Diego Morejón: “La soberanía de Malvinas le corresponde a la Argentina”

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VICTORIA GINZBERG | Diego Morejón destacó que la presentación de Cristina Kirchner “le da la importancia jurídica y política que debe tener” al organismo que conduce. Reprochó el Reino Unido su “agresividad” y advirtió sobre la necesidad de reformular las Naciones Unidas.

Victoria Ginzberg – Página 12

El despacho es amplio. Tiene una gran mesa de escritorio y unos silloncitos. Es luminoso y a pesar de estar un piso alto no tiene una gran vista de Nueva York, sólo el edificio de enfrente. En la pared está la foto del presidente Rafael Correa. Aquí trabaja el representante de Ecuador ante las Naciones Unidas, Diego Morejón, que es también el titular del Comité de Descolonización, en el que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner reclamó el jueves por la soberanía de las islas Malvinas. “La agresividad inglesa y la imposición son cosas que no deben ocurrir”, asegura Morejón en una entrevista con Página/12.

–¿Se sorprendió cuando Cristina Kirchner pidió hablar ante el comité, dado que es un foro al que no concurren presidentes?

–Me sorprendió gratamente, porque el hecho de tener a la Presidenta es la demostración de la valoración que ella tiene hacia el sistema de Naciones Unidas y a la función del Comité de Descolonización en particular. Que un presidente venga le da la importancia jurídica y política que debe tener.

–Además de las Malvinas, ¿qué otros casos complicados trabajó el comité?

–El comité tiene mandato para funcionar hasta 2020. Porque en este siglo no debemos seguir hablando de colonias, me parece fuera de todo enfoque lógico, justo, jurídico y sobre todo humano que existan colonias. Ahora hay solamente dieciséis territorios no autónomos. Hay cuatro “potencias administradoras”. Son Estados Unidos, Francia, Nueva Zelanda y el Reino Unidos, la que más tiene.

–El caso de Malvinas parece ser complejo…

–Es totalmente complejo. Hay cuatro casos especiales: el de Malvinas, Gibraltar, Sahara Occidental y Puerto Rico. Son los cuatro casos especiales que el comité analiza cada cierto tiempo, en el que se recogen testimonios de los peticionarios y se hace un balance y un análisis y se establece una resolución de las Naciones Unidas favorable a continuar dialogando. El caso de Malvinas es especial, especialísimo, porque aquí se habla de soberanía. Los malvinenses o falklandeses, como el señor Roger Edwards, que habló ante el comité, dicen que hay un 95 por ciento de independencia de los ingleses, que tienen su propia moneda, su propia forma de vida, su propio crecimiento económico. La regulación 1514 habla de autodoterminación y de integridad territorial, que es lo que defiende Argentina. Por eso, el caso es sui generis. Lo que hace el comité es tratar de apoyar los esfuerzos de la Argentina para lograr un diálogo con respecto a la soberanía, que le corresponde a la República Argentina.

–¿Pero cómo se hace si el Reino Unido no acata las resoluciones que hay sobre el tema, que son muchas?

–Son 40.

–¿Entonces hay algún otro mecanismo? ¿Cómo se sigue?

–Ahí viene la diplomacia fina. Los procesos bilaterales de negociación, los procesos de aproximación. Por eso es muy importante que la Presidenta haya venido, porque le está dando mucha importancia al foro de negociación multilateral que son las Naciones Unidas. El pedido permanente de sentarse a negociar con Inglaterra tiene más eco aquí que en ninguna otra parte. Este sería el camino para abrir espacios negociadores, países que acerquen posiciones. Todos son juegos geopolíticos.

–Pero no parece haber mucha voluntad de parte del Reino Unido.

–Ha demostrado todo lo contrario a voluntad de negociación. Incluso el Comité de Descolonización para ellos no existe y cuando quieren sí existe. Inglaterra tiene una proyección guerrerista de toda la vida; su historia ha sido prácticamente teñida en sangre, sus conquistas. La muy valiente declaración del canciller (Héctor) Timerman hace unos meses aquí en Naciones Unidas sobre la militarización de las Malvinas fue una cosa evidente, imposible de refutar. Inglaterra no ha podido contraargumentar lo que ha dicho Argentina.

–¿Cómo influye el tema de la libre determinación de los pueblos. El referéndum que han anunciado los isleños podría complicar una eventual negociación o modificar la postura del comité?

–Tratan de complicar la negociación. Pero el territorio es argentino. Ecuador parte de esa base, en esto hablo como ecuatoriano, no como presidente del comité. El Ecuador defiende el estatus de la soberanía argentina sobre las Malvinas. Los señores, señoras y niños que viven en las Malvinas son unos ciudadanos que de algún lado vinieron, pero el hecho de autodeterminarse ahí no le da al territorio una nacionalidad. Por eso el caso es sui generis, porque si los que están ahí son apátridas y dicen que quieren ser ingleses, sería un proceso propio del Comité de Descolonización. Estos optaron por ser ingleses, entonces tienen pasaporte inglés, manejan por la derecha, toman té a las cinco y hablan perfecto british. Ahora, según el señor Edwards ellos son ellos, pero son británicos en esencia.

–Por eso es que Argentina plantea que se respetarán los intereses de los isleños, pero no sus deseos.

–Argentina aplica lo jurídico y en muchas ocasiones también lo moral. La agresividad inglesa y la imposición son cosas que no deben ocurrir.

–La Presidenta argentina dice que hay resoluciones de la ONU de primera y de segunda o miembros de la ONU de primera y de segunda, que pueden cumplir o no las resoluciones. ¿Qué cree usted?

–El funcionamiento de las Naciones Unidas es altamente frustrante. El máximo organismo debe ser la Asamblea General, que componen los 193 estados miembros, pero es al revés: tenemos un órgano de menor jerarquía, el Consejo de Seguridad, como el más importante. Aparte, tiene una estructura que no responde ya al siglo presente, ese consejo se creó cuando había 50 estados miembros y con cinco miembros permanentes que a todo dicen sí o no; ahí está Inglaterra. Las resoluciones de la Asamblea General no son vinculantes y las del Consejo de Seguridad sí, son obligatorias.