El fuego que arrasó 800 años de historia de Notre Dame, fue apagado
El fuego se llevó más de 800 años de historia en el corazón de un París azorado: el incendio que destruyó gran parte de la catedral Notre Dame y se propagó en unos mil metros cuadrados está totalmente “apagado”, anunciaron este martes los bomberos.
Durante el incendio, el ministro de Interior francés, Christophe Castaner, dijo que no era seguro que se pudiera “salvar” toda la catedral.Los bomberos señalaron que la estructura de la Catedral estaba a salvo y preservada en su conjunto y el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció el lanzamiento de una suscripción nacional para financiar la restauración.
Todavía en la madrugada, la gente seguía reunida en los puentes de la capital y en las orillas del río Sena para presenciar el lento consumo de la Catedral de Notre-Dame, mientras se secaba las lágrimas de los ojos. Una sensación de pérdida irreparable, de herida secular sumió a miles de personas en un espeso silencio.
Una parte de la isla de la Cité, ba-rrio donde se ubica la catedral, fue evacuada. La policía pidió a la población que evitara el sector y ‘‘dejara paso a los vehículos de rescate’’. Macron, quien tenía previsto dar un mensaje al país para anunciar medidas frente a la crisis de los chalecos amarillos, anuló su discurso para dirigirse al lugar del siniestro. Y se abstuvo de culpar del siniestro a factores externos, como los fundamentalistas islámicos
Las imágenes dieron la vuelta al mundo, difundidas en directo por las televisoras y las redes sociales. Notre Dame, con unos 13 millones de visitantes al año, es el monumento histórico más frecuentado de Europa y fue inmortalizado por Victor Hugo. Su arquitectura es reconocida por sus gárgolas y contrafuertes. Para responder a múltiples demandas’’, la Fundación del Patrimonio lanzó una ‘‘colecta nacional” para la reconstrucción de Notre Dame. El magnate francés François-Henri Pinault y su padre anunciaron que donarán 100 millones de euros.
Sin distinción de credos, católicos musulmanes o ateos, veía con desazón y congoja cómo principal tesoro de la arquitectura gótica, terminado de construir en 1345, era un edificio oscuro, devorado por las llamas.Las campanadas de la Basílica del Sagrado Corazón, distante unos cuantos kilómetros, y de muchas otras iglesias de la capital franbcesa intentaron conjurar la principal amenaza: la destrucción completa de una catedral que es tanto un nido de la cultura occidental como un pozo de leyendas.
Por momentos parecía que las llamas iban a envolver todo el edificio, que los chorros de agua que caían desde todas partes jamás podrían detener su progresión. Un pedacito del alma de París se estaba desvaneciendo delante de los parisnos y los miles de turistas en la capital francesa, mientras millones recreaban las imagenes en todo el mundo, por televisión o en sus teléfonos celulares. Desde la caída de las Torres Gemelas en Nueva York no se vivía tal sensación.
El motico que desencacenó el incendio aún se descoocen. Comenzó hacia las siete de la tarde hora de París está “potencialmente vinculado a los trabajos de renovación” que estaban en curso y tendrá un costo de seis millones de euros la restauración de la catedral, debía terminar en 2022. El fuego salía precisamente de ahí, del centro de los andamiajes colocados para restaurar la aguja y el techo. Esta parte superior fue construida entre los siglos XII y XIV. La aguja fue la primera en derrumbarse y su desmoronamiento provocó un inmenso grito de estupor entre la gente.
París se mira a si misma como si le hubieran amputado un miembro de su cuerpo y un relato de su historia. Algo faltará por mucho tiempo en el horizonte de la capital.
Los relatos se suman: todavía era de día cuando, a lo alto, la cruz se tambaleó desde sus 93 metros y se llevó con ella todo el resto de la aguja. Hacia la medianoche, una tupida columna de humo podía verse desde distintos puntos de la capital francesa.
No es la primera vez que Notre-Dame sufre un incendio. En 1871, durante la insurrección de la Comuna de París que buscó instaurar en la capital francesa una reforma política popular, la catedral había sido parcialmente incendiada. A lo largo de la Revolución francesa de 1789, la catedral también sufrió los embates del proceso de desacralización e incontables saqueos.
Notre-Dame evoca como pocos edificios la identidad, la historia y la magia de París al tiempo que remite a la obra literaria de Victor Hugo, precisamente a la novela Nuestra Señora de Paris (1845) y sus personajes eternos, como la bailarina bohemia Esmeralda o el Papa de los locos, Quasimodo, apodado así por su joroba y su fealdad. Notre-Dame es, con 13 millones de personas que ingresan cada año, el edificio más visitado de Europa. Cada día de la semana se celebran cinco misas y siete los domingos. La tarea que viene ahora consiste en salvar las obras de arte.
Es un símbolo popular gracias a la obra de Victor Hugo, es como un ADN de la identidad francesa donde convergen la Edad Media, Juana de Arco, Carlos VII, Enrique IV, la Revolución francesa, los dos Bonaparte, el Mariscal Pétain, el general de Gaulle, la esencia de la Liberación de París después de la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial y el testimonio de toda una época de poderío político y moral de la Iglesia. Y sin embargo, pese a su lujo y su imponente arquitectura, Notre-Dame de París es del pueblo gracias a la pluma de Victor Hugo y sus personajes exuberantes. En su libro, Quasimodo vivía precisamente recluido en los techos que se quemaron ayer.