El Papa y la Argentina: pasó, saludó y… no bajó
Juan Guahán-Question Latinoamérica|
El Papa Francisco volvió a la región. Ahora fue el turno de Chile y Perú. A su paso por el espacio aéreo argentino solo dejo un formal mensaje –en inglés- al gobierno y pueblo argentino. Crecen las hipótesis sobre la razón de tal proceder, mientras el presidente Muricio Macri caía en el pozo más profundo desde su asunción hace 25 meses.
Una nueva gira internacional del papa Francisco. Otra visita a la región. Ahora fue el turno de Chile y Perú, sobrevolando a nuestro país. Tema al cual nos referiremos al final. Pero… ¿cuál es motivo de estas visitas pastorales? Ellas no se agotan en un solo argumento. Pero hay algunos que se destacan por encima de los demás. El primero y más importante es mantener, afianzar y hacer crecer la grey católica.
Ésa es la tarea principal de todo los Papas. La eficacia de esta tarea está en directa relación con la capacidad de cada jefe eclesial para establecer el nexo entre el pensamiento religioso que representa y la cultura de su tiempo y de los diferentes pueblos. Al respecto cada Papa tiene su propia visión de la realidad y de la mejor manera de interpretar ese rol.
El argentino Jorge Bergoglio hizo hincapié, como varios otros líderes de la Iglesia, en dos cuestiones de singular importancia: La paz y la unidad. Eso lo ha llevado a intervenir y marcar su presencia en múltiples conflictos nacionales e internacionales. En este sentido el actual viaje por el sur andino de nuestra América no es una excepción. Los históricos problemas entre el Estado chileno y los indios mapuches por un lado y las mutuas desconfianzas – que motivaron enfrentamientos armados- entre Perú y Chile, por el otro, abonan la idea que también este viaje mantiene relación con aquellos temas de paz y unidad.
A estas cuestiones generales Francisco le agrega algunas que tienen que ver con el actual estado de otros problemas contemporáneos. Entre ellos se destacan 7 temas, que son parte de esta gira: la situación de los mapuches; el mensaje a los jóvenes; la violencia; la corrupción; la amazonía con el problema del medio ambiente y sus pueblos originarios; la dignidad de las personas y los abusos sexuales de miembros de la Iglesia.
Las definciones papales sobre estos otros temas actuales
Los mapuches, también designados como araucanos, constituyen un componente fundamental de la población chilena. Se estima que un 82% de los chilenos tienen –en alguna medida- sangre mapuche, mientras que un 9% de su población total se identifica como mapuche. Su asentamiento está concentrado en la zona austral del país. La relación de los mapuches con el estado chileno es ambigua. Una importante mayoría lo acepta, aspira mejorar su situación y ampliar sus derechos, sobre todo respecto de la tierra que habitan. Una minoría no acepta al Estado y demanda la independencia y autonomía del pueblo mapuche, particularmente sobre sus tierras y forma de organizarse.
Dentro de estos últimos sectores existen grupos armados que responden con violencia a la situación por la que transitan. Las definiciones del Papa, en esta materia, giran en torno a algunas ideas centrales, que no dieron satisfacción a ninguno de los extremos del conflicto. Pidió por el respeto a los valores culturales de los pueblos originarios, aclarando que ninguna cultura es superior a las demás; recalcó la necesidad de mejorar su situación y demandó que “No se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro, ya que genera violencia”
Respecto a los jóvenes, temática sobre la cual le encanta incursionar a Francisco, los trató de enamorar hablándoles con guiños del lenguaje de internet, pidiéndoles que se pregunten “Qué haría Cristo en mi lugar” o que no abandonen sus sueños e ideales y luego les pidió que se preparen para participar de la próxima Jornada Mundial de la Juventud (Panamá – enero 2019), que tendrá como uno de sus ejes la cuestión de la tecnología y los jóvenes. En Perú les pidió que mantengan vivas a sus culturas.
