Doctrina de participación en la seguridad y defensa de la patria

ELIÉZER OTAIZA CASTILLO| El presidente Hugo Chávez nació en los cuarteles de Venezuela, donde adquirió su experiencia, un conocimiento importante sobre el mando y conducción de las tropas así como su gerencia administrativa y operativa. En las diferentes etapas de su vida, previa a la política pública y al comando de las tropas, estudió los cursos de historia, política, así como el arte y ciencia militar.

chavez caricatCiudad Caracas

Esto le permitió formar tanto su intelecto como carácter para el dominio y la destreza que supone este ejercicio de conducción.

La definición e irrupción de Chávez en la batalla política está en el 4 de febrero de 1992, ya conocida entre nosotros con su frase histórica del “Por ahora”. Su política militar como Presidente es del año 1999, cuando comienza su primer mandato y la convocatoria en la Asamblea Constituyente, luego de un recorrido y evaluación que hiciera a nivel nacional, antes de presentar su propuesta, esa que fuera defendida y discutida en el desarrollo de una jornada interesante para el país. En la propuesta constituyente define la dirección del ámbito militar para la Revolución Bolivariana.

En los debates constituyentes se le dio forma paso a paso a aquella doctrina revolucionaria: la herencia del ejército libertador y el bolivarianismo político –muy bien estudiado por el mandatario– las cuales sirven de marco doctrinario e ideológico para la refundación de la patria. Surge así la nueva interpretación de la soberanía (Título I de los principios fundamentales), el reconocimiento de nuestros pueblos indígenas (Título III, cap. VIII); nace lo humanista, socialista y ecologista (Título III, cap. IV) que cruza de forma transversal la revolución; se define el nuevo modelo de seguridad y defensa de la nación bajo la premisa de la corresponsabilidad (Título VI, cap. I, II, III), además del cambio de la democracia representativa a la participativa; se propone el cambio del estado burgués y se rompe con la estructura clásica de los tres poderes públicos (Título IV, cap. I), además de las disposiciones fundamentales (Art. 136), para plasmar el proyecto bolivariano de los cinco Poderes.

En materia estratégica y táctica-operativa cambia el modelo del puntofijismo, corrupto, inoperativo, ineficiente, colonialista pro imperialista de Larrazábal y Betancourt de las “Fuerzas Armadas”, con su famoso y prostituido Decreto N° 288, eliminando con esta medida el Estado Mayor Conjunto de Pérez Jiménez, excluyendo la operación y la administración conjunta de la institución, abriendo la puerta de la corrupción administrativa y operacional de las barraganas de cuartel de turno. Implantaron con el artículo 132 de la Constitución de 1961 su concepto de apolítico y su fuerza pretoriana de la democracia representativa partidista, estableciendo en el Poder Nacional la competencia exclusiva de la defensa de los intereses generales de la Nación.

Todo esto es sustituido por los ámbitos de seguridad, corresponsabilidad y una nueva doctrina y estructura de la Fuerza Armada Bolivariana (Título VII de los principios de la seguridad de la nación, artículos 326, 327, 328 y el cap. IV de seguridad ciudadana, art. 332), unificando el mando en un verdadero Comandante en Jefe, lo que supuso verdaderas transformaciones ideológicas y operativas dentro de la institución.

La independencia económica productiva (con el rescate de la OPEP); la política cultural y especialmente en seguridad y defensa que cambia la dependencia green-go europea, tan nefasta y propia de la Cuarta República, y su sistema militar de “defensa” –especialmente el técnico-logístico de aquellos sistemas de guerra maltrechos, costosísimos y que estaban diseñados para actuar desde el patio trasero green-go–. Sacar a la Fuerza Armada del Plan Colombia, del bloqueo a Cuba, las tesis de enemigos de USA (del mundo árabe, asiático y la Europa Oriental, el eje del mal) ha sido trascendental desde el punto de vista estratégico y geopolítico.

