¿Está Israel al borde de la anexión de Gaza?

Extremistas religiosos podrían forzar la mano de Netanyahu en Gaza.

(Xinhua/Rizek Abdeljawad)
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Seymour Hersh

El miércoles, en el sur de Israel, se observó una explosión sobre la Franja de Gaza mientras activistas israelíes de derecha marchaban durante una manifestación pidiendo repoblar el norte de Gaza. La comunidad internacional observa con estupor las imágenes de palestinos hambrientos en Gaza, mientras la ultraderecha religiosa de Israel exige cada vez más abiertamente que el destino de al menos veinte rehenes aún con vida “no puede retrasar por más tiempo la anexión israelí de partes de Gaza que hasta 2005 estuvieron bajo control de los colonos”. La guerra de venganza, iniciada en parte para salvar a los entonces cientos de rehenes, ya no interesa a los más devotos en Israel.

Urgido de apoyo político de la derecha religiosa, el primer ministro Benjamin Netanyahu envió recientemente un equipo de alto nivel a Washington en busca de la aprobación estadounidense para lo que, según me dijeron, es una postura de “lo toman o lo dejan” ante el liderazgo de Hamás. Sus exigencias incluyen la rendición de Hamás, la liberación de todos los rehenes vivos y la entrega de los cadáveres en cuestión de semanas, o Israel comenzará a anexar partes de Gaza de forma unilateral.

(Xinhua/Rizek Abdeljawad)

El equipo de Netanyahu en Washington estaba liderado por Ronald Dermer, ministro de asuntos estratégicos de Israel nacido en Estados Unidos, estrecho aliado de Netanyahu. Dermer se reunió en privado esta semana con funcionarios de seguridad de la Casa Blanca y el Departamento de Estado, aunque hasta ahora no se han hecho declaraciones oficiales. Lo acompañó Tzachi Hanegbi, asesor de seguridad nacional de Israel, encargado de supervisar sus agencias de inteligencia. Me informaron que el plan israelí otorga de diez días a dos semanas para que Hamás responda.

Un israelí bien informado dijo que, independientemente de la respuesta de Hamás—pues no está claro quién manda ahora en las fuerzas disminuidas de Hamás—, Israel planea construir una zona de seguridad ampliada de medio kilómetro de ancho en Gaza, similar a la zona desmilitarizada entre Corea del Norte y Corea del Sur, bajo control total de las Fuerzas de Defensa de Israel. Ningún palestino tendría acceso a esa zona. Otras áreas de Gaza programadas para anexión inmediata bajo el plan de Netanyahu incluyen antiguos asentamientos israelíes en el norte de Gaza y zonas del sur junto a la frontera israelí.

Un funcionario estadounidense al tanto de la última jugada israelí me comentó que algunos integrantes de la administración Trump siguen de cerca lo que él llamó “el último recurso de la derecha religiosa para obligar a incluir el ultimátum de anexión en las negociaciones. No hay apoyo directo de Bibi”, dijo, “pero mediante insinuaciones espera que aceptemos y así él pueda alegar que fue un trato Estados Unidos-Dermer que no tuvo más remedio que aceptar. Hamás está básicamente acabado y los israelíes continúan lo que quieren presentándolo como parte de una ‘negociación por los rehenes’ en vez de una decisión política sobre el futuro posconflicto de Gaza”.

El futuro de Gaza es un tema político crucial para Israel desde hace décadas. La ocupación parcial de Gaza fue uno de los botines de su victoria de 1967 en la guerra árabe-israelí. En 2005, el primer ministro Ariel Sharon retiró a Israel de Gaza y ordenó destruir los 21 asentamientos israelíes allí. Se destruyeron todos los edificios importantes y evacuaron, muchos por la fuerza, al menos ocho mil colonos. La decisión respondió a los conflictos constantes con Hamás y al costo de sostener la presencia israelí. En un referéndum previo, casi dos tercios de los israelíes rechazaron la retirada. Netanyahu, entonces ministro de Finanzas, renunció en protesta y se convirtió en líder del partido Likud.

(Xinhua/Rizek Abdeljawad)

Según me informaron, el plan actual de Netanyahu para el reasentamiento en Gaza, tras una derrota militar de Hamás, incluye levantar nuevamente asentamientos israelíes en el norte de Gaza, zona cercana a Tel Aviv y otros sitios clave para los cohetes. Una segunda fase sería establecer una cadena de asentamientos israelíes en el sur, junto a la frontera que Hamás cruzó el 7 de octubre de 2023. Si quedan combatientes duros de Hamás, Israel “profundizará” las colonias y anexiones en Gaza. Se llamará a expertos externos para abordar los problemas sanitarios derivados de la escasez constante de alimentos, vivienda y necesidades entre los palestinos sobrevivientes.

The New York Times informó que en un discurso el martes en Jerusalén, durante una conferencia sobre el retiro de Gaza en 2005, el ministro de Finanzas Bezalel Smotrich, miembro de la extrema derecha, declaró que Israel estaba “más cerca que nunca” de reconstruir asentamientos judíos en Gaza. No abordó la posibilidad de un ultimátum a Hamás para la devolución de rehenes vivos o muertos, pero afirmó que el regreso de colonos judíos a Gaza era “real”. “Durante 20 años lo llamamos una ilusión. Me parece que ahora es un plan de trabajo real”.

Smotrich aparentemente no habló sobre la crisis humanitaria interminable en Gaza que Israel, y quizá las agencias mundiales de ayuda, enfrentarán tras el fin de la guerra, ahora sin financiamiento estadounidense. Es evidente que quienes asesoran a Netanyahu subestiman enormemente las dificultades de lidiar con una Gaza pos-Hamás llena de palestinos traumatizados de un modo que no se ha visto desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y el descubrimiento de los campos de concentración alemanes.

Protesta en Tel Aviv para pedir el levantamiento de todas las restricciones a la ayuda humanitaria a la Franja de Gaza y un alto el fuego inmediato. (Xinhua/Tomer Neuberg/JINI)

Luego está el destino de los rehenes, en su mayoría israelíes. El general Eyel Zamir, jefe del Estado Mayor de las FDI, y otros altos mandos han dejado claro que, si no hay acuerdo por los rehenes, cualquier operación militar para rescatarlos será “un objetivo secundario de la guerra”. Es decir, priorizarán la protección de los soldados que peleen en túneles.

Esta semana el diario Haaretz informó que Orit Strock, ministra de Asentamientos y Misiones Nacionales, declaró en radio que la lucha contra Hamás debe extenderse a toda Gaza aunque haya rehenes en peligro. “Existe una zona señalada por las FDI como ‘prohibida’ porque allí mantienen a los rehenes”, dijo. “No se puede ganar una guerra así… No puedo poner en la balanza una vida sobre otra. Haremos lo posible por no perjudicar [a los rehenes], pero es posible que así ocurra”.