La violencia fue un tema recurrente tanto en Chile como Perú. Es sabido el interés del Papa en este tema. Fiel a sus principios y a las tradiciones de la Iglesia procura desalentar toda respuesta violenta por parte de los pueblos y sus organizaciones. También dejó un lugar para señalar la violencia que nace de las injusticias sociales y del Estado sobre los más humildes y desposeídos.
En Perú, Francisco hizo una dura condena a la corrupción. Allí planteó: “Cuánto mal le hace a nuestros pueblos latinoamericanos y a las democracias de este bendito continente ese «virus» social, un fenómeno que lo infecta todo, siendo los pobres y la madre tierra los más perjudicados”.
Resultó más que significativa la presencia de Francisco en la Amazonía. Se puede decir que del mismo modo que el viaje a la Araucaria y los mapuches fue lo más destacado de Chile, el viaje a la Amazonía tuvo el mismo sentido en Perú.
Es sabido que la Amazonia es uno de los principales pulmones del mundo. Ocho países de la región (Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela) tienen parte de su geografía dentro de la Amazonía. Allí están la selva más importante y el río más largo del mundo, la décima parte de todos los bosques que alberga el planeta se encentran allí. La quinta parte del agua dulce de la tierra es parte de la cuenca aurífera de la Amazonía. Resulta evidente que, con ese viaje, quiso colocar en la opinión pública que en el año 2019 se realizará el Sínodo sobre la Amazonía y que su problemática girará en torno a los temas del medio ambiente, no solo de ese lugar, sino de todo el planeta.
Allí, en medio de una recepción excepcional, pronunció el discurso más comprometido de esta gira. Atacó el extractivismo de los bienes comunes (minería y bosques) guiados por la avaricia de quienes no tienen en cuenta al ser humano. Propuso un diálogo y educación intercultural. Advirtió que “el cielo está muy molesto y llora porque estamos destruyendo el planeta”. Completó su presencia en esa zona con un pedido que todos, particularmente los gobernantes, deberíamos escuchar: “Hemos de romper con el paradigma histórico que considera la Amazonía como una despensa inagotable de los Estados sin tener en cuenta a sus habitantes”.
El cuanto al respeto a la dignidad de las personas, esta vez el Pontífice -tal como antes lo había hecho en Paraguay- lo puso sobre el escenario hablándoles a reclusas chilenas. Allí demandó por su derecho a la reinserción, como un aspecto de los derechos humanos y de la dignidad debida a cada persona. Lo reiteró en Perú, delante de los indígenas demandando “el fin de la trata de personas, la mano de obra esclava, el abuso sexual y la violencia contra las mujeres”.
En cuanto a los abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia, ha sido –posiblemente- el tema más controvertido de este viaje. Eso fue así, de un modo rotundo, en Chile. El Papa trató de responder a las denuncias en las que estaban involucrados miembros de su Iglesia. En este sentido hubo varios hechos contradictorios. El Papa, oficialmente, manifestó su “dolor y vergüenza por el daño irreparable causado a los niños por parte de ministros de la Iglesia”.
Sin embargo el mayor peso en la prensa lo tuvieron las denuncias de abusados que no fueron recibidos por Su Santidad. Mayor difusión aún, tanto en Chile como también en la Argentina, recibió el hecho de la participación del obispo de Osorno, Juan Barros, en las actividades eclesiales. Ese Obispo, designado por Francisco, es acusado de encubrir a sacerdotes involucrados en abusos. Lo defendió antes de este viaje, lo recibió en Chile y cuando culminó su estadía en ese país reiteró “No hay una sola prueba contra el obispo Barros, todo es calumnia”.
El Papa viaja y en la Argentina no baja
En estos días proliferaron las consideraciones sobre las razones por las que Francisco aún no ha hecho su recorrida por su suelo patrio. Sabemos que hay dos tipos de razones para este interrogante. Unas provienen del campo diplomático y otras son las que se asientan en la realidad. No olvidemos que la Iglesia, sigue siendo un Estado y el Papa un Jefe de Estado. Como tal tiene compromisos y obligaciones hacia los demás Estados y sus autoridades. Por ello en este tema no nos metemos pero tengámoslo presente.
