España: Jaque mate al régimen

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ESTHER VIVAS| El régimen se desmorona, muere, y en su lucha agónica por sobrevivir, el rey abdica. Nunca el régimen surgido de la Transición había estado tan cuestionado como ahora. Los pilares que lo sustentan, la monarquía, el poder judicial y el bipartidismo, están fuertemente deslegitimiados desde hace tiempo.

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PUBLICO.ES

No nos creemos ya sus mentiras, esas que buscan apuntalar un régimen que se cae a trozos. Lo que hasta hace muy poco parecía un imposible, ahora se plantea como una realidad. Empujemos con fuerza, para abrir aún más esa brecha que la crisis económica, social y política han hecho posible.

Desde la caza de elefantes de “su majestad” en Botswana, pasando por la imputación de su yerno Iñaki Urdangarín en el caso Nóos, la implicación de la Infanta Cristina en la trama, hasta las múltiples, y millonarias, operaciones de cadera del monarca, facturadas a las arcas públicas, la Casa Real se ha convertido en una caricatura de sí misma. Uno de los principales valedores de la “democracia” está tocado, muy tocado, pero no hundido.

El anuncio de la abdicación real es un último intento, desesperado, para salvar la situación, una tentativa de “make up” para relegitimar no solo a la monarquía sino a todo su séquito de jueces, políticos, opinólogos… que durante tantos años, demasiados, han vivido a costa de esa falsa Transición, intentando borrar o enmascarar el pasado colectivo. Nuestro olvido, fue el sustrato de su victoria, no solo moral sino política y económica.

La crisis económica convertida en una profunda crisis social y, también política, ha puesto en jaque al rey y al régimen del 78. La gente ha dicho “ya basta”. Lo vimos con la emergencia del 15M, tres años atrás, la extensión de la desobediencia civil, la ocupación de viviendas vacías en manos de bancos, con un amplio apoyo popular, pese a la criminalización de la protesta. A más pobreza, más dolor, pero, gracias a dicha movilización, más conciencia de quienes ganan con dicha situación, banqueros, políticos, y de quienes perdemos.

El auge del soberanismo en Catalunya ha colocado, también, contra las cuerdas al régimen. Señalando el carácter profundamente antidemocrático de una Constitución que no permite el derecho a decidir de los pueblos. Ahora, las elecciones europeas han dado “el toque de gracia” a un régimen en descomposición. La pérdida de más de cinco millones de votos por parte del PP y el PSOE. La emergencia, con cinco escaños, de Podemos. El régimen se pone nervioso, muy nervioso.

La abdicación real es la última maniobra de salvación. Sin embargo, recordemos, el sistema tiene capacidad de maniobra. La abdicación del rey muestra la debilidad de los pilares del régimen, y la fuerza popular. Pero, no queremos ni a Juan Carlos ni a Felipe. Es hora de salir a la calle, reclamar la apertura de procesos constituyentes en todo el Estado, poder decidir qué futuro queremos. Pasar a la ofensiva: jaque mate al régimen.

*Escritora y periodista española.
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Así ha evolucionado la nota que los ciudadanos dan a monarquía

La renuncia al trono de Don Juan Carlos se produce tras años de progresivo declive de su valoración en las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) hasta el punto que desde octubre de 2011 su nota se mantiene por debajo del aprobado.

El CIS viene incluyendo en sus barómetros, sin periodicidad fija, una pregunta sobre la valoración de las distintas instituciones del país para que los ciudadanos pongan nota del cero al 10.

El siguiente gráfico describe cómo ha evolucionado la nota que los españoles dan a la monarquía.

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A mitad de los años noventa la Monarquía encarnada por Don Juan Carlos recibía una calificación de ‘notable’ (en torno al 7), pero con los años su nota fue cayendo paulatinamente al 6 y al 5 en los comienzos del siglo XXI.

Pero en la encuesta de octubre de 2011, en medio de la crisis económica que afectó a todos los estamentos políticos, la valoración del Rey cayó por primera vez por debajo del aprobado con una nota de 4,89 puntos y, dos años después, en abril de 2013, después de episodios como la cacería de elefantes en Botswana o el ‘caso Urdangarín’, la Monarquía alcanzó su mínimo histórico con una nota de 3,68 puntos.

La última ocasión que el CIS preguntó a los ciudadanos por la Monarquía y el resto de instituciones fue el pasado mes de abril y, por primera vez, su nota remontó, aunque sólo cuatro centésimas, para obtener una calificación de 3,72 puntos y dar la impresión de que la caída se había detenido.