El nuevo paradigma de seguridad y defensa definido en la Constitución ven civico militarBolivariana, que sigue la doctrina de la espada de Bolívar para la liberación ha sido fundamental para la integración al sur del continente con la valiosa creación de Unasur (iniciativa de Chávez), aliada a Brasil, Ecuador, Argentina y Bolivia; y el desarrollo multipolar con Rusia, China y los árabes. La entrada en ejecución de la Fuerza Armada Bolivariana en la seguridad y el desarrollo de la nación como política de Estado implica compartir operaciones políticas ministeriales en ello –algo difícil en la cultura y tradición adeca– las cuales tienen proyección en la práctica política, incluso fuera de nuestras fronteras, para extenderse por la Patria Grande. La solidaridad de nuestra FANB en situaciones de calamidad forma parte de este nuevo paradigma de seguridad, defensa y desarrollo, como la labor de apoyo en el terremoto en Haití, en los huracanes que afectan nuestra hermana Cuba y ayudando en otras situaciones de conmoción que impactan a compatriotas de Centro América y en todo el mundo.

La tragedia de Vargas y la evacuación de la población, su atención, socorro y auxilio también describe esta solidaridad a lo interno y la nueva doctrina de la institución militar, de ese humanismo, propio de las acciones de Hugo Chávez. Las misiones, especialmente la Robinson con su gran despliegue en el país, acompañando al pueblo en la hermosa tarea de aprender a leer y a escribir. Todo ello con aciertos y errores, lo que ha permitido experimentar y definir la política de corresponsabilidad y participación en los ámbitos de seguridad y defensa.

Bajo esta doctrina bolivariana, lo operativo, lo estratégico, lo logístico y lo táctico cobran una nueva dimensión y viene acompañada de manera planificada por el Comandante en Jefe de la adquisición del nuevo sistema de armas, más económico –sin intermediarios o perros de la guerra que operan desde Miami, París o Roma–, sistemas eficientes, necesarios y adecuados a nuestra doctrina de seguridad revolucionaria, a nuestro territorio. Nuestra tropa ahora entrenada en operaciones conjuntas bajo nuestra propia hipótesis de conflictos. El cambio ideológico de símbolos y mitos creados por la Cuarta República ha sido estudiado por cada componente para garantizar cambios progresivos en la institución, rompiendo con el esquema de la Guerra Fría y el Muro de Berlín, colocado por los norteamericanos; así como el rescate de tácticas, conocimientos de nuestra historia, de nuestros aborígenes, formando soldados efectivos, victoriosos para ejecutar y desplegar el sistema de seguridad y defensa en todas nuestras tropas.

El nuevo dispositivo de las unidades estratégicas y tácticas; las zonas de desarrollo y defensa en unión social productiva; las milicias como cuerpo doctrinario de desarrollo y seguridad; la integración total de las mujeres al sistema de defensa, dejando de ser simples vitrinas o jefas de comités políticos administrativos cambia totalmente el sistema colonial del siglo XIX, positivista, de clases, estamentos, estatus y privilegios característicos del centralismo gomecista y de sus guarniciones pretorianas.

Estos son sólo algunos de los cambios del desarrollo de la doctrina militar chavista que tiene soporte en miles de conferencias, documentos y directrices que el propio Jefe de Gobierno de la Revolución Bolivariana ha construido en años de dedicación, implementación y estudios.

El ejemplo del presidente Chávez, su liderazgo frente a sus tropas y su responsabilidad en la primera magistratura forman su aptitud y actitud. Esa que muestra la capacidad que ha tenido Chávez como Comandante en Jefe frente a sus tropas; la valentía de Chávez cuando un 11 de abril, ante un golpe de Estado y ante acciones criminales de paramilitares y los francotiradores de Puente Llaguno evitó un derramamiento de sangre mayor al entregarse.

Chávez se ha preocupado por sus tropas, ha dado el ejemplo estando pendiente de sus mejoras, beneficios, entretenimiento, equipamiento y profesionalización. Eso es Chávez en el cuartel. Su férrea voluntad. Aun enfermo sigue respetando las instituciones, sobre todo la militar, republicana, la democracia, y hasta respeta y fomenta el desarrollo de elecciones.

Esta política chavista, soberana, popular, democrática, antiimperialista y socialista ha atravesado momentos difíciles, sombríos de terror que han puesto a prueba su fundamento, fortaleza y eficiencia.

Seguramente vendrán momentos difíciles y tenebrosos que seguirán tratando de quebrar esa política chavista para destruirla; momentos en los cuales la cobardía, la corrupción y lo más nefasto del ser humano intente imponer su control y dominio tiránico. Y será el amor a Chávez y su Revolución Bolivariana lo que nos mantendrá en unión, valientes y decididos a continuar luchando, batallando por la solidaridad, la democracia, la inclusión del pueblo en el beneficio de la Patria Bolivariana y la humanidad.