En Beijing, testigo del impulso global por los derechos de las mujeres

(Xinhua/Huang Jingwen)
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Iramsy Peraza – Xinhua

El presidente chino, Xi Jinping, y su esposa, Peng Liyuan, posan para fotografías grupales con los jefes de delegaciones extranjeras y sus cónyuges durante la Conferencia de Líderes Mundiales sobre la Mujer en Beijing, capital de China, el 13 de octubre de 2025.

En la sede de la Conferencia de Líderes Mundiales sobre la Mujer, que se celebra en el corazón de Beijing, la capital de China, se respira una energía única. Esta no es una cumbre más: hace exactamente 30 años, en esta misma ciudad, se celebró la histórica IV Conferencia Mundial sobre la Mujer de 1995, que marcó un antes y un después en la promoción de los derechos de las mujeres a nivel global.

Aquel encuentro, que reunió a representantes de casi 190 países, dio origen a la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, un documento visionario que estableció los principios y compromisos más amplios para alcanzar la igualdad de género. Desde entonces, su legado ha trascendido generaciones: más de 1.500 leyes y políticas sobre los derechos de las mujeres han sido promulgadas en todo el mundo, consolidando a “Beijing” como un símbolo de esperanza y transformación.

Hoy, tres décadas después, delegadas y delegados de cientos de países y organizaciones internacionales se reúnen nuevamente en Beijing para renovar el compromiso global con la igualdad de género. La conferencia busca impulsar el desarrollo integral de las mujeres y fomentar la construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad.

Como periodista cubana que ha vivido en China durante seis años, he podido ver de cerca cómo las políticas de inclusión y empoderamiento femenino se traducen en cambios reales.

En las zonas rurales, he conocido a mujeres que lograron salir de la pobreza mediante programas de emprendimiento apoyados por el Gobierno. En las ciudades, he entrevistado a jóvenes ingenieras y científicas que lideran innovaciones tecnológicas. Cada historia refleja el avance de un país que entiende que el desarrollo sostenible solo es posible con la plena participación de las mujeres.

Nunca olvidaré la emoción que sentí al presenciar la presentación de Wang Yaping como integrante de la misión Shenzhou-13, junto a los astronautas Zhai Zhigang, Ye Guangfu y Wang Yaping. Se trataba de la segunda mujer astronauta china y la primera en ingresar en la estación espacial Tiangong. El rostro de Wang Yaping, serio, pero lleno de confianza, me transmitió inmediatamente la magnitud de la tarea que estaba a punto de enfrentar.

Una ceremonia de despedida de tres astronautas chinos de la misión espacial tripulada Shenzhou-13 se lleva a cabo en el Centro de Lanzamiento de Satélites Jiuquan, en el noroeste de China, el 15 de octubre de 2021. Los astronautas chinos Zhai Zhigang (i), Wang Yaping (c) y Ye Guangfu (d) permanecerán en órbita durante seis meses. (Xinhua/Li Gang)

Al cubrir ese momento histórico, quedé impresionada por la fuerza y determinación que Wang proyectaba. Su participación simbolizó los avances de las mujeres chinas en ciencia y tecnología y reflejó el firme compromiso del país con la igualdad de oportunidades. Ver a Wang impartir clases desde el espacio a estudiantes en la Tierra fue un recordatorio palpable de cómo la perseverancia y el talento femenino continúan expandiendo las fronteras del conocimiento y del sueño espacial chino.

Para mis trabajos de investigación también recuerdo haber leído la historia de Ma Qinyan, una mujer de 35 años originaria de la provincia de Hunan. Tras regresar a su aldea inició un negocio de salsa picante, pero tuvo dificultades para expandirse. Gracias al apoyo de diversos programas logró capacitarse en alfabetización digital y emprendimiento, usando el comercio electrónico y las transmisiones en vivo para promocionar sus productos, logrando prosperar y servir de inspiración a otras mujeres rurales en China y el mundo.

Esta conferencia me ha permitido poner en perspectiva esas experiencias y compartirlas con delegadas de todo el mundo, mostrando cómo políticas sostenidas y programas innovadores pueden transformar realidades.

Durante las sesiones de esta conferencia, líderes, expertas y representantes de diferentes países subrayaron la necesidad de que la igualdad de género siga siendo una prioridad en la agenda global. Coincidieron en que los avances han sido significativos, pero también en que los retos actuales, como la brecha digital, el cambio climático, los conflictos armados y la persistente violencia de género, amenazan con frenar el progreso.

En esta edición, China ha reafirmado su compromiso con la causa femenina, mostrando cómo la educación, el empleo y la participación social de las mujeres han avanzado de manera significativa. En el país asiático, casi 690 millones de mujeres han logrado salir de la pobreza y alcanzar una vida de prosperidad moderada; más de la mitad de los estudiantes de educación superior son mujeres, y el 45,8 por ciento de los investigadores en ciencia y tecnología pertenecen al sexo femenino. Estos logros reflejan un respaldo institucional sólido y políticas integradas al desarrollo del socialismo con particularidades chinas, que combinan protección legal y empoderamiento económico.

En 2024, durante la III Sesión Plenaria del XX Comité Central del Partido Comunista de China, se reforzó el sistema de protección de los derechos legales de mujeres y niños. Entre 2018 y 2025, las diputadas presentaron más de 29.000 propuestas, participando activamente en la elaboración de políticas públicas. En el ámbito internacional, China ha trabajado con ONU Mujeres y UNESCO en proyectos educativos y de salud para niñas y mujeres en más de 20 países, y ha apoyado la cooperación Sur-Sur, beneficiando a mujeres en 106 naciones mediante capacitación y asistencia técnica.

Sin embargo, a pesar de estos avances, la igualdad plena en todo el mundo sigue siendo un reto. Según ONU Mujeres, más de 340 millones de mujeres en el mundo viven en pobreza extrema y una de cada tres ha sufrido violencia de género. La cumbre recuerda que, en un contexto global marcado por el unilateralismo y el proteccionismo, la lucha por la igualdad requiere compromisos sostenidos y acciones concretas de Gobiernos y sociedades.

Mirando hacia el futuro, en la reunión de Beijing en 2025, China ha presentado cuatro propuestas para acelerar el nuevo proceso del desarrollo integral de la mujer: fomentar un entorno propicio para el crecimiento y el desarrollo de la mujer; cultivar un enérgico impulso para el desarrollo de alta calidad de la causa de la mujer; desarrollar marcos de gobernanza para proteger los derechos e intereses de la mujer y escribir un nuevo capítulo en la promoción de la cooperación global sobre la mujer.

Con la cooperación global fortalecida y la experiencia acumulada de China, se espera que los logros en igualdad de género se traduzcan en políticas más efectivas y proyectos concretos que impulsen el desarrollo integral de las mujeres y la construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad.

En este sentido, la Conferencia de Líderes Mundiales sobre la Mujer ha sido una oportunidad única para renovar el compromiso global con la igualdad y el empoderamiento. Como mujer latinoamericana residente en China, me conmueve ver cómo Beijing, tres décadas después, vuelve a convertirse en faro de diálogo, cooperación y esperanza. Ser testigo de este nuevo capítulo es un privilegio y una inspiración para seguir contando las historias de aquellas mujeres que, desde cada rincón del mundo, siguen impulsando el cambio. Fin

(La autora ha trabajado como periodista en diversos medios de comunicación de América Latina y se ha desempeñado como corresponsal extranjera en China)