El escenario en Bolivia ante las elecciones generales

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Foro de Comunicación para la Integración de NuestrAmérica

En un contexto político y económico complejo, Bolivia irá a elecciones el próximo 17 de Agosto.

A casi dos décadas de su triunfo histórico en las urnas, el primer presidente indígena de Bolivia, Evo Morales, ha sido proscrito de la contienda y llama a votar en blanco. Quien en su momento fuera considerado su delfín y heredero político, el actual presidente de la Cámara de Senadores Andrónico Rodríguez aparece como único candidato progresista  con alguna posibilidad de entrar en segunda vuelta, aunque sin contar con el apoyo frontal de las distintas organizaciones campesinas e indígenas. Por su parte, los movimientos populares llegan fragmentados, lo que abre la posibilidad de un regreso de la derecha al poder político.

Para aclarar el preocupante panorama, el Foro de Comunicación para la Integración de NuestrAmérica (FCINA) invitó a dialogar al analista político Antonio Abal Oña, a la comunicadora Dolores Arce y a la socióloga brasileña Ana Prestes. Con la conducción de Vanessa Martina-Silva (Diálogos do Sul Global), participaron de la entrevista Abel Ticona (Agencia Plurinacional de Comunicación de Bolivia), Felipe Bianchi (Centro de Estudos da Mídia Alternativa Barao de Itararés) y Javier Tolcachier (Pressenza).

En una primera aproximación, Abal Oña subrayó la intención de las candidaturas de la derecha de buscar reformas estructurales, imponiendo un cambio drástico del modelo social, comunitario, de redistribución, por una economía de libre mercado. Es decir, un giro hacia las políticas de ajuste neoliberal que son la base programática de todas las opciones de la derecha.

Esos sectores incluso plantean la posibilidad de abrir una reforma a la Constitución Política del Estado, revirtiendo así las conquistas del Estado Plurinacional.

Conocidas recetas como la de acudir al Fondo Monetario Internacional, la reducción de la planta del Estado y el despido de miles de trabajadores de empresas estatales forman parte de un ajuste brutal, que los bolivianos conocen en su historia muy bien.

Consultada sobre la situación de la Comunicación y la incidencia de los medios dominantes en la actual coyuntura, Dolores Arce indicó que estos últimos años no han sido una etapa fácil para los medios alternativos y populares, mientras que se han potenciado los grandes medios.

Los medios alternativos están siendo castigados para evitar que puedan acceder a una pauta publicitaria por el simple hecho de tener una línea un poco más crítica o peor. Hay severas amenazas contra los que informan acerca de la protesta social, incluyendo una lista negra de emisoras comunitarias y secuestro de equipos en varias radios.

Si bien se esgrimen razones burocráticas, lo real es que las sanciones han tenido el objetivo de amedrentar a la comunicación crítica. Mientras que los medios dominantes, que han incentivado las situaciones de crisis, han estado en una buena sintonía con el gobierno nacional a través de las pautas publicitarias. Estos medios nunca han dejado de conspirar y han sido los principales instigadores del linchamiento mediático al expresidente Evo Morales.

Es, en definitiva, una estrategia de la guerra cognitiva desde los grandes medios que se ha perfeccionado para intentar moldear el sentido común de la gente y de prepararla psicológicamente para que acepten que la única salida a la crisis es el retorno del neoliberalismo, señaló Arce.

Desde Brasil, la politóloga Ana Prestes enmarcó los procesos de lawfare y de persecución contra liderazgos populares del que fue víctima el presidente Lula, el golpe contra la presidenta Dilma, al igual que lo que sucedió con Rafael Correa en Ecuador, y actualmente con la expresidenta Cristina Kirchner en Argentina y con Evo en Bolivia como mecanismos de una ola de restauración conservadora.

Arfce y Morales

En relación al llamado a votar en blanco que el mismo Morales efectuó en la reciente cumbre de Runasur en el Trópico de Cochabamba, la analista expresó que tenemos que respetar y confiar en que el pueblo boliviano tiene que sacar de sus propias experiencias las soluciones para el enfrentamiento con estos ataques de la derecha.

Ante la fragmentación y divisiones internas del campo popular y su instrumento político en Bolivia, Prestes puntualizó que no se pueden establecer paralelismos automáticos con la estrategia de un frente amplio que llevó a la derrota de Bolsonaro en el Brasil.

De cara a la necesidad en este momento histórico de enfrentar a Trump y la extrema derecha, de unificar nuestras fuerzas en América Latina, es muy importante que el pueblo boliviano pueda evitar que la derecha secuestre el gobierno de Bolivia. Nosotros, como latinoamericanos, sudamericanos, partidos y pueblos solidarios con el Proceso de Cambio en Bolivia, podemos apoyar haciendo lo que el pueblo boliviano llame a colaborar y hacer con máximo respecto por las particularidades de cada proceso, afirmó Prestes.

