Ecuaor: El positivo primer mes de Lenín Moreno
María Florencia Pagliarone-Celag|
Lenín Moreno ha cumplido su primer mes como presidente del Ecuador. Probablemente uno de los elementos más significativos de estos 30 días haya sido la puesta en práctica del “Diálogo Nacional”, no solo con actores cercanos a su gobierno sino también con opositores, lo que ha acrecentado la interna del Movimiento Alianza PAIS y las críticas del expresidente Rafael Correa.
Bajo la convocatoria del diálogo, parece anidar una suerte de ansias de lograr gobernabilidad y consensos, que corre el riesgo de no distinguir entre actores ni el peso de las concesiones. Al cabo del primer mes, el imperativo de “ceder” podría estar significando algo más que la construcción de acuerdos para el Ecuador del futuro, sino más bien una suerte de imposición de agendas.
En el caso de los actores políticos, Lenín ha entablado diálogos con algunos de los candidatos que participaron en las elecciones presidenciales. Fue el caso de Dalo Bucaram (Fuerza Ecuador) quien presentó propuestas referidas a la eliminación de la tabla de consumo de drogas, la enseñanza del lenguaje de señas en la educación primaria, la creación de clínicas para mascotas, la creación de canchas deportivas, el seguro para niños, el bono de jubilación y la creación de una Comisión Anticorrupción que cuente con la veeduría de la ONU. Este diálogo ha sido duramente criticado por la actual Secretaria Ejecutiva de Alianza PAIS, Gabriela Rivadeneira mediante un tweet publicado en su cuenta.
Vale recordar que en septiembre de 2016, Bucaram se refería a Lenín Moreno como “un modelo caduco”: “Lenín representa el continuismo cuando necesitamos despegar, no lo podemos aceptar, queremos renovación, no queremos más odios entre ecuatorianos sino un país de libertad que necesita despegar”.
El tema ha cobrado una nueva dimensión con la acusación del expresidente Rafael Correa respecto a la existencia de un pacto con el bucaramato por el cual se les habría otorgado la Corporación Nacional de Electricidad. Ello en tanto Dalo Bucaram es hijo de Abdala Bucaram, presidente del Ecuador en 1996, quien fue destituido tras 6 meses en el cargo por “incapacidad mental para gobernar”. Su gobierno estuvo marcado por escándalos de corrupción y desviación de fondos en el marco del proyecto “Mochila escolar”. Además, fue enjuiciado por peculado por haber girado 11 mil millones de sucres de los Gastos Reservados de la Presidencia a cuentas de agentes de seguridad del palacio de Gobierno en los últimos días de su presidencia. Tras lo cual, solicitó asilo político en Panamá donde permaneció hasta hace algunas semanas cuando prescribieron sus juicios y regresó al Ecuador.
También se ha convocado al diálogo a Paco Moncayo y a Cynthia Viteri, ambos excandidatos presidenciales. En el primer caso, pese a que, en vísperas de la segunda vuelta electoral, Moncayo había afirmado “jamás voy a apoyar a un sistema corrupto y corruptor como el del actual Gobierno. Nunca apoyaría a Lenin Moreno” y en consecuencia, había convocado a Guillermo Lasso a “un gran diálogo nacional” con el objetivo de recuperar la democracia. Por su parte, Viteri fue la primera en brindar su apoyo a Lasso de cara a la segunda vuelta afirmando que se trataba de cambiar un “gobierno totalitario”, desestimando la posibilidad de formar parte de un próximo “gobierno venidero”.
Pese a ello, ambos ex candidatos fueron convocados por el actual mandatario para revisar la tabla de porte de sustancias estupefacientes para consumo personal, cuyo objetivo inicial era la no criminalización del consumo. Para el Partido Social Cristiano de Viteri, la prioridad es eliminar dicha tabla y establecer penas más duras para los expendedores además de brindar atención médica a los consumidores y programas de prevención, cuya responsabilidad recaiga en el Estado. Paco Moncayo también es partidario de eliminar dicha tabla ya que de acuerdo a su opinión sirve para fomentar el microtráfico. Aunque en campaña, había anunciado que estaba a favor de la legalización de la marihuana con fines terapéuticos.
