Espionaje internacional: objetivo Cuba
Edinson Arley Bolaños
La revista RAYA tuvo acceso a miles de documentos clasificados de organismos de inteligencia militar colombianos donde queda en evidencia cómo espiaron a diplomáticos y funcionarios cubanos, líderes políticos de izquierda, periodistas y líderes sociales. Y que además, adulteraron información en el computador de un jefe guerrillero para inculpar a Cuba de la protesta violenta en Colombia.
Las carpetas del espionaje están repletas de perfilamientos, fotografías, croquis, videos de seguimientos, mapas, tableros de ajedrez y los nombres más insólitos para identificar las operaciones. El objetivo “Charlie” fue la denominación que recibió la operación de espionaje contra el gobierno de Cuba, incluido su cuerpo diplomático en Colombia, cuyos miembros fueron señalados de ser espías para justificar la obtención de dineros oficiales, perseguirlos y controlar sus reuniones políticas con la izquierda colombiana, latinoamericana y líderes sociales. A través de este servicio de inteligencia, los espías colombianos tuvieron acceso incluso a documentos privilegiados de convenios de intercambio militar entre Venezuela y Cuba.
Existen también documentos en los que se confiesa haber “sembrado” evidencias en los computadores de un jefe guerrillero para incriminar al gobierno de Cuba de tener una supuesta complicidad con el ELN en hechos violentos durante la protesta social.
El capítulo de Cuba inició el 26 de septiembre de 2016 con la llegada a Cartagena de Indias de 162 miembros del gobierno de la isla. Entre cónsules, periodistas, médicos, agentes de seguridad del presidente Raúl Castro Ruz y garantes del proceso de paz con las Farc, cuyo acuerdo se firmaría en esa ciudad costera. Ese listado dio pie para que se pusieran en marcha cientos de operaciones a lo largo de cinco años.
El 11 de abril de 2017, por ejemplo, un informe de este organismo de inteligencia registró la ruta de ingreso y fotos internas del edificio de la Embajada de Cuba, ubicada en el barrio el Chicó, en el norte de Bogotá. Esta información la entregó una fuente humana, cooptada por un exagente del desaparecido Departamento Administrativo de Seguridad (DAS). La fuente llevaba tres años trabajando con el organismo de inteligencia militar bajo la fachada de su trabajo como periodista y fotógrafo que le permitió ganarse la confianza de algunos funcionarios cubanos. “Detalles que hay en la sala de espera: Mesa de vidrio redonda, cenicero vidrio corrugado redondo, cuadro del Che Guevara y Fidel Castro, sofá de cuero sintético color negro, matera en la esquina de la sala de espera”, señala el documento que contiene siete capturas de pantalla de un video grabado por el periodista infiltrado, un hombre de unos 60 años. Semanas más tarde, los agentes ubicaron y perfilaron la nueva casa de habitación del entonces embajador cubano José Luis Ponce Caraballo.
Poco a poco los espías colombianos, sin una orden judicial, desarrollaron vigilancias y seguimientos a los diplomáticos cubanos infiltrándose en las reuniones políticas y conmemoraciones de la Revolución cubana. En esos seguimientos no solo tomaron fotografías para perfilar a los asistentes, sino que, además, penetraron las comunicaciones del embajador Ponce. Esto sucedió el 17 de noviembre de 2017 en el Hotel Versalles de Barranquilla, donde se realizó el XXVI Encuentro de Solidaridad con Cuba, cuando un agente infiltrado haciéndose pasar como funcionario de Ecopetrol instaló un dispositivo que rastreó las señales del internet inalámbrico. Como se puede observar en la siguiente imagen, logró acceder al correo y a la contraseña del embajador Ponce.