El colapso de la conspiración económica contra la Revolución Bolivariana
MARIO SANOJA| Si en Venezuela no existiese un proceso revolucionario, la franquicia imperial representada por la derecha vernácula venezolana (MUD y tutti quanti), no habría armado este proyecto conspirativo destinado, según dicha franquicia, a provocar en los venezolanos un estado de rechazo general a la gestión del presidente Maduro y por consiguiente, una victoria electoral de sus candidatos a alcaldes y consejeros municipales el próximo mes de diciembre.
Tal victoria seria luego proclamada urbi et orbi a través de los medios privados de comunicación, nacionales e internacionales, controlados por el Imperio, como un plesbicito que avalaría la supuesta victoria del candidato de la MUD en las pasadas elecciones presidenciales, demostrando también el supuesto carácter ilegítimo del rrrregimen de Maduro.
Estas conspiraciones de la derecha empresarial para provocar el desabastecimiento como forma de presión sobre el gobierno, no son nada nuevo en Venezuela, por eso hay que derrotarlas definitivamente. La última, que acompañó al sabotaje petrolero en 2002, aunque fracasó políticamente permitió, sin embargo, a los empresarios sacar al exterior la suma no despreciable de 20.000 millones de dolares, sin contar los que robó la gerencia malandra que se había apropiado de la Vieja PDVSA.
La coyuntura económica mundial en la cual se produce esta nueva conspiración capitalista neoliberal, se caracteriza curiosamente por el colapso flagrante de dicha teoría: ¿lo ignoran los conspiradores empresariales?. En Centroamérica, con excepción de Nicaragua, la pobreza ha aumentado exponencialmente mientras una minoría minoritaria de empresarios y familias ricas, se llenan de dinero. En México, el desastre nacional neoliberal está llegando al límite de lo estrambótico. En Colombia, el rrregimen neocolonial de la derecha liberal-conservadora (sic) comienza a agrietarse y los movimientos sociales anti sistema crecen como hongos, al igual que está ocurriendo en Perú y Chile.
La hegemonía del imperio estadounidense y su subrogante de la comunidad europea, naufraga en el piélago de contradicciones que ha creado el surgimiento la sociedad mundial multipolar ¿Hacia cual mundo cree que se encamina la contrarevolución fascista venezolana?
La derecha empresarial venezolana, en nuestra opinión, busca presionar el gobierno bolivariano para que la deje enriquecerse sin trabas. Ya que no pueden ser gobierno y tener así la oportunidad de apropiarse directamente de la riqueza petrolera, quieren capturar cada vez más cantidad de la cuantiosa inversión social que realiza el gobierno bolivariano. La derecha empresarial está consciente que revertir los profundos cambios socioeconómicos que ha provocado en Venezuela la Revolución Bolivariana no sería una tarea imposible contando con con la debida ayuda del Imperio, pero sería un proceso muy oneroso, política, social y económicamente, que pondría en marcha fuerzas sociales terribles que terminarían de arrojarlos para siempre al basurero de la historia.
Intentar desconocer el importante contexto cívico-militar que caracteriza al proceso bolivariano, particularmente luego de la desaparición física del Comandante Chávez, es totalmente irreal.
El socialismo venezolano, sí señor, el socialismo venezolano tiene facetas muy propias de nuestro proceso histórico, en el cual la Fuerza Armada jugó -hasta el final de la IV República- un papel protagónico en la conformación y conservación del Estado nacional como subrogante de la burguesía venezolana y del Imperio estadounidense.
A partir de 1999 con el triunfo del chavismo y de nuestro Comandante Chávez, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana participa activamente junto con los otros componentes de la Nación Bolivariana en la construcción de una sociedad soberana y socialmente justa. Cuando digo Nación Bolivariana hago abstracción del sector social y político venezolano que de manera consciente o por ignorancia actúa como Quinta Columna, como reducto de traidores al futuro socialista de nuestra Patria.
Sin ser economista de profesión, sino solamente un simple historiador del proceso de formación de nuestra Nación, me atrevo a pensar que el gobierno, bolivariano, basado en sus enormes recursos financieros, pareciera está combatiendo el desabastecimiento de los productos básicos de la dieta venezolana utilizando los mecanismos de la economía clásica sobre el funcionamiento del mercado matizados por una concepción monetarista: una gran oferta de bienes de consumo (y de dólares) debería ocasionar una baja en los precios al consumidor e incidir en el precio del dólar negro o paralelo.
Puesto que la posibilidad de un golpe militar, como ocurrió en Chile, es muy improbable y visto que la fortaleza financiera y política del gobierno bolivariano es un arma difícil de derrotar, de ser exitosa aquella estrategia los empresarios golpistas deberían, en un cierto momento que podría ubicarse teóricamente entre finales de octubre y mediados de noviembre próximos, capitular o pedir conversaciones de paz.
Esta contraofensiva económica debería desarticular, utilizando la fuerza de la ley, los mecanismos perversos de la distribución y la especulación con los bienes y servicios que alimentan la corrupción y la inflación. El gobierno bolivariano debería estar atento a los importantes cambios en la cultura del consumo que la conspiración empresarial provoca en la sociedad venezolana y así mismo, tomar en cuenta el deseo mayoritario de los venezolanos patriotas, de abrir un juicio político a los responsables intelectuales de la matanza criminal ocurrida entre el 14 y el 15 de Abril pasados. Dicho juicio debería llevarnos finalmente a instaurar un juicio político ampliado de los crímenes cometidos por la derecha fascista en Venezuela a partir de 2002..
Nuestra mayor debilidad como Revolución, es haber sido demasiado blandos con los crímenes y los criminales de la derecha. Si hubiésemos, por ejemplo, aprobado y sancionado en su oportunidad el nuevo Proyecto de Ley de Universidades, buena parte de esta conspiración quizás no habría ocurrido. Tenemos que estar conscientes que una Revolución no es un simple cambio de gobierno: es un cambio cualitativo y cuantitativo en la forma de ser y de existir de una sociedad determinada.
Tenemos que demostrarle a la derecha fascista que estamos dispuestos a jugarnos el todo por el todo por el triunfo de la Revolución y que la derrota de su actual intento conspirativo será el inicio la derrota definitiva de la contrarrevolución.