Donald, ¿el ignorante?

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Beverly Fanon-Clay

Hasta su llegada al poder, ningún presidente estadounidense ha sido tan ignorante de las lecciones de la historia ni  tan incompetente a la hora de poner en práctica sus propias ideas, señala Bert Stephens, analista político del influyente The New York Yimes (NYT).

La cúpula del Capitolio, inclinada, parcialmente cubierta con un borrón rojo brillante 
La democracia muere con la estupidez, dice el New York Times

Esa es la conclusión a la que parecen haber llegado los mercados bursátiles al desplomarse tras el triple golpe de Trump: primero, amenazas de aranceles contra nuestros mayores socios comerciales, que implican costos mucho más elevados; segundo, dos suspensiones de un mes de duración para algunos de esos aranceles, lo que significa un entorno empresarial de previsibilidad cero.

Y,  por último, su admisión tácita a Maria Bartiromo de Fox News, de que EEUU podría entrar en recesión este año, y que es un precio que está dispuesto a pagar para lograr lo que califica como una “gran cosa”.

La mentira no desaparece con el mentiroso. Eso es lo malo de Trump. En noviembre de 2020 Donald Trump contó que había ganado unas elecciones que había perdido. Y se produjo el asalto al Capitolio. Si esa mentira se mantiene viva, cualquier victoria electoral futura podrá ser desacreditada, sostenía cinco años atrás el historiador Timothy Snyder. ¿A qué mundo nos conducen sus falsedades?, se preguntaba.

Trump adoptó el eslogan America First [América, primero], término que utilizó el aviador antisemita y activista de los años treinta Charles Lindbergh. La gente pensó: “No puede ser que no supiera esto. pero es probable que no lo supiera porque, en historia, es un completo ignorante, no le interesa nada”, señala David Armitage, reputado historiador británico, profesor en Harvard.

Trump proyecta una imagen distorsionada de Estados Unidos | Internacional | EL PAÍSAñade que el descontento por la desigualdad se ha alimentado del mayor conocimiento de lo extrema que ha sido, de ver cómo se redistribuyó riqueza en la última generación, a ambos lados del Atlántico. Un descontento que ahora ha desembocado en sentimientos contra la inmigración. Cuando miremos atrás, algunos ya lo llaman la crisis del capitalismo tardío, va a ser una parte imposible de ignorar de la historia del principio del siglo XXI”, resaltó.

Un presidente voluntarioso, errático y despreocupado está dispuesto a arriesgar tanto la economía estadounidense como la mundial para hacer valer su ideología. Eso no va a terminar bien, sobre todo en un gobierno sin contrapesos, caracterizado por un equipo de aduladores y adláteres a ultranza, señala el NYT.

Las amenazas a los aliados no finalizarán bien. Puede parecer divertido, más o menos, trolear a Justin Trudeau diciendo que es el “gobernador” del “gran estado de Canadá”, es grotesco, horripilante e idiota inventar pretextos falsos para embarcarse en una implacable guerra comercial contra nuestro vecino más amistoso, entre otras cosas porque ha impulsado repentinamente la fortuna política del sucesor de Trudeau, Mark Carney, a expensas del líder conservador, Pierre Poilievre.Cubadebate

“Hay millones de personas que votan habiendo recibido información errónea, especialmente proveniente de las redes sociales”, dijo la escritora estadounidense Joyce Carol Oates.

 

La ultraderecha europea

Ha intentado un acercamiento a la extrema derecha europea, trabajado por años pro Steve Bannon y la Red Atlas, y  millones de dólares, que no acabará bien, porque uno de los principales problemas de partidos como el AfD alemán o la Agrupación Nacional francesa es que odian todo lo estadounidense.

Odian su cultura vulgar, su repugnante comida rápida, su capitalismo rapaz y sus pretensiones imperiales. Quizá el mayor logro del siglo XX fue la destrucción, tanto física como espiritual, del militarismo alemán y la amenaza que implicaba para los numerosos vecinos de Alemania.

Pero la estrategia de Estados Unidos de alejarse de la OTAN mientras se le da poder a esos partidos antiestadounidenses no logrará una mayor seguridad para nadie, incluidos los mismos estadounidenses. Eso Il “popolo ignorante”, Trump e le nuove destredesencadenará que Alemania vuelva a ser liderada por fascistas y se nmuestra dispuesta a proveerse de armas nucleares, señala el NYT.

