En Argentina fracasaron los partidos tradicionales, ¿y Milei?
Juan Guahán
El título que encabeza estas reflexiones intenta responder a cuatro preguntas vitales para ayudar a comprender la realidad que nos rodea.
La primera gira sobre el desafió a responder: ¿Es la economía la clave del problema? El segundo interrogante consiste en verificar la profunda relación existente entre los dramas por los que atraviesa nuestra sociedad actual y la responsabilidad que tienen, en ello, los grandes partidos o formaciones políticas tradicionales. El tercer desafío gira en torno a las semejanzas y diferencias entre esta realidad argentina y la del mundo occidental, que conquistó, colonizó y saqueó estas tierras en los últimos cinco siglos. Lo último es Javier Milei y esta transición.
La economía y su rol, como clave del problema
Si bien sabemos que la economía no lo es todo. Sin descartar el rol que pueden tener la cultura, la historia, la ciencia, el deporte, no hace falta ser doctrinario del capitalismo, enfervorizado defensor de los clásicos marxistas o de otras corrientes del pensamiento para comprender la importancia que tiene la economía en la vida de las personas. Ella atiende a la producción y distribución de bienes y servicios destinadas a atender a las necesidades humanas más elementales hasta cuestiones sofisticadas y destinadas a ínfimas minorías. De ese modo interviene de un modo imposible de ignorar en la existencia de todas las personas.
Ese interés que proviene de las necesidades, gustos o placeres de la vida lo encontramos en las cotidianas mesas familiares de millones de personas, cuyas decisiones sobre su futuro son tomadas con una fuerte influencia de este de aspecto de la vida. Tampoco es un tema ajeno a las intervenciones de los múltiples medios de comunicación o a las decisiones de diferentes gobiernos.
En fin, se trata de una cuestión que nos ocupa, porque “toca” a la inmensa mayoría de las cotidianidades.
Dicho esto, no escapa a nadie la dramática situación en la que llegamos al reciente proceso electoral. Esto es reconocido por todas las vertientes oficialistas y las múltiples manifestaciones de la oposición. Este es un reconocimiento generalizado. Allí terminan buena parte de las coincidencias. Justamente las líneas que siguen tratarán de adentrarse en algunos aspectos que facilitaron el desarrollo de estas condiciones.
Relación entre esta realidad y las dos grandes formaciones políticas
No es poco lo que se ha hablado del descrédito de las grandes fuerzas políticas. Distintas lecturas y matices de las recientes elecciones, no hacen más que corroborar esa primera apreciación.
on los riesgos que supone toda generalización, sobre cuestiones de este tipo, es imprescindible sacar algunas conclusiones sobre el significado de esos números. La primera vuelta y el ballotaje dan cuenta del peso de ese binomio, integrado por el peronismo y el antiperonismo o –al menos- el no peronismo, en gran parte de nuestra sociedad. Si bien esa “grieta” se está amortiguando, también es cierto que ella sigue teniendo –hasta ahora- un peso significativo en la política nacional.
n la primera vuelta las corrientes no hegemonizadas por el peronismo (Milei+Patricia) sumaron el 53,70% de las preferencias y las corrientes que se volcaron a Massa reunieron el 36,78% de las mismas; es muy probable que la mayor parte del voto a Schiaretti (6,73%) se pueda sumar a ese número. En el ballotaje los resultados fueron muy parecidos: Milei sumó 55,69% y Massa se quedó con el 44,31 restante.
La novedad más importante, fue la irrupción de Milei, con su discurso “anti casta” y contra la partidocracia política. El mismo da cuenta de la percepción masiva en el sentido que esos partidos tradicionales tienen la mayor cuota de responsabilidad, por lo acontecido en estos 40 años de una democracia secuestrada por estos partidos y sin capacidad de responder a las demandas del pueblo. De ese modo fueron beneficiados con las migajas del poder, cumpliendo con su tarea de “cuidar” las espaldas de los dueños del poder.
Aprovechando el vacío de representatividad que dejó esa “agachada” de los grandes partidos, ante la incapacidad de otras fuerzas populares, vino una nueva derecha a ocupar ese lugar.
Golpeando a la dicotomía existente se están generando las condiciones para un nuevo escenario político, con posiciones más liberales y conservadoras. De ese modo, los sectores del mundo financiero internacional (los Black Rock) junto a los grupos más concentrados de la economía (el círculo rojo) y el propio FMI, principales responsables de lo que está ocurriendo, ocupan el centro de la escena para beneficiarse de esta situación, por ellos mismos provocada.
