El zapatismo sigue tan vigente como en 1994

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SERGIO FERRARI| Hace apenas un poco más de veinte años, en enero de 1994, la explosión armada zapatista en el sureste mexicano vino a contradecir el avance lineal del modelo neoliberal y sus acuerdos de libre comercio recetado como dogma en toda América Latina.mex exln com david y tachoDos décadas después, el “zapatismo sigue marcando, como lo hizo en estos años, la vida política mexicana”, enfatiza Miguel Ángel Vásquez de la Rosa, licenciado en Derecho y Ciencias Sociales, comunicador social y agudo analista de la realidad mexicana.  Vásquez de la Rosa integra el Comité Directivo de la organización popular Servicios para una Educación Alternativa A.C (EDUCA), con sede en Oaxaca –vecino a Chiapas-, con una fuerte inserción en el trabajo con comunidades y organizaciones indígenas.

¿Cuál es su interpretación sobre la actual realidad del zapatismo? ¿Sigue existiendo un “proyecto” indígena campesino zapatista como cuando apareció públicamente en 1994?
-Es sorprendente que después de 20 años el zapatismo perviva, tenga una voz y un posicionamiento propio y continúe marcando la ruta de los cambios en la lucha por la autonomía de los pueblos indígenas. Digo que es sorprendente pues en todo este tiempo se han instrumentado, por parte del Gobierno y sectores conservadores, todo tipo de acciones y campañas encaminadas a aislar al movimiento, desacreditarlo y eliminarlo de la escena pública.

¿Esto significa, según su interpretación, que el zapatismo impactó la vida política mexicana de las últimas dos décadas?

– En efecto. En 20 años, México ha experimentado cambios políticos de gran trascendencia, muchos de ellos promovidos por el empuje y demandas zapatistas: la Reforma Electoral de 1997, la alternancia política del año 2000; el auge de la izquierda electoral y el fenómeno AMLO (Ndr: fraude electoral contra Andrés Manuel López , Obrador, candidato del Partido de la Revolución Democrática, PRD); las movilizaciones sociales en Atenco y Oaxaca en el 2006; la lucha por la defensa de los territorios en muchos Estados del país; e incluso el regreso al Gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 2012.

El movimiento zapatista ha sido actor central en esta historia y ha realizado esfuerzos por articular la lucha de los indígenas de este país. De estos esfuerzos yo destacaría tres: los Acuerdos de San Andrés Larráinzar (1996), la lucha por el reconocimiento constitucional de los derechos de los pueblos indígenas (2001) y la Otra Campaña (2006).

-Puede profundizar un poco más su análisis…

Miguel Angel Vázquez, analista
Miguel Angel Vázquez, analista

– Hago este recuento para tratar de entender cuál es la lectura que tiene el zapatismo en este momento y donde radica su aporte estratégico y su metodología en la actual coyuntura nacional. En la actualidad el zapatismo fortalece la lucha por la autonomía desde “abajo”, fortalece su presencia territorial en el sureste del país, concretamente en Chiapas, y la auto organización de las comunidades zapatistas. Además promueve una escuela de formación para activistas y dirigentes sociales de todo México y de otros países. Por supuesto, en estos momentos el zapatismo tiene menor presencia pública mediática, pero a su vez fortalece sus cuadros, su propuesta y su organización en Chiapas y en todo el país.

“La expresión más radical de la izquierda social”

– ¿Es posible conceptualizar  qué es hoy el zapatismo?
– Se puede decir que el zapatismo es hoy el principal movimiento indígena de México. El zapatismo, y esto no hay que olvidarlo, es un movimiento armado y es la expresión más radical de la izquierda social en el país. El zapatismo es también, un movimiento regional y comunitario, que se conformó con la acción de distintas organizaciones de base de la iglesia católica y comunidades chiapanecas y en la actualidad se re-articula en medio de sus propios conflictos y contradicciones internas.

El Zapatismo intentó abrirse hacia la sociedad civil mexicana en su conjunto. Hoy se “encierra” en Chiapas, su Estado de origen. ¿Quiere decir que no prosperó esta vía de extensión hacia la sociedad civil?

– El zapatismo siempre ha estado abierto a la sociedad civil y a los movimientos sociales e indígenas en el país. Desde el levantamiento armado de enero de 1994 ha hecho llamados y convocado a la sociedad civil de distintas maneras. En 1994 se realizó la Convención Nacional Democrática, un cónclave que reunió en Chiapas a cientos de organizaciones de todo el país. Más adelante, los diálogos de San Andrés convocaron a dirigentes, intelectuales y personalidades de todo el país a discutir los temas de una agenda de derechos indígenas. El EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) ha realizado tres recorridos a los largo de todo México: primero la Marcha de los 1111, después la Marcha del Color de la Tierra y también la Otra Campaña.

En síntesis, ha habido constantes iniciativas del EZLN por abrirse y vincularse con la sociedad civil, y en su momento han sido detonadores de acciones políticas importantes que han influido en los cambios. Sin olvidar que ha habido diferencias importantes entre el EZLN y organizaciones sociales ligadas a la izquierda partidista (PRD), pues estas últimas consideraron  que la Otra Campaña impulsada en 2006 influyó políticamente en la derrota de su candidato López Obrador a la presidencia del país.

Iniciativas todas por extender la visión del zapatismo al sureste mexicano y al resto del país. ¿Pero, insisto, lograron realmente el impacto que buscaban?

– Según mi interpretación, el zapatismo ha sido un claro referente de lucha en los últimos 20 años en México. Su mensaje ha influido prácticamente todas las luchas de transformación social en el país. Los cambios en México, sobre todo en materia política, no habrían sido posibles sin la acción, el discurso y las demandas de los zapatistas. A pesar que en los últimos años el mensaje zapatista no ha sido considerado ni reproducido por la mayoría de los medios de comunicación. Aun admitiendo que en los últimos 12 años el posicionamiento de la izquierda partidaria ha sido importante -a través de López Obrador, uno de los principales dirigente sociales en México- es evidente que el mensaje zapatista es tan vigente y actual como hace 20 años.

El zapatismo hizo descarrillar las recetas neo-liberales

-¿Y el México de hoy, con la vuelta del PRI al Gobierno?
– Regresó el PRI a gobernar el país, y con ellos un proyecto “modernizador” de México, que, paradójicamente,  la irrupción zapatista había logrado hacer descarrillar hace 20 años. Los retos están abiertos: si los zapatistas logran volver a colocar su agenda en el escenario nacional, y si hay un movimiento indígena fuerte en el país, es imaginable una movilización social importante que confronte las reformas estructurales impulsadas por el actual presidente Peña Nieto, las que claramente afectan a las mayorías empobrecidas de México.