¿El final de la austeridad europea?

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THE GUARDIAN| Ahora que Francia posiblemente elija un presidente socialista crítico con el pacto fiscal europeo y que el Gobierno holandés se desmorona por la reforma social, el modelo de austeridad de la canciller alemana Angela Merkel se tambalea.  Europa se desplaza en otra dirección. La parte “Merk” del pacto de austeridad de Merkozy está a punto de perder sus ruedas traseras de soporte.

Otros defensores de la austeridad, conservadores o tecnócratas, están luchando por mantener en la carretera a este híbrido. La mala conducción está haciendo que los pasajeros que viajan en la parte de atrás, es decir, España, Italia, Portugal y Grecia, se mareen. Incluso a los conductores de refuerzo como los holandeses, que clamaron contra la pequeña quita de los acreedores privados de Grecia, les está resultando difícil dirigir el rumbo en Países Bajos, donde las carreteras deberían ser más uniformes. El lunes, su Gobierno se hundió.

El apoyo a la extrema derecha vuelve a aumentar en Francia, donde el Frente Nacional obtuvo sus mejores resultados, gracias a que la hija de su fundador ha logrado desintoxicar su imagen. Los resultados del Frente Nacional han ido incrementándose paulatinamente y la diferencia con respecto a 2007 es que Sarkozy pudo captar gran parte de sus votos. Son apoyos que ahora ha perdido y si desea volver a ganar en dos semanas, tendrá que volver a adoptar una postura desagradable. En cualquier caso, a Merkel este francés le resulta cada vez menos atractivo como socio.

Un vehículo familiar eléctrico

Mientras Angela Merkel trabaja a contrarreloj para asegurar las medidas de austeridad en la ley de la UE, las instituciones y su Ejecutivo, la política de los Estados miembros clave se desplaza en el sentido contrario. Tanto desde los extremos como desde el centro, desde la izquierda o la derecha, el mensaje popular es parecido: la austeridad que propugna Alemania reduce nuestra soberanía, echa por tierra las perspectivas de futuro de nuestros jóvenes y, según la opinión de los partidarios de centro o de izquierda, impulsa a la derecha neofascista.

Si surge el dúo “Merkollande”, será un concepto de vehículo familiar eléctrico, silencioso y menos llamativo. Pero no existe ningún diseño, mucho menos uno que esté listo para los circuitos de pruebas, y las baterías podían seguir constituyendo un problema. Nicolas Sarkozy no aceptó la oferta de Angela Merkel de hacer campaña en su nombre y ahora parece que se observa un cierto alivio por parte de la canciller alemana de que no se lo pidiera. Si a Sarkozy, conocido en Alemania por ser un divisor y un polarizador, le interesa dramatizar la opción ante el electorado francés en las próximas dos semanas antes de la segunda vuelta, Merkel, que por su parte se enfrenta a unas elecciones importantes, puede que tenga objetivos políticos distintos.

Defender el estímulo del crecimiento

Las opiniones de los socialdemócratas alemanes del SPD sobre el programa de reformas de 60 puntos de Hollande se encuentran divididas. Algunos de sus principales representantes, como el exministro de finanzas Peer Steinbrück, han calificado de ingenua la demanda de Hollande de una renegociación del pacto de austeridad. Pero otros, como el líder del SPD Sigmar Gabriel, se muestran totalmente de acuerdo con el intento de Hollande de salir de la crisis de la deuda en la eurozona fomentando el crecimiento. En una entrevista conjunta, afirmaron que pueden “hacer que cambien las cosas”.

Esto casi seguro que incluiría a la misma Merkel, que ante todo es una mujer pragmática. Una y otra vez, se plantea el argumento de por qué los alemanes deben malgastar su dinero ganado con tanto esfuerzo en los países del sur de Europa que no cumplen su cometido. La réplica a este argumento, es decir, que si el mercado único fracasa también lo hará su mayor proveedor de bienes, aún tiene que plantearse con suficiente fuerza. Pero cuando sea así, Merkel se moverá según el viento predominante. La única cuestión que tiene en la cabeza Merkel es si dispone de una mayoría. Merkel, uno de los animales políticos más cautos, se desplazará allí donde le lleve su mayoría.

Cualquier persona que se tome en serio el proyecto europeo debería prestar atención al mensaje de la primera vuelta. Si se insiste en un programa económico que reduce la soberanía, genera altos niveles de desempleo juvenil y dirige a Europa hacia una década de estancamiento, se destruirá la confianza en la solidaridad social, el cimiento en el que se basa la UE. Económicamente, aún está por determinar si es acertado el argumento del estímulo con el riesgo de agudizar la inflación. Políticamente, se está convirtiendo en una obviedad.

Anexo
Irlanda: Hollande podría generar votos en contra en el referéndum

La posibilidad de que François Hollande se convierta en presidente de Francia despierta ciertas suspicacias en Irlanda conforme la fecha del referéndum sobre el pacto de estabilidad promovido por Merkozy se aproxima, puesto que se celebra el próximo 31 de mayo. El candidato socialista se muestra crítico ante un tratado que transforma en acervo comunitario las medidas de austeridad. The Irish Times señala que:

“Los asesores de Hollande no hablan de enmendar el tratado en lo más sustancial, tal y como él ha sugerido durante la campaña, lo que representaría una pesadilla para otras capitales, Dublín a la cabeza, sino de añadir un protocolo. Y algunos analistas alemanes sugieren que Merkel podría tolerar algún tipo de “pacto de crecimiento” como protocolo al tratado. Lo que, entre otros, beneficiaría a España e Italia.

[…] Cambiar cómo quedan recogidos los objetivos en el tratado, o incluso sugerir cómo deberían ser modificados, no resulta de gran ayuda para la cita del referéndum irlandés, convocado para el 31 de mayo. La alternativa de un “protocolo de crecimiento” goza de cierto atractivo. Para vender el pacto fiscal, bautizado simple y llanamente como el Tratado de Austeridad por quienes están en contra, el Gobierno irlandés, como otros en el seno de la Unión, trata de ofrecerlo como el tratado y la unión monetaria que impulsarán el crecimiento, y no meramente como un instrumento de tortura económica, que, sin embargo, es necesario”.

**Editorial del diario británico The Guardian