El escenario que propone Milei no es el mismo que produjo el fracaso de estos 40 años, aunque los resultados de esta experiencia pueden ser aún más peligrosos. Es probable que intente algo que tenga parecidos con el proyecto de la “Generación del 80”, ante una realidad absolutamente distinta. Su reciente viaje los EEUU potencia algunos rasgos de esta perspectiva que habrá que ir evaluando.
El Programa del Presidente electo supone una Argentina alineada, en la actual distribución del poder mundial, junto a los peores enemigos de la humanidad.
La decadencia de Occidente afecta a políticas de Milei y nos introduce en el peor bando
La última semana murió Henry Kissinger, había nacido en Alemania hace poco más de 100 años, adoptó la nacionalidad estadounidense. Hablar de la decadencia de occidente obliga a recordar a quien dirigió, durante más de 50 años, la estrategia de los EEUU, cabeza del mundo occidental. La guerra de Viet Nam, el acercamiento a China a través de los juegos del Ping Pong y el apoyo a las dictaduras del Cono Sur americano en la década de los 70’ y 80’, forman parte del historial de este responsable de políticas genocidas.
Sus decisiones permitieron a los EEUU –a excepción de lo ocurrido en Viet Nam- sacar provecho de múltiples conquistas, saqueos y guerras, manteniéndose –físicamente- a gran distancia de los acontecimientos.
El capitalismo occidental, con EEUU a la cabeza, transita una crisis global del sistema que afecta a todo el mundo. Un coronel retirado del Ejército de los EEUU, Douglas McGregor, que sirvió al Presidente Donald Trump y fuera expulsado de la fuerza por Joe Biden, acaba de publicar algunas consideraciones sobre lo que viene ocurriendo y los riesgos de un colapso financiero mundial. Esos comentarios fueron ratificados por otras investigaciones.
Valentin Katazonov, un reconocido economista ruso, en una nota publicada la semana pasada, es uno de los investigadores que considera factible tal perspectiva. El economista franco-judío Jacques Attali, nacido en Argelia, quien propuso la aplicación de impuestos mundiales a las grandes riquezas y fuera asesor del ex Presidente Francois Mitterand y Presidente del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, comparte la idea de tal crisis. Esa crisis, situada en el tiempo, se produciría durante esta década.
Según estos investigadores ello supondría el fin del imperio estadounidense y su hegemonía mundial, generándose las condiciones para un mundo multipolar, salvo que, las “locuras” de franjas del gran capital y del complejo militar-industrial, opten por la destrucción de la humanidad y el planeta.
Según esas apreciaciones tal colapso sería un aspecto de la decisión de una parte de los actuales “dueños” del mundo”. Sería el sector que responde a la familia de los banqueros Rothschild, quienes estarían detrás de las predicciones y propuestas de Attali y tienen vínculos históricos con la Revolución China. De ese modo, compartiendo aspectos del poder mundial, confían en seguir manteniendo a flote sus intereses.
Estas medidas responderían a esa situación, donde la crisis financiera parece inevitable y los desequilibrios que genera son demasiado grandes y peligrosos. Las deudas crecen de un modo cada vez más rápido. Las “maquinitas”, tan criticadas por su uso en nuestras inestables economías, trabajan con el mismo objetivo –en los EEUU- para mantener viva a la economía mundial. Eso le permite a los EEUU seguir teniendo los “verdes” necesarios para que el dólar pueda continuar siendo considerado como una moneda clave para el intercambio comercial a escala mundial.
En los últimos años, para que la economía no se pare, los Estados apelaron al financiamiento con préstamos o bonos propios. Todo ello para mantener el aparato militar que sostiene su poder mundial y cierto vigor de su economía. Pero bajo la mesa crecen los problemas que lo van devorando al viejo sistema. Por eso, antes que estalle, algunos de sus mentes preparan el caos que les permita mantener una parte sustancial de su poder.
Las diferencias entre nuestra realidad actual y la existente en tiempos de la “Generación del 1880”, que ideó y construyó las bases del país actual, constituyen aspectos que no son secundarios. Milei difunde que admira al país que aquella generación construyó, pero no comenta de la profunda diferencia entre las realidades de ambos momentos de la historia. Aquellos eran los tiempos de un pleno despliegue de la revolución industrial. Las guerras y las disputas por la hegemonía europea y mundial, no la economía, eran los principales motivos de crítica al interior de aquellas sociedades. Hoy ese mundo se viene abajo.
