los Angelitos a favor de los derechos de las personas discapacitadas en la zona rural del Departamento de Chalatenango, al norte del país, uno de los principales escenarios de la confrontación militar de los años 80.

ALGES, con más de 7 mil miembros, fue creada en 1997, nucleando lisiados de guerra en un país donde el conflicto armado dejó un saldo de cerca de 40 mil afectados con lesiones de guerra de todo tipo.  Siete años más tarde, de su propio seno, nació la organización de padres, madres y familiares de hijos/hijas con discapacidad “Los Angelitos”, que reúne más de 700 familias – en cinco Departamentos- y apoya a un centenar de niños, niñas  y jóvenes con discapacidad así como a sus familias.

A través de imágenes que hablan por sí mismas, “se trata de mostrar el combate contra las barreras sociales, políticas y culturales que producen la discriminación y la exclusión. Su arma de batalla: la Rehabilitación Basada en la Comunidad”, indica Nordmann.

El film que contó con el apoyo de la Federación Ginebrina de Cooperación (FGC) y de la FEDEVACO (Federación de Cooperación del Cantón de Vaud), así como de Eirene Suiza, “constituye un medio para explicar  e informar aquí, en el Norte,  sobre la realidad de ese país”, puntualiza.

Adicionalmente, nos permite mostrar que a pesar la violencia – que condiciona incluso, a veces,  el trabajo cotidiano con las personas con capacidades diferentes- “existe un discurso propositivo e iniciativas innovadoras de larga data de las cuales podemos aprender mucho también en Suiza”.

La Rehabilitación Basada en la Comunidad, “marca la esencia de nuestro trabajo, constituye nuestra propia filosofía” enfatiza Wendy González,  promotora de rehabilitación y miembro de la dirección de Los Angelitos, quien trabaja en estrecha coordinación con Carole Buccella,  cooperante suiza de EIRENE radicada desde hace trece años en El Salvador.

Wendy Gonzalez (izquierda) y Carole Buccella Foto Sergio Sibiran
Wendy Gonzalez (izquierda) y Carole Buccella Foto Sergio Sibiran

Para  que haya un Centro de Rehabilitación en una comunidad la condición es que exista un grupo de familias organizadas que tengan hijos con discapacidad. “Atendemos a niños o jóvenes en la habilitación física, la educación, el lenguaje. El tratamiento no se les impone. Se tiene en cuenta lo que nos solicitan, sus deseos, sus necesidades”, explica González, una de las protagonistas de Todos somos diferentes , invitada para presentar el film en Suiza el marco de una iniciativa de intercambio Sur-Norte cofinanciada por la plataforma UNITE de ONG helvéticas y el Hospital Universitario de Ginebra.

“No concebimos nuestra tarea como puro asistencialismo. Respondemos al derecho legítimo que tienen nuestros hijos a una atención digna”, subraya Wendy González, madre de una niña de 12 años con discapacidad. “Insistimos cotidianamente que todos deben ser partícipes de la rehabilitación. Se trata de un desafío colectivo y no de la tarea exclusiva de un equipo de profesionales”, enfatiza.

En esta metodología de rehabilitación “es esencial el papel que juegan las familias, la comunidad, los poderes locales, las autoridades. Nosotros les apoyamos. Y reflexionamos juntos con ellos -en base a los recursos que contamos-, sobre qué podemos hacer para mejorar el entorno de las personas con discapacidades. Intentando que puedan estudiar. Que puedan llegar a trabajar. Que se integren en todo”, concluye.

La lucha, el trabajo y el desafío de Los Angelitos es “lograr que de más en más la persona con discapacidad sea considerada como sujeto, actor y beneficiario del derecho a la inclusión social total”, enfatiza Carole Buccella.

La cooperante suiza concluye que si bien en El Salvador los retos para este sector son todavía inmensos, son también “significativos los avances logrados con el actual gobierno en el marco del plan global de la salud – y específicamente en la atención a discapacitados y veteranos de guerra”.