Empleo se estabiliza , pero persisten la informalidad y las desigualdades
Eduardo Camín
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha presentado recientemente el Panorama Laboral 2025 con datos actualizados sobre empleo. A pesar de algunas mejoras, persisten brechas estructurales e informalidad, mientras que las transformaciones en el mundo del trabajo exigen atención. América Latina y el Caribe experimentaron una recuperación moderada del empleo, según el Panorama Laboral 2025 de América Latina y el Caribe recientemente publicado por la Organización Internacional del Gtrabajo (OIT).
No obstante, el informe advierte que este avance ocurre en un contexto marcado por una persistente informalidad y desigualdad en medio de transformaciones del mundo del trabajo que requieren respuestas urgentes.
El Panorama Laboral 2025 se produce poco después de la 20.ª Reunión Regional Americana de la OIT, celebrada en octubre de 2025, en la cual las autoridades de la región reafirmaron —a través de la Declaración de Punta Cana— su compromiso con el trabajo decente, la formalización y la reducción de desigualdades estructurales
La publicación incluye datos por país, edad, sexo y sectores económicos. Es una herramienta clave para tomadores de decisiones, empleadores, trabajadores y periodistas interesados en el presente y futuro del empleo en América Latina y el Caribe
De acuerdo con el informe, en la primera mitad de 2025 la tasa de participación laboral promedio en la región fue cerca del 63 %, la tasa de ocupación alcanzó casi el 60 % y la tasa de desocupación continuó su tendencia descendente y se ubicó alrededor del 6 %, una de las más bajas de los últimos 15 años. Esto significa que la cantidad de personas que están activamente trabajando o buscando empleo se mantiene estable, en relación con el año anterior, y que una mayor proporción ha logrado insertarse en el mercado laboral. La informalidad, aunque se redujo ligeramente en el primer semestre de 2025 (46,7 %), sigue siendo uno de los rasgos más persistentes en la región, alcanzando a casi una de cada dos personas ocupadas.
La región no puede conformarse con cifras que parecen positivas en promedio. Necesitamos políticas activas que promuevan el trabajo decente, con igualdad y protección
Ana Virginia Moreira Gomes, Directora Regional de la OIT para América Latina y el Caribe
“La región no puede conformarse con cifras que parecen positivas en promedio. Necesitamos políticas activas que promuevan el trabajo decente, con igualdad y protección. La OIT sigue comprometida con acompañar a los países en este camino, en un mundo laboral que cambia rápidamente”, afirmó Ana Virginia Moreira Gomes, Directora Regional de la OIT para América Latina y el Caribe.
Los desafíos para mujeres y jóvenes también persisten en la región. Pese a que el desempeño de las mujeres en el mercado laboral ha sido más positivo que el de los hombres en los últimos años, este avance sigue siendo insuficiente. Los hombres tienen una tasa de participación 22 puntos porcentuales mayor a la de las mujeres, al igual que en la tasa de ocupación. La desocupación en las mujeres supera en dos puntos porcentuales la de los hombres. Las personas jóvenes (15 a 24 años) registran una tasa de desocupación casi tres veces la de los adultos. La incidencia de la informalidad entre jóvenes (56 %) es mayor que entre adultos (43 %).
Detrás de estos porcentajes hay millones de historias reales. Cada punto en los indicadores laborales representa a personas que trabajan, buscan empleo o quedan al margen del mercado laboral. El acceso a un empleo decente no solo determina ingresos: impacta en la salud, la educación, el bienestar y las posibilidades de desarrollo de toda la población. Por eso, la OIT insiste en que no basta con recuperar cifras: es urgente avanzar hacia la formalización y el trabajo decente como pilar para un desarrollo sostenible que garantice justicia social en la región.
El informe también destaca marcadas disparidades entre países, así como por género, edad y sector económico. Las mujeres y las personas jóvenes siguen siendo las más afectadas por la informalidad, el desempleo y el trabajo precario. El informe también analiza cómo está cambiando el mundo del trabajo, con especial atención al trabajo en plataformas digitales.
