Dos meses de política exterior macrista: haciendo los deberes
Oscar Laborde |
A poco de cumplir 60 días, el gobierno nacional marcó con rapidez y crudeza sus prioridades en las relaciones exteriores.
Poco se había debatido en la campaña electoral sobre el tema. Scioli prometió continuidad e hizo gestos al reunirse con dirigentes fundamentales para este momento de la integración regional. Tuvo su encuentro con Raúl Castro, Pepe Mujica, Lula da Silva, Evo Morales y sus apoyos. Macri habló poco y nada sobre lo que haría. Genéricamente dijo que mejoraría la relación con Estados Unidos, que había que abrirse al mundo y, sí, puso énfasis en pedir la libertad de los condenados en Venezuela por intentos golpistas. De hecho, en su último minuto en el debate con Scioli reiteró el pedido.
La elección de nueva canciller Susana Malcorra (o deberíamos decir aceptación de la sugerencia) habla por sí sola. La ingeniera Malcorra fue ejecutiva de IBM en el momento que se producía el escándalo por pago de coimas, hecho probado por la Justicia argentina. Luego fue CEO de Telecom y les redujo el 10 por ciento del sueldo a los trabajadores. Extrañamente, sin tener ningún antecedente en la Cancillería argentina, ni estudio o práctica en la política exterior, es designada directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos (PMA), uno de los 14 cargos más importantes de las Naciones Unidas, siendo el destacamento no militar más importante del mundo, con presencia en 80 países y disponiendo de 30 buques, 70 aviones Hércules y 5000 camiones, 60 mil hombres y un presupuesto de 1,7 mil millones de dólares. En 2012 fue designada jefa de gabinete del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
En Wikileaks aparecen, claramente, las indicaciones que recibía del Departamento de Estado norteamericano periódicamente (véase https//search.wikipedia.org/=malcorra+rice). Y eso nos saca la duda. ¿Quién, con gran peso en la ONU, recomendaría a alguien para cargos fundamentales para la organización si en su país nunca estuvo ni un día en la Cancillería? El antecesor en su último cargo tenía 40 años en la Cancillería india y era el representante de ese país en el organismo en el momento de la designación. La dependencia de la ingeniera Malcorra de los Estados Unidos tiene kilómetros de texto en el mundo diplomático y en los medios de todo el mundo.
El primer viaje de Macri fue a la cumbre del Mercosur donde, rompiendo todos los antecedentes, se involucró en la política interna de Venezuela demostrando su voluntad de conflictuar el organismo, debilitarlo. No es su prioridad y trabajará para deshacer lo transitado.
Luego fue a Davos, un encuentro de banqueros. Ningún organismo oficial convoca a ese encuentro ni el Banco Mundial, ni el FMI, ni siquiera el Ministerio de Economía suizo. Sólo un grupo de multimillonarios que hace desfilar a presidentes y funcionarios para presionarlos. Pero lo más grave de ese viaje fue la reunión con el primer ministro británico, David Cameron, que Macri caracterizó como “muy linda”, además de afirmar que “lo de Malvinas era un tema más en la relación”. En la lectura diplomática está claro que eso y archivar el reclamo por la soberanía en las islas es lo mismo. El daño es gigantesco porque deshace lo logrado en 12 años de paciente labor del gobierno anterior consiguiendo que se expidan por la posición argentina no sólo el Mercosur, Unasur, el G77 + China, sino la Celac, donde muchos países anglófonos, pertenecientes al Commonwealth (todavía en muchos de ellos al primer ministro lo nombra la reina) comprometiendo su relación con Gran Bretaña, nos dieron su apoyo. Será muy difícil en las próximas años, o tal vez décadas, conseguir ese respaldo nuevamente.
La ausencia a la reunión de la Celac, a la que concurrieron 22 presidentes del continente, demuestra con quién quiere estar Macri y a quién le huye. Este gesto pretende menospreciar las relaciones con la región y privilegiar las del primer mundo.
Las reiteradas declaraciones de la canciller a favor de la Alianza del Pacifico, e incluso del ALCA, adelantan la intención de ir desmantelando el Mercosur e ir transitando una política económica exterior hacia el libre comercio, que será nefasta para nuestra industria y nuestros asalariados. En poco tiempo se verán las consecuencias de estas decisiones, que serán muy negativas para nuestro país, y de difícil reversión en el futuro. El alineamiento incondicional con los Estados Unidos nos puede llevar a grandes concesiones para nuestros intereses soberanos. El debilitamiento o la ruptura de los lazos con los países de la región, que con tanto esfuerzo logramos y que tan buenos resultados nos dieran, producirá un gran perjuicio para nuestro pueblo.
En fin, Macri está haciendo los deberes.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-292056-2016-02-09.html