El continente africano, una esperanza que sigue pendiente
Juan Guahán
El novel canciller chino cumplió recientemente con el rito de recorrer varios países africanos (Angola, Benín, Egipto, Etiopía y Gabón) en el inicio de su gestión. Es una demostración que el gigante asiático tiene sus ojos puestos en ese continente, lo que se hizo evidente desde la década de los 80’.
Los 54 países africanos abrigan una población, solamente superada por Asia, de más de 1.300 millones de pobladores. El 80% de la misma es de raza negra, genéricamente considerada -por la cultura occidental- como algo inferior. En África se está desplegando una política que va desplazando a sus viejos dominadores. Ellos fueron los tradicionales colonialistas europeos y más recientemente los norteamericanos que ocupan el lugar que Europa fue cediendo.
La gira del canciller chino es un modo de recordar y agradecer que fue el voto mayoritario de los países africanos el que hizo posible que la China comunista se incorporara a las Naciones Unidas (1971), desplazando al gobierno disidente y pro occidental de la isla de Taiwan, quedándose con todos los derechos que éste tenía. Pero también es indicativo de la profundización de los intereses mutuos.
Es inagotable la discusión acerca de si se trata de una nueva versión del antiguo colonialismo o son relaciones de mutuo beneficio. Por supuesto que la respuesta depende del cristal con el que se mire.
De todas maneras, es evidente el mecanismo aplicado: China aporta créditos financieros y construcciones de infraestructura, recibiendo como contrapartida recursos o bienes comunes de esos países. Este modelo supone garantías según las cuales, en caso incumplimiento, China tiene derechos al progresivo control de las obras realizadas.
En los últimos 20 años China contribuyó a la construcción –en África- de más de 13.000 kilómetros de vías férreas, casi 100.000 de autopistas, unos 1.000 puentes, casi 100 puertos y más de 80 grandes centrales eléctricas, generando cerca de 5 millones de puestos de trabajo. Todo ello enmarca la creciente influencia política, económica y estratégica que tales obras suponen.
Los países occidentales no han encontrado respuestas a esta situación. Un ejemplo significativo da cuenta de ello: La Unión Europea tiene planificado invertir, en África, 150 mil millones de euros hasta el 2027. Van a privilegiar los aspectos informáticos y de desarrollo sostenible.
Lo fundamentan diciendo: “Somos muy buenos financiando carreteras, pero no tiene ningún sentido para Europa construir una muy buena carretera entre una mina de cobre de propiedad china y un puerto de propiedad china”. Este reconocimiento prueba que la disputa geopolítica se va resolviendo a favor de China.
África de hoy está llena de claroscuros.
Más allá que se informan mejoras en aspecto de salud, educación, avances en los derechos de las mujeres e infraestructura para el desarrollo, hay otros índices que refieren los retrocesos en aspectos institucionales, de seguridad y en la vida cotidiana. El hambre y la pobreza se desparraman por gran parte de su geografía; así es como -por ejemplo- los 10 países más pobres del mundo forman parte del territorio africano.
Entre otros retrocesos, han vuelto -por ejemplo- los Golpes de Estado, característicos de la década de los 80’. En ese sentido se ha informado,en los últimos 10 años, 23 golpes o intentos de tales (varios de ellos victoriosos). Hoy África marcha a la cabeza mundial de las guerras o conflictos armados (allí tuvieron lugar –en el 2022- la mitad de los ocurridos en todo el planeta) y algo semejante se da en materia de desplazamiento humanos. En África hay 7 de los 10 más grandes campos de refugiados del mundo.
Sus débiles avances fueron duramente golpeados por dos hechos a los que son ajenos: El Covid 19 y la guerra de Rusia con la OTAN. De todas maneras, las expectativas esperanzadoras sobre el África del futuro descansan sobre algunas otras realidades.
Su mayor riqueza es su juventud, es el continente más joven del mundo, lo que tiene que ver con la baja expectativa de vida (64 años) junto a la mayor tasa de natalidad del mundo. En menos de 30 años África tendrá más de dos mil millones de habitantes, por encima de India y China y cerca de un tercio de la población mundial.
Según Naciones Unidas, para fines de siglo las cifras serán aún más significativas. Hoy vive en África el 17% de las personas que habitan nuestro planeta, para ese momento –con unos 4.500 millones de personas- contendrá el 40% del total de los habitantes del mundo y alrededor de la mitad de los menores de 15 años, de todo el planeta.
el reciente Mundial de Fútbol fue evidente la presencia de jugadores de ese origen o afro descendientes, en la mayoría de los equipos. Ello es un indicador acerca de cómo este continente comienza a hacerse ver a pesar de la pobreza y el saqueo al que ha sido y –en muchos casos- sigue siendo sometido.
*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)