EE.UU. refuerza su despliegue militar en El Salvador

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Estados Unidos reforzó su presencia militar en El Salvador con el despliegue de tres aviones, en el contexto de una operación regional en el Caribe. El AC-130J Ghostrider, el P-8A Poseidon de la Marina y el C-40 Clipper sin distintivos están estacionados desde octubre en el principal aeropuerto internacional del país, según revela una investigación de The New York Times basada en imágenes satelitales, datos de vuelo y comunicaciones aéreas.​

El AC-130J Ghostrider es un avión de ataque capaz de destruir objetivos en tierra o mar con misiles, cañones y ametralladoras, y está operado por el Comando de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. El P-8A Poseidon realiza labores de reconocimiento y recolección de inteligencia marítima, mientras que del C-40 Clipper se desconoce su propósito específico, aunque se ha vinculado ocasionalmente a misiones de vigilancia.

El gobierno de Donald Trump intensificó ataques contra embarcaciones en el Caribe y el Pacífico, justificando la operación como parte de una estrategia para combatir redes criminales de narcotráfico. Sin embargo, analistas aseguran que estos movimientos representan una inédita expansión del poder militar estadounidense en la región y que marcan un hito en las relaciones bilaterales con El Salvador.​

Expertos citados por The New York Times destacan que nunca antes un país centroamericano había albergado aviones estadounidenses con capacidad ofensiva, y consideran que el despliegue refleja la creciente cooperación militar entre ambos países. El exjefe del Comando Sur, James Stavridis, afirmó al diario: “La base es muy, muy importante para el poder blando, pero hoy se utiliza claramente para el poder duro”.​