Uno de los hallazgos muestra que, entre quienes trabajan en estas plataformas, a mayor nivel educativo corresponden mayores ingresos. “El empleo se está transformando: aunque hay avances en los indicadores generales, hay que mirar debajo de la superficie. Los datos muestran grandes disparidades entre países y grupos. Las nuevas formas de empleo requieren marcos normativos y políticas actualizadas”, explicó Gerson Martínez, economista laboral y autor principal del informe.
Las ausencias del informe…un callejón sin salida
A pesar de los clamorosos silencios de los medios de comunicación de masas, controlados como están por el gran capital financiero, las luchas de los pueblos y de los trabajadores sigue vigente.
El capitalismo en su fase imperialista y decadente ha llevado a la humanidad al nivel más alto de producción de bienes y servicios de alta tecnología bajo su dominio, y a su vez este nivel es el que genera la miseria en la que viven miles de millones de seres humanos. Las crisis humanitarias, las guerras, el hambre y sequía, bajo el capitalismo no son fruto de las condiciones naturales, sino de las mismas relaciones sociales de producción que provocan la sobreproducción de alimentos, armas y megaminería, y que intrínsicamente se basan en la explotación del ser humano por una minoría.
La precarización laboral subyace de las crisis económicas y políticas neoliberales que desmantelan derechos históricos, dejando a los trabajadores con salarios bajos y condiciones inseguras. Por contra el trabajo decente del que tanto se habla y poco se concreta debe garantizar un nivel de vida digno, salud, educación y bienestar, no solo un salario, y que la realidad actual dista de este ideal.
Desde hace mucho tiempo hemos tratado de instalar el debate donde corresponde, y en defensa de los más desfavorecidos, a esa clase obrera, que constituye el 70% de la población activa mundial, bregando para que esta tome conciencia de su papel en la sociedad, de que es una clase social opuesta por el vértice a la clase propietaria de los medios de producción y distribución. Ya que la caída del Muro de Berlín se le cayó en la cabeza a muchos de esos que dicen hablar en nombre de la transformación social. Y que no supieron más que repetir frases como “el socialismo ha muerto”, “el marxismo es cosa del pasado”, o es simplemente una teoría económica, la clase obrera no existe, o, en el mejor de los casos, es un movimiento más dentro de otros muchos movimientos libertadores, todos esos mantras que se repiten machaconamente dentro de las filas de la izquierda, y han terminado por calar.
Pero la realidad que temen los capitalistas, que esa toma de conciencia lleve aparejada la construcción de una ideología que en su momento demostró que, es posible desarrollar desde el poder político, con lo que esto supone, la destrucción de las relaciones sociales de producción capitalistas y la construcción de una nueva sociedad, sobre bases radicalmente distintas.
Para evitar esta toma de conciencia los capitalistas no solo hablan ellos, sus pensadores y técnicos, sino que cuentan con los “mencheviques” dentro del movimiento obrero que repiten, como loros, los mismos mantras que desde los “think thank” y universidades se generan, que se pueden sintetizar en la principal frase neoliberal, de que “no hay alternativa al capitalismo”.
Como el capitalismo no deja de ser un sistema explotador de seres humanos y espoliador de riquezas naturales, la lucha de clases existe; solo que la clase obrera actúa con ese bajo un paraguas democrático, con esa idea de la democracia que le impide ver que sí hay alternativa al capitalismo.
Sabemos que un informe presenta de forma analítica y objetiva información sobre un tema especifico con el fin de comunicar datos relevantes, pero también subrepticiamente imparte conceptos ideológicos que sugieren acciones o conclusiones para aquellos que toman decisiones
Si la clase obrera no es capaz de romper esa idea de la democracia, todas sus luchas serán un eterno recomenzar, en las que irán sustituyendo dirigentes burgueses o pequeños burgueses por otros; mientras el capitalismo seguirá pudriéndose en su propria crisis.
*Periodista uruguayo residente en Ginebra, exmiembro de la Asociación de Corresponsales de Prensa de Naciones Unidas en Ginebra. Analista Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la