Ante la preocupación sobre la posible persecución y exclusión de los pueblos indígenas del sistema político boliviano si la derecha gana las elecciones, Abal respondió que esta amenaza existe, dadas anteriores experiencias. De hecho, ha habido ya detenciones políticas de dirigentes sin sustento jurídico alguno.

En vista de ello, hay ya un fortalecimiento de la organización de la resistencia en niveles intermedios, promoviendo nuevos liderazgos jóvenes en las bases.

Sobre la cuestión de los intereses geopolíticos de Estados Unidos y las transnacionales en el proceso electoral boliviano, especialmente en relación con los recursos estratégicos como el litio, Dolores Arce señaló una relación directísima en la articulación de esos intereses. Las transnacionales necesitan políticos títeres para entregar los recursos naturales y esa entrega tiene que ser incondicional con un marco legal que les favorezca y si es necesario no van a dudar en reprimir.

Hay un pacto entre empresarios, transnacionales y medios de comunicación que apoyan este viraje en desmedro del pueblo boliviano. Pero al mismo tiempo hay también el trabajo silencioso desde medios comunitarios, desde redes sociales, desde articulaciones en las bases. Debido a la memoria histórica no es fácil engañar a un pueblo, no es fácil posicionar que la solución sea la privatización o el retorno al pasado. El desempate entre estas pulsiones va a ser en las calles y desde las bases, finalizó la comunicadora.

Revisando el proceso de lo acontecido desde el icónico No al ALCA, hace ya casi 20  años, Prestes llegó al momento actual afirmando que hay una especie de internacional fascista y de extrema derecha conectando elementos de América Latina con otros en el mundo. Con pocas distinciones presentan un mismo proyecto que es un abordaje neoliberal para la economía, pero con elementos de autoritarismo, protofascismo y en algunos casos neofascismo cuando tienen el mando de Estado. A su vez, a diferencia de momentos anteriores, la integración de América Latina está muy débil.

En este contexto, las elecciones en Bolivia y las próximas elecciones en Brasil son muy importantes, porque lo que está en juego es la posibilidad que tenemos o no de reconectar proyectos nacionales soberanos, emancipatorios, integracionistas, de construcción colectiva en mecanismos como la UNASUR o una nueva UNASUR o el fortalecimiento de la CELAC para enfrentar a esta extrema derecha que está muy conectada, que está muy organizada, que está muy coordinada y que nos va a atacar fuerte en los próximos años, indicó la analista.

Finalmente, el gran interrogante es qué podría suceder en las urnas el próximo 17 de agosto.

Hay que desconfiar de las encuestas, indicó Antonio Abal. Un posible pronóstico es que el voto de la derecha se concentre, pero sin superar este candidato el 30% de apoyo en la primera vuelta. Sin embargo, de llegar al 40% y confirmarse la ventaja respecto a los demás de un 10%, esto le daría un eventual triunfo sin segunda vuelta.

Por su parte, Dolores Arce puntualizó que cree que el voto nulo y blanco va a estar por encima del 20%. No cabe duda que también va a haber un voto por Andrónico como alternativa desde la izquierda y seguramente con la esperanza de tener por lo menos una bancada que evite la consolidación de los dos tercios en la Asamblea Legislativa Plurinacional que habilite a la derecha a abrir procesos de modificación constitucional.

Pero, de hecho, la calle es lo único que va a contrarrestar la concreción de medidas totalmente antipopulares. Esto nos lleva a un proceso necesario de autorreflexión, de autocrítica, de encontrar de nuevo la forma de articularnos entre sectores populares y superar la fragmentación, precisó.

Por su lado, Ana Prestes, insistió desde Brasil en guardar respeto por el proceso boliviano, expresando la esperanza que algún acuerdo permita que al menos la izquierda de alguna manera esté en segunda vuelta para disputar el proceso. Porque la posibilidad de tener en Bolivia un gobierno represor, un gobierno privatizador, un gobierno alineado a Estados Unidos, un gobierno que haga lo que está haciendo ahora Noboa con el pueblo ecuatoriano o Bukele con el pueblo de El Salvador, es para nosotros muy angustiante, muy triste, pensar que el pueblo boliviano pueda pasar por eso.

(*) Investigador del Centro Mundial de Estudios Humanistas, organismo del Movimiento Humanista y comunicador en agencia internacional de noticias Pressenza.   Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)