Ecuador: Y no nos dimos cuenta del “golpe blando”
En los muchos comentarios sobre las elecciones, poco se ha hablado de un golpe de Estado que se califica de ‘blando’, es decir suave, porque nos han domesticado. Tan suave que no aparecen los autores, tan blando que todavía no nos duele… un ‘golpe’ que dura desde antes del gobierno de Lenin Moreno. Hemos aceptado su traición y que nos gobernaran los que rechazamos en las elecciones de 2017. Ahora no solamente no los hemos rechazado, sino que los hemos llamado a grito. Nos convencieron de votar por Lasso para terminar de una vez con el correismo, sin que nos demos cuenta de que el capitalismo va a ser peor que lo que estamos sufriendo desde 4 años.
Los medios de comunicación comerciales nos convencieron de que había que odiar el uno y festejar al otro. Miremos Honduras, Paraguay, Brasil, Guatemala… y estamos peor que ellos. No nos hablan de Argentina ni de Bolivia que salieron de la pesadilla. Bolivia aguantó un año el golpe de Estado, obligando a que regrese al poder el partido de Evo Morales. Brasil logró que se anularan los juicios contra Lula da Silva y nosotros después de 4 años pedimos más de lo mismo… y lo vamos a tener. Ya el nuevo gobierno está preparando su equipo de ministros y secretarios de Estado entre los más derechista y fascista del país.
“¡Manos de hierro con guantes de seda!” vamos a tener durante 4 años… a la manera de León Febres Cordero, del Partido Social Cristiano (PSC), el presidente más sanguinario que hayamos tenido en estos 50 últimos años. Todo estuvo muy bien planeado, manteniéndonos en la ignorancia, la pasividad, el individualismo, el quemimportismo. Y durante 4 años más van a amarrar las estructuras estatales para que no regrese ningún presidente progresista. Los izquierdistas de escritorio, los indígenas y las organizaciones gremiales que votaron ‘nulo’ se dejaron embaucar por ONGs (Organizaciones No Gubernamentales) que los cegaron por un puño de dólares. Ni hablar de la Universidad que no capacita a los estudiantes para pensar e innovar sino ser buenos empleados de las empresas nacionales e internacionales. Tampoco las Iglesias fueron atentas al clamor de los pobres y de la naturaleza. Con el nuevo gobierno el grupo católico más tradicionalistas, el Opus Dei, ya tiene sus entradas en el palacio de Carondelet… Se repite lo que decía León Febres Cordero cuando ganó la alcaldía de Guayaquil: “¡Estamos aquí para quedarnos más de 30 años!”
¡Qué feliz está la embajada norteamericana! Con el presidente Moreno entraba en el palacio del gobierno como en su segunda casa. “Muy dóciles y obedientes” hemos quedado los ecuatorianos para aplaudir al verdugo de los pobres que no quieren regalarse sus riquezas, sus materias primas, sus mejores profesionales. Sus funcionarios pagan muy bien a sus empleados ecuatorianos afín de que nosotros mismos aplaudamos a nuestros amos y les pidamos sentarse en los primeros puestas. No critiquemos Colombia que ha pasado a ser una colonia norteamericana con 9 bases militares en su territorio. Nosotros estamos peor: “¡No hay peor ciego que aquel que no quiere ver!”… Pues tenemos futbol, cerveza, novelas, teléfonos de última generación. Algún chat decía: “Nos empobrecen pero aguantamos porque somos machos… ¡pero que nos suspendan el campeonato nacional o suramericano ni los burdeles!”
El camino para revertir esta catastrófica situación va a ser muy largo… porque ya son expertos en “golpes blandos” y los “guantes de seda” son tan suaves. Hemos perdido la dignidad, nos tienen bien controlada a la juventud, y los profesionales no quieren perder sus empleos precarios. Lograron ponernos a todos contra todos. Si no crecemos en conciencia no podremos luchar por nuestros derechos. Si seguimos de egoístas e individualistas, dejaremos crecer unas situaciones que nos irán ahogando cada vez más. ¿Seremos capaces de crecer también en una mística de liberación centrada en la construcción del Reino de Dios tal como nos lo presenta el papa Francisco que supone “una amistad social y un amor político”? Que nuestra devoción mariana encarne la fe de María de Nazaret en nuestra vida y nuestros compromisos: “El todopoderoso… dio un golpe con todo su poder: deshizo a los soberbios y sus planes. Derribó a los poderosos de sus tronos y exaltó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.”