De todos modos la razón de fondo tiene que ver con la posición política del peronista Jorge Bergoglio y su visión del país y de su gobierno, ahora en manos de un régimen neoconservador. Esa diferencia política explica el frío trato que le da a Macri. Del mismo modo que lo hizo en Chile con el próximo Presidente, el conservador Sebastián Piñera, a quien apenas saludó. Bergoglio no quiere venir a la Argentina a convalidar al macrismo y sabe que su presencia, como Papa, sería un acto de oposición. Por cuestiones diplomáticas tampoco quiere herir al gobierno y faltar a una de las prédicas constantes de la Iglesia. La búsqueda, aunque sea forzada, de la unidad.
Cierre del viaje del Papa
Cuando ya está por emprender el viaje de regreso al Vaticano se pueden sacar algunas conclusiones. Tal como se esperaba fue mucho más fervoroso el paso del Papa por Perú que por Chile. En este país el catolicismo está en un profundo y permanente declive. Tiene, junto a Uruguay, el menor porcentaje de católicos de toda la región. Entre las causas de esta situación se pueden mencionar el tema de los abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia, como así también el carácter extremadamente elitista y conservador de su Episcopado.
Un organismo que supo estar a la vanguardia de los reclamos contra Pinochet y ahora, con otras autoridades, no está muy identificado con las posiciones que vienen de Roma. A esto se sumó, en Chile, una prensa muy agresiva respecto a la visita papal. La presencia de fieles, si bien dio la impresión que fue menor a la esperada, superó largamente el millón de personas, lo que indica un número de personas que nadie, artistas o políticos puede reunir en tan pocas presentaciones.
La otra cuestión que vale la pena destacar es que la prensa, adicta a estos procesos neoconservadores, considera que ya puede comenzar a construir un discurso crítico a este Papa. Están hartos que desde la jerarquía del Vaticano les recuerden sus privilegios y responsabilidades en los dolores de nuestros pueblos.
Macri se desplomó, está en el pozo más hondo
Las encuestas conocidas en los últimos días ratifican lo que ya veníamos adelantando. El desplome de la imagen presidencial (baja del 13,6%), de su gobierno, de las perspectivas futuras, en fin de todos aquellos índices que tienen que ver con el estado de ánimo de la población, su realidad actual y su futuro. Allí lo que predomina es la bronca.
Solo hay dos excepciones a esta visión que hace recaer la responsabilidad en el actual gobierno. Una de ellas es precisamente el hecho que la mayoría siga viendo que la mayor responsabilidad por la “actual situación económica” sigue estando en el gobierno kirchnerista. El otro dato que sirve de consuelo a las desgracias oficialistas es cuando un 55,9% da el sí a las medidas que supongan reducir el gasto público. Aunque más del 62% se mostró opuesto a la ley sobre jubilaciones que hizo votar el gobierno
De todos modos, en el círculo más íntimo del Presidente, saben lo que esto significa y –por ahora- no cunde el pánico. Allí circulan las versiones de un plan político de tres etapas, que estaría en pleno desarrollo. El mismo abarcaría los dos años que van desde las elecciones de octubre hasta las presidenciales del 2019. Según el mismo estamos a mitad de camino de la primera etapa que llegaría hasta el mes de junio (Mundial de Fútbol).
En este período se acumularían todas las medidas negativas y sería el período más crítico del gobierno. Después del Mundial, en cuyo impacto como amortiguador de conflictos depositan muchas expectativas, vendría la segunda fase. En ese segundo semestre se procuraría estabilizar al barco. “Parar la mano”, ordenar la tropa, verificar los daños producidos y crear las condiciones para el relanzamiento hacia el 2019. La última etapa sería el 2019. Allí se pondría “toda la carne al asador” volverían las grades inversiones en obras públicas y las medidas de tinte “populista”. Eso lo esperan coronar con un nuevo triunfo electoral.
Eso piensan los actuales inquilinos de la Rosada. Habrá que ver si la realidad económica nacional e internacional, la dramática situación social y sus efectos políticos acompañan estas ideas o ellas son una mera versión de mentes obnubiladas por el poder.