Díaz Rangel: Venezuela, el epicentro/ Stelling: La hora del balance
Eleazar Díaz Rangel- Últimas Noticias|
Supongo, la mayoría de la Red de intelectulaes invitados a los actos con motivo del día de la lealtad a Hugo Chávez coincidieron en afirmar que la confrontación en América Latina y el Caribe entre los sectores progresistas, de avanzada, de independencia y quienes pretenden mantener posiciones conservadoras, favoreciendo a los sectores poderosos de la economía y dependientes del imperio, se desarrolla en Venezuela. Este país es el epicentro de esa confrontación como nunca se había visto en la región.
Las razones parecen obvias y no deben ser novedosas para ustedes. En primer término, es el país que más ha influido para lograr la integración, la formación de Unasur y de la Celac, que eran vistos como remotos objetivos hasta que Chávez asumió la promoción de las misma; nadie puede negar su influencia en los pueblos de varios países para que fueran electos o reelectos Lula, Dilma, Kirchner, Evo, Correa y Sánchez en El Salvador y Ortega en Nicaragua; fue también Chávez factor en la creación de Petrocaribe, y junto con Fidel, de la Alba. Nunca se le habían metido en “el patio trasero” a Estados Unidos. Durante décadas ni siquiera se atrevían las cancillerías a hablar de reformas en la OEA.
Como es lógico, esa influencia, esa actividad unificadora, nunca fue bien recibida en Washington y en ningún otro centro de poder financiero o político, y por supuesto. Les preocupaba más porque comenzaban a percibirla lejos de estas tierras, por allá en el Medio Oriente y otras regiones.
A esa capacidad de influir hay que añadir las reservas de petróleo que la hacen tan apetecible para quienes, como EEUU, tienen un altísimo consumo. En ese mismo sentido habló el presidente Maduro, la noche del jueves, reafirmando las acusaciones, reforzadas con sus denuncias de las agresiones de que es objeto su gobierno y, en general, Venezuela desde el exterior, con importante apoyo interno.
Lo que se ha denominado guerra mediática, económica, tecnológica, que revelan cómo los poderes que pueden y promueven tales acciones lo hacen estimulados por lo ocurrido en Argentina y Brasil, donde los sectores progresistas perdieron significativas posiciones y se han creído que es el momento de embestir con más fuerza en Venezuela, que le habría llegado el momento.
Estar consciente de esa situación, de la importancia de este epicentro en esa lucha, es vital para enfrentar tal ofensiva, que no cesará en estas Navidades y continuará en el nuevo año.
Notita:
¿Ustedes sabían que el papa Francisco no conocía la carta que su secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, envió a las partes que participan en la mesa de diálogo? Seguramente no, pero está comprobado en altísima fuente. Se trató de una iniciativa de ese cardenal. No sé si en el Vaticano les halan las orejas a quienes hacen cosas como esa.
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La hora del balance
Maryclen Stelling |
Recientemente participamos en el XIV Encuentro de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad. Candente espacio, que, en la voz de reconocidos analistas regionales, abordó sin tapujos el tema: “¿Fin del ciclo progresista o fin del ciclo neoliberal? Un debate crucial”.
En 2014, Emir Sader afirmaba que el movimiento de gobiernos progresistas llegaba para superar y pasar la página del neoliberalismo. Planteaba una primera etapa, en la que fueron “sucediéndose” a medida que naufragaban los gobiernos liberales. Y allí, donde se instaló el progresismo, las derechas derrotadas pasaron a la oposición, “reducidas a la inacción (…) aislando como nunca los EUA”. Con sus especificidades acordes a cada realidad, los gobiernos post-neoliberales obtuvieron un gran apoyo popular fundamentalmente por sus políticas sociales “determinantes en el continente más desigual del mundo”. Álvaro García Lineras, importante analista regional, afirma que la región ha vivido desde el 2.000, los años de mayor autonomía y mayor construcción de soberanía, definiendo esa etapa como la década dorada de América Latina.
Imposible que tal proceso no generara contraofensivas por parte de las derechas locales y de Washington. A tal cruzada restauradora de la hegemonía neoliberal, se añaden problemas económicos y políticos, y una importante reacción interna (oposición) con apoyo del exterior.
García Lineras concluye en un estancamiento del proceso de irradiación y de expansión territorial de gobiernos progresistas y revolucionarios, además de “un esfuerzo denodado” desde los medios, ONG, intelectuales orgánicos de la derecha, “por devaluar (…) cuestionar la idea y el proyecto de cambio y de revolución.”
Destaca cinco debilidades que afloran en la “década virtuosa”. Contradicciones al interior de la economía, área decisiva donde se juega “el destino como gobiernos progresistas y revolucionarios”. La redistribución de riqueza sin politización social y la construcción de un consenso pasivo en detrimento de los consensos activos necesarios a la construcción de hegemonías alternativas. Una débil reforma moral; la continuidad del liderazgo en regímenes democráticos y, por último, una frágil integración económica continental.
Son tiempos de reflexión y acción.