El influyente diario neoyorquino señala que lo que el equipo de Trump ha conseguido es lo contrario a lo que buscaba: una Rusia que ve aún menos motivos para llegar a un acuerdo, una Europa que ve más motivos para seguir su propio camino, una China que cree que EEUU terminará plegándose y una Ucrania traicionada una vez más que tendrá aún menos motivos para confiar en las garantías internacionales de su seguridad.

Hay más: la detención y amenaza de deportación de Mahmoud Khalil, titular de un permiso de residencia y activista propalestino en Columbia, puede incluso hacer que los libertarios civiles proisraelíes defiendan sus derechos, mientras que la izquierda lo convierte en un mártir. Pero la pauta está clara. Ignorando el corolario político de la Tercera Ley del Movimiento de Newton —que toda acción tiene una reacción igual y opuesta—, el gobierno cosechará ahora precisamente lo que debería evitar.

¡Que bien que habla inglés!Trump

Lo escuchaba con un rictus de asombro. El visitante de África hablaba sobre los acuerdos que esperaba firmar en Washington y su anfitrión lo escuchaba absorto, pero no por lo que decía sino por cómo lo decía. Al finalizar la reunión, ante las cámaras y los micrófonos que habían ingresado al Despacho Oval, Donald Trump felicitó al presidente liberiano por el perfecto inglés que hablaba y le preguntó dónde lo había aprendido.

Joseph Boakai esquivó con elegancia dar una respuesta. Es difícil responder esa pregunta sin resaltar la ignorancia de quién la formula. Es obvio que, como todos los liberianos, ese presidente africano aprendió a hablar inglés en su país, donde es el idioma oficial desde su fundación porque la historia de Liberia está ligada a los Estados Unidos.

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Bandera de Liberia, una estrella solitaria

En las primeras décadas del siglo 19, la Sociedad Americana de Colonización y Liberación de las Personas de Color, organización ligada al gobierno que mostraba cierta sensibilidad con los esclavos negros, colonizó con libertos ese territorio flanqueado por Guinea, Sierra Leona y Costa de Marfil. El flujo de esclavos liberados hacia esa colonia africana fue creciendo y, en 1847, proclamó su independencia.

El origen de su población explica que el flamante país africano adoptara como nombre Liberia y denominara Monrovia a su capital, en honor al presidente James Monroe, uno de los promotores del proyecto. Por esa razón, Liberia nació, creció y llegó a la actualidad hablando inglés. Un presidente de Estados Unidos puede desconocer la historia de muchos países africanos, pero desconocer Liberia implica desconocer la historia de su propio país. Eso explica que la pregunta de Trump a Joseph Boakai se haya reproducido acompañada por las palabras “ignorancia” y  “desconocimiento” en la mayoría de los comentarios que aparecieron en medios norteamericanos.

Negación del cambio climático

OPINIÓN. Donald Trump y los peligros de la negación del cambio climático
Los peligros de la negación del cambio climático

Quizá también tenga que ver con ignorancia su negación del cambio climático, que no se revierte ni siquiera mirando catástrofes como la provocada por la inundación en Texas. “Nunca vi nada igual”, dijo el presidente norteamericano ante a la devastación sufrida por los texanos, pero no lo relaciona con el fenómeno que lleva años negando. Aunque, corrigiendo su decisión de reducir al mínimo la agencia de supervisión y previsión de catástrofes, a la que ya había comenzado a recortar presupuesto.

Respecto al cambio climático que siempre negó, probablemente se trate de una simulación de negacionismo, ya que quiere apropiarse del Ártico canadiense y de Groenlandia porque sabe que el calentamiento global está derritiendo glaciares y dejando a la intemperie tierras ricas en minerales de todo tipo. En las apariencias, Trump niega que haya cambio climático pero, en los hechos, mueve fichas geopolíticas

Stephens señala que es razonable intentar expulsar a las empresas chinas del Canal de Panamá, pero amenazar con anular un tratado ratificado por el Senado para recuperar el canal por la fuerza está destinado a sembrar una desconfianza permanente hacia Estados Unidos.

Añade que es interesante contemplar la compra legal y voluntaria de Groenlandia, pero amenazar, en un discurso ante el Congreso, con tomar Groenlandia “de un modo u otro”, amenazando así a un aliado de la OTAN que es soberano de su territorio, es algo que recuerda a Vladimir Putin.

“Los críticos de Trump siempre se apresuran a ver el lado siniestro de sus acciones y declaraciones. Un peligro aún mayor puede residir en la naturaleza caótica de su política. La democracia puede morir en la oscuridad. Puede morir en el despotismo. Con Trump, es igual de probable que muera por la estupidez”, concluye.

 

* Socióloga estadounidense, profesora universitaria, colaboradora del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE). Traducción de Maxime Doucrot.