Estados Unidos, una amenaza usual y ordinaria

Aldemaro Barrios-Historia Viva|

El arribo de la fuerzas élites o Brigada de Asistencia a Fuerzas de Seguridad del Comando Sur de EEUU en Colombia para luchar contra el narcotráfico constituye una fase del manual de intervención que el Departamento de Estado ha implantado para llevar a cabo lo instruido en la Orden Presidencial del 2015, ratificada por el presidente Donald Trump, un decreto que deberá ser cumplida antes de noviembre, cuando se realicen elecciones presidenciales, y quizás un nuevo presidente la derogue.

La mencionada disposición señala la justificación: “… la erosión del gobierno de Venezuela de las garantías de los derechos humanos, la persecución de los opositores políticos, la reducción de las libertades de prensa, el uso de la violencia y las violaciones y abusos de los derechos humanos. en respuesta a las protestas antigubernamentales, y el arresto y detención arbitrarios de manifestantes antigubernamentales, así como la presencia exacerbada de corrupción pública significativa, constituye una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de los Estados Unidos…”.

Simplemente una ley que debería ser aplicada al gobierno de Donald Trump, que realmente resulta una amenaza no solo para el pueblo estadounidense sino para la humanidad.

¿Cuál es el plan contra Venezuela?

Es claro, al ofrecer una recompensa por la captura de un presidente legítimo y parte de su tren ministerial, el gobierno de Estados Unidos declaró la guerra a Venezuela, en términos concretos el derrocamiento del Gobierno Bolivariano, una declaración descabellada e irracional a la luz del derecho internacional.

¿Cómo hacerlo? Vista la discapacidad mental de la derecha oligárquica venezolana, el gobierno de Trump tomó la iniciativa de hacerlo por su cuenta, algo muy del estilo Trump, contando con el apoyo del Gobierno Colombiano y aquí lo interesante: los mandatarios estadounidenses como el Departamento de Estado tiene una percepción histórica de ver a Venezuela en la dimensión de un “distrito” de un cuerpo geográfico mayor cuya cabeza es Bogotá.

Así igual lo tiene la oligarquía colombiana que todavía nos ve como si fuéramos una capitanía general adscrita al Virreinato de Nueva Granada. Pero esa “capitanía general” está dando un mal ejemplo al resto de los pueblos de América, uno de esos: pudo controlar la pandemia a pesar del bloqueo económico, funcionó su sistema de salud público.

Por lo tanto, hay una subyacentica perceptual que les da el derecho de intervenir en Venezuela y así el Decreto de marzo de 2015 tiene justificación y las resoluciones de la OEA son suficientes para tal fin, sin importar lo que ordene la ONU, ni su Consejo de Seguridad. Monroe y su doctrina están en proceso de desarrollo.

En la historia contemporánea de los Estados Unidos y sus intervenciones en el mundo hay experiencias de provocaciones de guerras que muestran un patrón de comportamiento similar porque los militares norteamericanos son muy estrictos en el uso de manuales de operaciones de contrainsurgencia como ellos lo llaman, y el caso del envío de fuerzas élites a Colombia no es la diferencia. Pero tomemos para el análisis el caso de la intervención en Afganistán.

¿Cómo se forjó la invasión a Afganistán y que relación tienen con Colombia?

Noam Chomsky en su libro “Hegemonía o supervivencia” señaló que Estados Unidos durante los últimos años de la Guerra Fría usó tácticas de engaño para provocar la invasión rusa en Afganistán y así justificar su intervención en el entonces emirato. Fue la llamada Operación Ciclón (1979-1992) organizada por la CIA.

Al respecto al académico norteamericano escribió:“El objetivo según Zbigniew Brzezinski, consejero de seguridad de Carter era hacer caer a los rusos en la trampa afgana”[1]. Al año siguiente Reagan (1980) asume la presidencia en Estados Unidos, según Chomsky “el resultado inmediato fue  una guerra que desbastó a Afganistán” y luego de la retirada de los rusos, tanto los muyahidines afganos y los fundamentalistas de Reagan desataron las fuerzas diabólicas del terror  que el pueblo afgano sigue pagando como consecuencias de esa guerra después de cuarenta años.

La historia no se repite en Colombia y Venezuela, el manual es el mismo solo que los fundamentalistas de Ronald Reagan ahora son los de Donald Trump y los muyahidines, ahora son los paramilitares colombianos en un tramado complejo de tráfico de narcóticos, pero además algunos sectores del Ejército Colombiano.

La fuerza paramilitar que le da apoyo al narcotráfico, tiene de enemigo a las autoridades venezolanas y al sistema defensivo cívico militar del Gobierno Bolivariano, por lo tanto, el enemigo de mi enemigo es mi amigo, therefor  todo lo demás que digan las autoridades colombianas para desmentir la verdaderas intenciones del Departamento de Estado son mentiras.

Las declaraciones del ministro de la Defensa colombiano Carlos Holmes Trujillo, lo ponen en evidencia: «En ningún momento habrá tránsito de tropas extranjeras ni participarán en operaciones militares. Las operaciones militares las desarrollan exclusivamente las tropas colombianas”[2]

Eso indica que no serán las Brigadas norteamericanas las que atacarán en primera fila a los narcos que pasarían a territorio venezolano, pero en caso que las fuerzas venezolanas ataquena los narcos o al ejército colombiano, el gobierno de Duque podrá recurrir al “acuerdo de cooperación en materia militar, por lo que no es descabellado que tropas extranjeras apoyen la criminalidad en cuanto al narcotráfico”.

Ese zafarrancho hipotético no es ficción puesto que desde hace meses el Departamento de Estado ha desplegado una campaña calificando a Maduro de apoyar al narcotráfico y de la existencia de un cartel donde Diosdado Cabello, uno de los principales líderes del Chavismo, es la cabeza, peor todavía ha calificado de narco-estado a Venezuela, cuando saltan como sardinas las evidencias de vinculaciones del gobierno de Duque y su mentor Álvaro Uribe Vélez con el mundo oscuro de los narcóticos.

Los tiros en el Catatumbo.

Ya es conocida la tesis de la media luna de ocupación Apure-Táchira Zulia en la frontera venezolana y por el lado de Colombia los departamentos de Arauca-Norte Santander-Guajira, pero según los medios dellinde territorial es la región del Catatumbo donde se concentrarán las fuerzas, ya durante el Plan Colombia hubo experiencias lamentables de la presencia de militares norteamericanos incursos en delitos  de violaciones a mujeres en esa región entre otros actos violentos contra la población

Notas

[1]Chomsky, Noam (2004) Hegemonía o Supervivencia. El dominio mundial de Estados Unidos. Editorial Norma, Bogotá , Colombia.p.161.

[2] Disponible en : https://www.laopinion.com.co/politica/no-habra-transito-de-tropas-extranjeras-ni-estaran-en-operaciones-mindefensa-197087