El karma persistente en Ecuador: otra vez, su futuro se dirime entre correísmo y anticorreísmo

(Xinhua/Ricardo Landeta)

Paloma del Berro – Tiempo Argentino

El dato que llega de Quito es sintomático: las elecciones de 2025 se iniciaron en forma anticipada en los centros carcelarios que, en los últimos años, fueron escenarios de sangrientas revueltas entre bandas criminales. Son institutos que el actual gobierno militarizó, sin bajar la cuota de violencia, con centenares de muertos.

Una cuestión que lo implica a Daniel Noboa. La violencia que azota al Ecuador fue, justamente una de las banderas del actual presidente, que pretende ser reelecto para el período 2025-29, que complementa el del mandato que logró el hijo del empresario bananero más rico del país, obtenido en las elecciones anticipadas de 2023 ante la renuncia del exmandatario Guillermo Lasso, su declaración de «muerte cruzada» y la disolución del parlamento. Aquella campaña se realizó en un clima de extrema violencia que le costó la vida a tres dirigentes de distintas fuerzas, incluido uno de los candidatos presidenciales, Fernando Villavicencio. Estos sufragios que se realizarán hoy en todo el país llegan en un clima relativamente menos sacudido por la sangre, aunque hace apenas unas horas, por caso, se supo que fue baleada la vivienda de Gabriel Ugarte, candidato correísta a la Asamblea por la provincia de El Oro. Estos episodios son recurrentes.

El presidente ecuatoriano y candidato a la reelección, Daniel Noboa (c). (Xinhua/Ricardo Landeta)

En esta ocasión, además de la presidencia y la vice, estarán en juego las 151 bancas para la Asamblea Nacional y cinco representantes al Parlamento Andino. Si bien los candidatos a la presidencia son 16 en total, todo está dado para que el actual mandatario y la correísta Luisa González pasen a segunda vuelta, como un remedo de aquellas elecciones del 2023. En aquella ocasión la candidata de Revolución Ciudadana venció en la primera vuelta por 33,61 a 23,47%, a su rival del entente Acción Democrática Nacional (entones y ahora, para evitar la segunda vuelta, se debe obtener al menos el 40%). Pero en la definición del 15 de octubre de ese año, la derecha superó al progresismo por 51.83 a 48,17% y Noboa asumió la presidencia el 23 de noviembre, una semana antes de cumplir los 36 años. Todo indica que las elecciones de hoy serán un espejo de aquel proceso. Aunque las encuestas arrojen un pronóstico más favorable para la candidata correísta (ver recuadro).

Otro tema controversial, insólito de este proceso electoral, es la fecha de la eventual segunda vuelta: recién se realizaría dentro de más de dos meses, el 13 de abril. Unos 12 mil presos integran el padrón de los 13 millones de ecuatorianos que están llamados a las urnas.

En campaña

Pavorosa crisis de violencia; una economía más debilitada aún (si fuera posible), muy enganchada con la brutal crisis energética que sigue provocando cortes de energía de hasta 14 horas diarias y pérdidas de u$s 7500 millones, al menos; un sistema político sumergido en la inestabilidad desde anteriores administraciones que realzan la incertidumbre institucional. A todo esto se suma un dato conocido en las últimas horas: Ecuador perdió 132.000 empleos plenos en un año, lo que provocó que la tasa de desempleo subiera alrededor del 4% y que superara con creces las dos cifras, a la vez que se incrementó la deserción escolar en jóvenes mayores de 14 años, que en algunas ciudades llegó al 29%. Esos fueron, y serán, los principales temas que le dan marco a los sufragios, en un país que día a día parece más tomado por el flagelo del narcotráfico que muda sus asentamientos en la región.

Distribución de paquetes electorales en Quito. (Xinhua/Carolina Endara)

Noboa debió hacer malabares en la campaña, señalado por todos esos problemas, a los que se sumaron sus propios enfrentamientos con su vice Verónica Abad, disputa que amenazó al gobierno desde el primer día de la administración.

Así, otra vez, Ecuador se dirime entre el correísmo y el anticorreísmo. Luisa González vuelve a intentar devolverle el gobierno a la izquierda ecuatoriana, luego de ocho años del último período de Rafael Correa, justamente su mentor político, que se mantiene en el exilio político en Bélgica, y que durante esta campaña mantuvo un perfil más moderado que en otras circunstancias. Incluso, sorprendió que el propio Noboa se haya referido poco y nada a Correa, lo que no es un dato menor. Aunque, de todos modos, la emblemática figura del expresidente sobrevoló siempre la campaña, como un fantasma.