Escenarios posteriores al anuncio de resultados electorales

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Leopoldo Puchi

Tarde en la noche del 28 de julio, o quizás en la madrugada del día siguiente, el Consejo Nacional Electoral (CNE) hará el tan esperado anuncio: los resultados de la elección presidencial. En la crónica moderna de Venezuela, el episodio más prolongado de espera por los resultados oficiales ocurrió en 1968, cuando se conoció la victoria de Rafael Caldera tras casi una semana de incertidumbre.

La aceptación de los resultados no será un proceso sencillo ni automático. Dependerá de cómo los actores clave reaccionen, desde el sector gubernamental, que apoya a Nicolás Maduro, hasta el gobierno de Estados Unidos, que impulsa a Edmundo González. Así mismo, los partidos de la Plataforma Unitaria podrían influir en la decisión final de la Casa Blanca.

 

Reconocimientos

El reconocimiento o rechazo de los resultados será un factor decisivo que dará forma al escenarioposelectoral en Venezuela. Si Maduro es proclamado ganador, es probable que Washington no reconozca los resultados. No obstante, si consideran la victoria “medianamente aceptable,” la administración estadounidense podría adoptar una posición crítica y señalar irregularidades, pero manteniendo la puerta entreabierta para un eventual restablecimiento de relaciones diplomáticas.

(Xinhua)

Por otro lado, si el CNE declara a Edmundo González como vencedor, el sector gubernamental enfrentará tensiones internas, aunque aceptaría la decisión. Las medidas ante un posible resultado adverso se habrían anticipado días antes del anuncio y durante la votación, dado el acceso del Gobierno a estudios de opinión precisos. Por lo tanto, es poco probable que se dejen las decisiones críticas para el último momento.

Continuidad

En el escenario poselectoral, si Nicolás Maduro es proclamado ganador, el sector gubernamental seguirá una estrategia bastante predecible. En primer lugar, es muy probable que Maduro convoque a un diálogo nacional con el objetivo de reducir tensiones internas y construir consensos. Pronto se celebrarán también las elecciones de gobernadores y alcaldes. La inestabilidad por denuncias de fraude podría ser manejable si se logran acuerdos de convivencia.

En el ámbito económico, se anticipa que Maduro intensificará la apertura económica y los esfuerzos para cerrar acuerdos petroleros con Washington y con el Fondo Monetario Internacional. Al mismo tiempo, mantendría relaciones estrechas con aliados como China, Cuba, Rusia, Irán y Turquía, buscando mantener un equilibrio delicado pero necesario.

En esencia, el éxito de Maduro dependerá de su habilidad para revitalizar la economía y mejorar las condiciones de vida de la población, lo que crearía un entorno más propicio para la estabilidad política a largo plazo.

Bicefalía o diálogo

En el escenario en el que el CNE proclame ganador a Edmundo González, Venezuela podría transitar por dos caminos muy distintos: negociaciones que aseguren la continuidad del sistema vigente o caer en una confrontación que podría desatar un conflicto entre poderes públicos y turbulencia social.

Elegir la vía de la alternancia y las negociaciones permitiría cambios sin ruptura. Las mesas de diálogo, tanto internas como con Estados Unidos, serían esenciales para alcanzar acuerdos de cohabitación que incluyan a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).

(Xinhua/Marcos Salgado)

En contraste, si un eventual nuevo gobierno adopta un carácter bicéfalo, sin un liderazgo claro, y se inclina hacia un camino de ruptura y persecuciones, la situación podría derivar en una alta conflictividad y enfrentamientos. Este escenario provocaría una prolongada incertidumbre económica debido a la inestabilidad política y social, lo que afectaría gravemente las actividades productivas y deterioraría más las condiciones de vida de la población.

Si Nicolás Maduro es el ganador, la capacidad que muestre para reducir tensiones a través del diálogo y la apertura económica será vital para la estabilidad del país. En caso de que Edmundo González sea proclamado presidente, se enfrentará a una encrucijada: elegir entre una alternancia sin rupturas o un potencial conflicto de poderes que podría desencadenar enfrentamientos en las calles.

En cualquier escenario, el camino hacia la estabilidad y el desarrollo dependerá de la habilidad para encontrar consensos y manejar la situación con una mezcla de capacidad de mando y sensatez. Venezuela está en un momento de definiciones, y las decisiones que se tomen en los próximos días podrían definir su rumbo durante años.