Destituido comandante de las Fuerzas Armadas uruguayas prepara su carrera política
Nicolás Centurión|
El general Guido Manini Ríos, excomandante en Jefe de las Fuerzas Armadas (FFAA) uruguayas, destituido por el presidente Tabaré Vázuqez, desde hace largo aliento viene allanando el terreno para lanzarse a la palestra política partidaria. Sus dichos y afrentas para con el oficialismo no hacen más que asegurar su actitud cuasi en rebeldía y con un proyecto de claro corte conservador.
Dime de dónde vienes…
Manini Ríos está casado con Irene Moreira, edil del norteño departamento de Artigas por el sector del Partido Nacional que impulsó la candidatura de Luis Lacalle Pou. Lo unen varios lazos políticos familiares con el otro partido tradicional de nuestro país: el Partido Colorado. Uno de sus tíos, Carlos Manini Ríos, fue ministro del Interior del conservador Julio María Sanguinetti en su primera presidencia (1985) y director del diario La Mañana.
Su hermano Hugo fue el propulsor en 1970 del grupo de derecha “Juventud Uruguaya de Pie (JUP), un grupo fascista que con navajas dejaba esvásticas en los cuerpos de militantes de izquierdas. Es hoy el número uno de la logia “Tenientes de Artigas”, que con la Masonería se reparten el poder en las FFAA.
Un collar de perlas negras
Desde el diario El País (diario de mayor tirada de Uruguay y asociado a la dictadura cívico-militar de 1973-1985) se lo comparó con el caudillo nacionalista del siglo XIX Aparicio Saravia cuando Manini Ríos se enfrentó con el gobierno de Tabaré Vázquez. El militar recibió la sanción más grave desde el retorno a la democracia.
Ante el intento de reforma de la Caja de jubilación Militar (terminandoi las jubilaciones privilegiadas de los militares) propuesta por el Frente Amplio, Manini Ríos trató de “mentiroso” al ministro de Trabajo Ernesto Murro, por lo que fue sancionado con 30 días de arresto a rigor, por violar la ley y hablar de política.
En su trayectoria como comandante en jefe se destacó por su propuesta estigmatizante y reaccionaria para que los jóvenes que no estudian ni trabajan (los ni-ni), sean incorporados a las fuerzas armadas, para que éstas les brinden “educación cívica, cierta disciplina y normas de higiene”, así como capacitación en oficios.
Asimismo planteó que a los inundados “les importa un comino” lo que pasó en 1973 (el golpe de Estado), mostrando a una jerarquía militar que se siente impune para hablar e intervenir en la política nacional.
Desde filas castrenses es el líder que lleva la bandera de confrontar al gobierno y reúne adhesión entre muchos de sus ex subalternos. Estuvo presente en la asunción de Jair Bolsonaro y se tomó una foto con éste, que no requiere más presentación que su propia campaña política.
El 30 de noviembre de 2017 ante el pedido de familiares de desaparecidos por la dictadura para localizar donde estaban los restos de éstos, Manini Ríos brindó información…errónea, en el mejor de los casos. Familiares de desaparecidos lo acusan de haber mentido y burlarse de ellos ya que las excavaciones condujeron nuevamente hacia un callejón sin salida. Tras ello, recordó por Twitter al fallecido hermano del dictador Gregorio Álvarez.
En la última edición de la Exposición Rural del Prado la banda musical del Ejército interpretó “La marcha de los Tres Arboles” asociada históricamente al Partido Nacional. Otro guiño más a los partidos tradicionales, otro intento de desafiar al gobierno y otra declaración que negaba cualquier intencionalidad.
Guido Manini Ríos realizó el 28 de febrero un discurso en el departamento de Soriano, al suroeste del país, por el acto conmemorativo del 208 aniversario del Grito de Asencio, el primer pronunciamiento contra la corona española en 1811.
Para que se repitan las condiciones del Grito de Asencio dijo que “sólo es necesario, que el final de una época se torne inexorable, sólo es necesario que las situaciones y las condiciones con las que vive una población de un territorio se tornen insoportables y también es necesario que exista un pueblo dispuesto a hacer el sacrificio necesario, para lograr un nuevo amanecer, para sí mismo y para las generaciones venideras. Ese es el significado de aquel Grito de Asencio ocurrido un 28 de febrero hace 208 años”
De su discurso se desprende que la situación del país no se tolera más. Además que se precisa un sacrificio del pueblo para “un nuevo amanecer”. Interesante metáfora que suena más a profecía de película de clase B o a una ética religiosa donde el cielo y la recompensa será para que los sufran primero en la tierra de los infelices.
¿Un nuevo amanecer?
Manini Ríos tenía fecha de retiro para febrero del 2020 y un grupo de militares retirados y civiles buscan que se lance como candidato de cara a las elecciones del 2024.
Las declaraciones del Comandante en Jefe siempre transitaron por hielo fino, donde lo que queda es solo la velocidad ante la fragilidad del terreno. Rozan lo inconstitucional, otras veces excede sus límites, luego habla en términos abstractos y generales y se desentiende de lo que ha dicho, quitándose absoluta responsabilidad.
El gobierno solo ha actuado en una ocasión ante los dichos de Manini Ríos. El Frente Amplio no se ha manifestado contundentemente. Mientras tanto Manini y sus fieles siguen acumulando fuerzas y proyectando sus aspiraciones hacia el 2024. Parece muy lejano pero la planificación está al orden del día y las condiciones de los países latinoamericanos no son las mejores ante el reflujo conservador.
Bolsonaro tiene un gabinete plagado de militares que reivindican la dictadura y la tortura. Colombia sigue con el paramilitarismo uribista, Paraguay con una represión feroz, mientras se respira la anunciada invasión imperial a Venezuela. Las botas parece que quieren volver a pisar las calles de nuestros países y los cuarteles empiezan a golpear sus puertas.
Vale aclarar que las Fuerzas Armadas per se no son golpistas. Depende de la conducción, la visión política que se tenga y que militares se forman en cada país y que perfil se le otorga. Allí tenemos los ejemplos de Bolivia, Cuba y Venezuela, entro otros. Unas fuerzas armadas al servicio del pueblo y de carácter emancipador. Allí está clara la disputa que deben poner en marcha los gobiernos que son realmente progresistas, de izquierda, revolucionarios para sostener y apuntalar sus procesos.
El martes 12 de marzo el presidente Tabaré Vazquez cesó en sus funciones a Manini Ríos y a partir de esa fecha empieza su carrera política, con aspiraciones para el 2014… o quizá antes. Las luces de alarma se encendieron en Uruguay ante la posibilidad de un símil de Bolsonaro en un país civilista, que lleva tres gobierno consecutivos de gobiernos del centroizquierdista Frente Amplio, pero que ya vivió el terror de la dictadura cívico-militar de 1973-1985. Y no olvida.
Como dijo Marx: “En alguna parte Hegel dijo, la historia se repite como si dijéramos dos veces, pero se le olvidó agregar, la primera como tragedia, y la segunda como farsa”.
* Estudiante de Licenciatura en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)