El Maizal y Diosdado

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JM. Rodríguez | 

Decía Mézsáros que el socialismo requiere, no sólo de una nueva forma de producir, necesita también de un nuevo modo de control político de la sociedad. Si bien resulta complejo cambiar una forma de producción que tiene siglos siendo hegemónica, mucho más lo es lograr, simultáneamente, una indispensable y sustantiva igualdad de los ciudadanos en el ejercicio del control político. De ahí la importancia del Partido. Pero él debe ser sólo la vanguardia revolucionaria, el núcleo esencial de las organizaciones populares, más aún en el caso de las comunas que siendo, por su esencia, socialistas deben controlar sus territorios.

Por eso es necesario resolver la contradicción surgida, entre esto último que menciono, y el tutelaje burocratizado que, inevitablemente, se deriva de una organización política que pretende copar todas las organizaciones de la sociedad. Concebido como un partido de masas en razón de las exigencias electorales, el afán de crecimiento también produjo la complejización de su estructura cargada hoy de organismos que ocupan todo el trabajo de sus miembros convertidos en una enorme multitud de funcionarios. Tal cosa es propicia para que cualquier arribista, los hay como monte, aproveche la política para ascender en la escala social (un eufemismo propio de los trajinadores).

Si la dirección del Partido no entiende esto y no logra superar tal contradicción no habrá nuevo modo de producción con la envergadura necesaria para competir con las viejas formas. Por esta razón la reciente visita que realizó Diosdado Cabello, virtual jefe del Partido, a la comuna El Maizal, significa un aval oficial a ella. Esto es muy bueno y por eso lo felicito, sin embargo se debe ir más allá del gesto, se necesita apoyo, con hechos, a todas las comunas organizadas sin comprometer la manera natural, sencilla y autónoma como ellas se organizan. Sólo se requiere desarrollar un plan nacional de producción comunal y ponerlo en marcha sin los habituales abandonos.

El caso de El Maizal es paradigmático. Esta comuna, aguerrida y exitosa, está cumpliendo 12 años de esfuerzos de sus numerosos miembros en lograr que ese nuevo modo de producción colectiva se haga realidad. Para eso ha tenido que enfrentar leyes capitalistas y autoridades civiles, con policías y militares, que han actuado para acosarla. Es el caso de los dos últimos alcaldes del municipio Simón Planas que, siendo del Partido, la han atacado y no sólo con palabras.

Chávez siempre estuvo consciente de esto, y se lo dijo a los dirigentes del Partido en aquel “Aló Presidente Teórico I”: El consejo comunal no puede ser un apeìndice del Partido, estariìamos matando al bebeì, estariìamos produciendo un aborto. ¿Cuaìl es él bebeì? Los consejos comunales. Ustedes no lo permitan. El Partido ayuda, tiene que ayudar, el Partido impulsa, tiene que impulsar; el Partido forma cuadros. Los consejos comunales no pueden ser apeìndices de las alcaldiìas, no pueden, no deben ser, no se dejen. Las comunas no pueden ser apeìndice de las gobernaciones, ni del Ministerio de la Comuna, ni del presidente Chaìvez ni de nadie: son del pueblo, son creacioìn de las masas, de ustedes…

No deja de ser curiosa esa lealtad a Chávez que deja de lado lo que él gritaba con fuerza.