Moreno también se ha reunido con actores locales como son el alcalde de Quito y el de Guayaquil. En el primer caso, se trata de Mauricio Rodas, cuyo partido SUMA, formó parte de la coalición con Guillermo Lasso para las elecciones presidenciales de febrero. Además de participar activamente en las convocatorias en los exteriores del Consejo Nacional Electoral (CNE) “defendiendo la democracia” cuando se esperaban los resultados finales de la primera vuelta electoral, incitando a la violencia en las calles y adoptando una actitud pasiva que se desligó de la responsabilidad de mantener el orden en la ciudad. Envuelto en el último año en la trama de corrupción de Odebrecht por la construcción del metro de la capital, aprovechó la reunión con el presidente para solicitar un financiamiento adicional para el metro a cambio de ofrecer terrenos de propiedad municipal para la construcción de viviendas de interés social dentro del programa “Casa para Todos” del gobierno nacional.
En el caso de Nebot, pese a que su candidata Cynthia Viteri fue la primera en ofrecer el apoyo a Lasso de cara a la segunda vuelta, en una entrevista el alcalde de Guayaquil se distanció de la coalición CREO – SUMA exigiendo a la organización política la presentación de las pruebas de fraude, que tanto aducían Lasso y su candidato a vicepresidente Páez, por las vías legales establecidas: “uno tiene que perder con dignidad, sin perjudicar a los demás, sin decir mentiras, haciendo lo que tiene que hacer”. Esta posición probablemente lo acercó a establecer un diálogo con el actual presidente, teniendo en cuenta la histórica disputa que mantuvo Rafael Correa con el alcalde de Guayaquil.
En sus primeras acciones, Lenín Moreno parece marcar la pauta de lo que podría denominarse como el postcorreismo, recogiendo parte de la agenda de los sectores de oposición. Un ejemplo es el debate respecto a la Ley de Comunicación; un tema en el cual todos los candidatos de oposición durante la campaña electoral coincidían en la necesidad de su derogación bajo con el paraguas de la “defensa de la libertad de expresión”[4]. En este marco, la agrupación política Centro Democrático, que en primera vuelta fue aliada de Paco Moncayo, estableció una alianza para la segunda vuelta con Moreno donde se acordó la reforma a la Ley de Comunicación eliminando la figura de linchamiento mediático y la institucionalidad creada durante la Revolución Ciudadana para el control y regulación como son la Superintendencia de Comunicación (Supercom) y el Consejo de Regulación de la Información y Comunicación (Cordicom).
El mismo día que asumió Moreno firmó un decreto que suprimió la Secretaria del Buen Vivir, blanco de críticas durante los últimos años respecto a su gestión y su utilidad. También en esa oportunidad, eliminó el cuestionado Plan Familia más focalizado en la abstinencia que en la educación sexual. Con el objetivo de recuperar el rol protagónico de las familias y disminuir la incidencia del embarazo adolescente fue implementado desde 2015.
Lenín también ha marcado distancia con algunos de los últimos proyectos de ley de Rafael Correa: un día antes del cambio de mando, el Ejecutivo remitió a la Asamblea Nacional un proyecto de ley que pretendía regular los actos de odio y discriminación en redes sociales e internet. Consultado sobre el tema, Lenín afirmó que desconocía dicho proyecto de ley. Por otro lado, respecto al Código de Entidades de Seguridad Ciudadana donde se pretendía crear un Servicio Civil de Protección para las autoridades similar al de Estados Unidos, Moreno desestimó dicha iniciativa y afirmó que su seguridad seguiría estando a cargo de la Policía y las Fuerzas Armadas.
En términos de valoración de la gestión, estos gestos ya han tenido un impacto positivo en las encuestas: de acuerdo a CEDATOS, el 66 % de los encuestados aprueba la gestión de Moreno mientras que su credibilidad se ubica en el 63 %[6]. Por su parte, Perfiles de Opinión señala que Moreno tiene una imagen positiva del 84 % y su credibilidad se sitúa en el 68 %[7]. A la par de estos datos positivos, hay señales de un posible quiebre futuro entre facciones al interior del MPAIS. Correa ha hablado de “contradicciones incomprensibles” en el Diálogo Nacional. Incluso en uno de sus últimos tweets ha tildado la estrategia de diferenciarse de su gobierno como desleal y mediocre. Tales son las diferencias con su antecesor que incluso el propio presidente ha tenido que afirmar “esta es la misma Revolución” en una reunión con los gobernadores.