Este es uno de los aspectos en los cuales el discurso de Milei hace agua. Ya ha definido que EEUU e Israel son sus dos principales aliados.
El viaje a EEUU visitando a la sede del poder económico es una muestra de ese camino.
Su adhesión a uno de los sectores más duros y ortodoxos de la religión judía, personificado en la figura de Menachem Mendel Schneerson, conocido como el “Rebe de Lubavitch”, es un signo religioso, político y económico de la mayor importancia. Se trata de uno de los líderes judíos más importantes del siglo XX. En homenaje a la fecha de nacimiento (18 de abril) del Rebe de Lubavitch se celebra oficialmente en los EEUU, desde 1972 y por decisión del Presidente Jimmy Carter, el Día Nacional de la Educación. Por esa misma razón, todos los días, en las escuelas públicas, se destina un minuto para rezar a Dios en silencio.
En el ingreso a ese lugar sagrado fue acompañado por Gerardo Werthein, nominado como futuro embajador en los EEUU. También se hallaba presente Eduardo Elsztain, un referente de los judíos ortodoxos en la Argentina. Es también uno de los argentinos más poderosos, dentro y fuera del país. Lo acredita el hecho de poseer, en nuestro país y otros de la región, 622 mil hectáreas de tierra y ser dueño, entre otras cosas, de los shoppings: Abasto, Alcorta Shopping, Alto Palermo, Patio Bullrich, Buenos Aires Design, Dot Baires Shopping, Distrito Arcos, Alto Avellaneda, Soleil Premium Outlet, Alto Noa de Salta, Alto Rosario, Mendoza Plaza, Córdoba Shopping Villa Cabrera, Patio Olmos, La Ribera Shopping en Santa Fe.
Cuando Milei opta por priorizar la alianza con Israel y EEUU, alejándose de los países del BRICS, a los que Argentina se puede incorporar a partir del 1°de enero del 2024, está mandando al mundo un mensaje muy peligroso. Las ventajas económicas son relativas porque tenemos una estructura productiva de sectores primarios -base de nuestra economía- muy parecida a la de EEUU, con quien tenemos que competir.
Por otro lado, nos mete en una alianza fuertemente cuestionada, que mantiene su poderío mundial fundado en la fuerza. De este modo, a partir del 10 de diciembre, llegaran a nuestras tierras, de la mano de los intereses de los EEUU e Israel, problemas como los de Palestina e Israel o los de Ucrania y Rusia. Sin contar con otras guerras menores en los que estos países están –de algún modo- involucrados.
Dentro de días estará gobernando Milei
Llegando a los finales de los 40 años de vigencia de esta democracia, entramos en la última semana de un sistema político donde alternaron peronistas y radicales en el gobierno nacional. Llega Javier Milei, alguien ajeno a las fuerzas tradicionales, con un discurso dominado por un extremo liberalismo. En esta semana, en medio de variados rumores, diferentes idas y vueltas habrá tres grandes temas sobre los que girará el interés de gran parte de la población y la dirigencia.
Las decisiones económicas ocupan el primer lugar, en las expectativas generales. Todos fueron notificados, por el propio Presidente, que habrá un gobierno de tinte conservador que abogará por un fuerte ajuste. Habrá que ver hasta dónde llegará y cuál será la reacción popular.
La integración del gabinete, con sus nombres y la definición de algunas de sus políticas, es lo que permitirá ir toman do el pulso el rumbo de lo que viene, en cada una de las áreas. Las designaciones de Patricia Bullrich en Seguridad, Luis Caputo en Economía y Rodolfo Barra en la Procuración del Tesoro, son las que más ruido están produciendo.
El tercer aspecto gira sobre la integración de los bloques de las Cámaras y sus autoridades. Poco a poco, algo se va conociendo. Martín Menem ya fue propuesto para la presidencia de la Cámara de Diputados. La ruptura de los bloques tradicionales ocupa el mayor interés. En ese sentido la fractura de JxC y la perspectiva que los gobernadores decidan constituir bloques parlamentarios que expresen un mayor compromiso en las cuestiones nacionales, marca la dirección de las cuestiones que están en debate.
*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)