Defensa del futuro del bioma americano, y de sus pobladores
Juraima Almeida
Brasil, Colombia, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Guyana, Perú y Surinam, que tienen soberanía sobre la Amazonia, acordaron en Belén do Pará 113 puntos, entre los que se destaca un llamado urgente a la acción del mundo para proteger este importante bioma, no solo del daño ambiental, sino también de la desigualdad que padecen sus poblaciones.
Los países amazónicos acordaron lanzar una alianza regional para combatir la deforestación, con el objetivo de evitar que la mayor selva tropical del planeta alcance “un punto de no retorno”, mientras el anfitrión de la cumbre, Luiz Inácio Lula da Silva, se comprometió a “fortalecer” el lugar de los países con bosques tropicales en la escena internacional y su par de Colombia, Gustavo Petro, propuso un tribunal para juzgar crímenes ambientales y cambiar deuda externa por “acciones climáticas”.
El documento firmado por los ocho países amazónicos no establece metas conjuntas de deforestación, pero para el presidente brasileño Luis Inácio Lula da Silva es todo un “hito histórico” que tiene una compleja tarea por delante: “es la primera vez en 45 años que los presidentes de los países amazónicos nos reunimos con la expectativa de discutir políticas comunes. La historia de defensa de la Amazonia y la selva será resumida en dos momentos: antes y después de la cumbre”.
Gustavo Petro, presidente de Colombia, propuso la creación de un “tribunal de justicia amazónica para juzgar crímenes contra la selva” y sus habitantes. “Propondría un tratado militar y judicial, eso se defiende con razones, pero también con armas, crear una OTAN de la Amazonia respetando las soberanías”, afirmó.
El punto 35 de la declaración final de la cumbre dice: “Urgir a los países desarrollados a cumplir con sus compromisos de provisión y movilización de recursos, incluyendo la meta de movilizar 100 mil millones de dólares anuales en financiamiento climático”, objetivo que deberá ser alcanzado en 2024 “ante la urgente necesidad de aumentar la acción climática” y “teniendo en cuenta las necesidades y prioridades de los países en desarrollo”.
Entre los compromisos acordados por los presidentes también se tiene en cuenta “la participación activa” de los pueblos indígenas en los planes de preservación de la selva. Los territorios indígenas son considerados una importante barrera contra la deforestación, por la forma sustentable en que estas comunidades explotan sus recursos.
El encuentro tuvo como objetivo actualizar el Tratado de Cooperación Amazónica firmado en Brasilia en 1978, que constituye el instrumento jurídico que rige la región y pretende armonizar el desarrollo con la conservación de los ecosistemas y la mejora del nivel de vida de sus habitantes. “Vamos a fortalecer el lugar de los países con bosques tropicales en la agenda global, desde la cuestión del cambio climático hasta la reforma del sistema financiero mundial”, dijo Lula.
Por su parte, Luis Arce, presidente de Bolivia, denunció que Estados Unidos y Europa buscan apoderarse del mayor bosque tropical del mundo. “La Amazonia alberga recursos estratégicos. América latina y el Caribe son prioridad en la estrategia de seguridad nacional de EEUU, y ésto significa que no es solo de interés del Departamento de Estado, sino del Departamento de Defensa. En esa visión, es preocupante que Europa esté en la misma posición, unos buscan controlar la Amazonia de forma militar y otros con ONGs”, indicó.
Recordó que la general Laura Richardson, comandante del Comando Sur de EEUU, dijo en julio que “Latinoamérica es rica en minerales, en tierras raras y litio”, e instó a su gobierno a poner atención a la mayor presencia de China y Rusia en la región, tras alertar sobre otros peligros como el narcotráfico, la minería ilegal y la deforestación que amenazan la fauna, la flora y centenares de comunidades indígenas en la región.
Delcy Rodríguez, vicepresidenta de Venezuela, dijo que los países amazónicos están obligados a reforzar su soberanía si se quiere preservar “el alma ambiental” del planeta y se refirió a la existencia de “grandes amenazas”.
El gobierno de Brasil ya había dicho que deben primar los intereses de los países que comparten la Amazonía por sobre aquellos de Estados Unidos que son de carácter geopolítico y económico y los de Europa, responsable en gran medida de la desforestación a través de sus empresas que solo buscan enriquecerse sin atender los problemas reales de la población local.
Una “OTAN” de la Amazonia
Para Petro sería clave conformar una alianza de países latinoamericanos que permita cooperar en el ámbito de la defensa y la seguridad de la Amazonía, ante la amenaza que supone. El mandatario colombiano abogó por una erradicación de los combustibles fósiles y criticó la postura de los gobiernos “progresistas” que defienden la exploración petrolera.
“¿No es un contrasentido total? ¿Una selva que extrae petróleo? ¿Es posible mantener una línea política de ese nivel, apostarle a la muerte y destruir la vida? ¿O América latina y las fuerzas políticas latinoamericanas deberíamos plantear otra cosa diferente?”, dijo. “Les propondría un tratado militar y judicial, si el motor es cada vez es más ilegal y representa un crimen contra la humanidad. ¿Cómo defendemos la vida? Eso se defiende con razones, pero también con armas”, afirmó Gustavo Petro.
“Deberíamos crear una OTAN amazónica , un tratado de cooperación militar para hacer interdicción de lo que vaya contra la selva amazónica en todos nuestros países, respetando obviamente nuestras soberanías o coordinando la fuerza”, dijo el presidente colombiano y añadió que “sería importante” alcanzar un “acuerdo militar” con ese objetivo en la reunión de ministros de Defensa de los países amazónicos, prevista para las próximas semanas.
Asimismo, propuso cambiar deuda externa por “acciones climáticas” y sugirió la creación de un “tribunal internacional amazónico“ que castigue los delitos ambientales, reconociendo “los derechos a la selva amazónica”.
El desastre Bolsonaro
Tras el desastre del gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro en Brasil, la deforestación en la Amazonia cayó a niveles mínimos, según el Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil (INPE):en julio se deforestaron 499,91 kilómetros cuadrados de selva, un 66% menos que los 1.486 que se eliminaron en julio de 2022.
El dato anual -de julio de 2022 a julio de 2023- señala que la superficie perdida de selva es la menor en cuatro años, con una importante disminución a partir de la entrada de Lula en la presidencia. Para el INPE, la presentación de estos datos que “es el fin de la expectativa de impunidad.
Aunque se registraon algunas victorias, como la aprobación en la Unión Europea del Reglamento para frenar la deforestación importada -la UE es el segundo importador de productos que provocan la destrucción de bosques-, los gobiernos amazónicos deberán hacer frente a un poderoso sector agroindustrial que está detrás del 90% de la deforestación, afirma la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Es de observar que la limitación de la extracción de petróleo en la zona no estuvo sobre la mesa en la Cumbre, tras no haberse alcanzado un acuerdo inicial en las negociaciones previas al encuentro.
Con países como Brasil o Venezuela, con grandes reservas y explotaciones de hidrocarburos en el Amazonas, y con otros como Guyana y Surinam, con recientes descubrimientos de yacimientos petrolíferos, el uso de esta fuente como motor de desarrollo está ganando la partida a los partidarios de prohibir su extracción y contribuir a un freno real de la crisis climática.
*Investigadora brasileña, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)