Debe quedar claro qué esperar del Foro Social Mundial

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Roberto Savio

El último Consejo Internacional (CI) del Foro Social Mundial (FSM), el 29  y 30 de marzo en Túnez,  se caracterizó por la secuencia habitual de proposiciones de tres minutos, sin ningún tipo de conclusiones. Esta vez, la presencia de muchas personas que intervinieron con vehemencia, sin ser miembros del CI  o sin representar a  nadie, agregó mayor confusión aún.

Los CIs se suelen celebrar sin ningún control de los participantes, a menudo con falta de espacio y  con problemas de sonido y traducción. Con el paso de los años, ha aumentado el número de los que cuestionan el actual formato del FSM, con varios consensos para posponer el tema hasta que un debate serio se realice en el futuro.

Esta vez le tocará el turno a un seminario ad hoc en Grecia, pero a medida que el CI no puede votar y que las decisiones deben tomarse por consenso, lo que va a resultar del seminario en Grecia deberá ser adoptada por un CI en pleno.

Debido a su composición (y química), el CI cambia cada vez de acuerdo a su ubicación. La próxima reunión se celebrará en Montreal en 2017, con la participación asiática, árabe y unos pocos africanos. Será una mezcla Europea-América Latina, tal como lo fue el FSM  en su nacimiento, lo cual puede ser una regresión.

Acerca  del debate sobre el futuro del FSM , como dijo una vez el difunto Tarzi Vittachi, siempre se trata de otra cosa.

Después de 15 años, los hechos sobre el FSM son ahora bien evidentes. El Foro está haciendo exactamente lo que debía hacer. Es un espacio de encuentro, donde decenas de miles de personas se reúnen para compartir e intercambiar opiniones y es una ocasión para tomar decisiones sobre una acción común entre los participantes.

Especialmente para los jóvenes que se reúnen por primera vez, es una experiencia emocionante. El problema es que para los que vieron el FSM como un nuevo actor para hacer posible un mundo diferente, esta fórmula autorreferencial no causa impresión en el mundo real.

El primer foro, celebrado en Porto Alegre en 2001, provocó una ola de entusiasmo. Cuando en su inicio, una Marcha por la Paz, congregó a 110 millones de personas en todo el mundo, el New York Times describió la sociedad civil global como  “un nuevo actor crucial en el mundo”.

También se estableció un enlace de televisión para un debate entre algunos participantes destacados del Foro Económico Mundial de Davos,  como George Soros, y algunos participantes de Porto Alegre. Hoy en día, eso sería imposible.

El Foro nunca perdió su vitalidad, en todos los pasajes de Porto Alegre a otros lugares del mundo, de Bombay a Nairobi, de Caracas a Dakar. Siempre, decenas de miles de personas se reunieron, discutieron y compartieron cómo hacer posible un mundo diferente.

Las variaciones se debieron al comité organizador local, a factores logísticos, a las realidades financieras. Pero la fórmula del Foro, en general, se ha mantenido en funcionamiento en todo el mundo a través de los años.

Lo que ha ido creciendo es la desconexión entre el Foro y el mundo que quiere cambiar. Los desastres creados por la globalización neoliberal son ya evidentes para todos. La pérdida de legitimidad del sistema político se fortalece cada día.Activistas venezolanos pintan un mural con motivo del foro que se inaugura en Caracas hoy, 24 de enero

La incapacidad del sistema para resolver incluso problemas para la supervivencia del planeta, como el cambio climático, se han vuelto ampliamente conocidos. El crecimiento sin precedentes de la injusticia social es ahora denunciado hasta por organizaciones internacionales como el FMI y el Banco Mundial.

Sin embargo, en todas estas cuestiones, el FSM no adopta ninguna posición. Se congela en la fórmula de un espacio abierto, sin relacionarse con el mundo exterior. El  CI es sólo un moderador que no puede tomar posiciones oficiales,  proponer alguna visión o plan de acción.

Algunos análisis históricos pueden ser útiles. El primer FSM en 2001 fue creado como un anti-Davos, y estaba destinado a ser un evento de una única vez. Sin embargo,  el comité organizador brasileño se encontró frente a un éxito inesperado: acudieron más de 50.000 personas. Era  evidente que se trataba de  un movimiento que no podía ser asesinado.

Por lo tanto una “conferencia de reflexión” fue  convocada al año siguiente en São Paulo  y se invitó a varias organizaciones internacionales o locales para asistir.

Entonces surgió el problema. Las invitaciones no se emitieron después de una cuidadosa planificación, por región o guiada por cualquier criterio. Los invitados eran personas que la comisión brasileña conocía y a posteriori, se consideró una forma lógica de proceder.

Sin embargo, durante la reunión, los brasileños se dieron cuenta de que habría sido un error seguir siendo los únicos responsables de la continuidad del Foro,  cambiaron el nombre de conferencia por el de primer Consejo Internacional, después de haberlo llamarlo Comité.

De esta manera,  el  CI comenzó como una colección de diferentes personas y organizaciones, sin criterios claros.

Al CI de entonces asistieron personalidades de muy alto nivel, porque el FSM era considerado un acontecimiento revolucionario. Pero lo cierto es que la Carta de Principios que adoptó no era un estatuto para alguna acción para cambiar el mundo, sino  era simplemente permitir que el mayor número de participantes se reúnan y debatan entre ellos.

El CI iba a ser sólo un “moderador”, por lo que su debate se centró en cuestiones de organización y no sobre temas de la política o una visión, ya que el CI no fue pensado para proporcionar una visión. Las personalidades de alto nivel se aburrieron y el nivel del  CI quedó en manos de los activistas y representantes de organizaciones. Con los años, dicho nivel también ha ido disminuyendo.

También hay que señalar que el CI fue concebido como una estructura totalmente horizontal, como es siempre el caso en la sociedad civil alternativa, donde no hay directores ni cargos. Es la misma fórmula para una serie de otros eventos mundiales, como los Indignados en España u Occupy Wall Street en Nueva York, sólo para recordar los dos más conocidos.  La misma fórmula horizontal,  sin líderes ni portavoces y sin estructura.
foro social
Un libro muy interesante, “Asalto al Cielo”, de José Ignacio Torreblanca, analiza cómo los dirigentes de Podemos, que eran parte de los Indignados, debatieron la forma de organizarse sin caer en las trampas del viejo sistema político.

Ese sistema político ha sido tan desacreditado que cualquier cosa que se le asemeje es rechazada por la gran mayoría de los militantes.

Es interesante observar que en el CI de Túnez, un joven participante alemán rechazó toda normativa para el debate, acusando al CI de ser una organización burocrática, con la re-creación de las divisiones entre los países y la copia de las instituciones políticas.

La cuestión es antigua y viene de la época colonial. ¿Pueden los oprimidos liberarse usando los mismos instrumentos que los opresores? Esto abre paso a otra pregunta: ¿es la verticalidad que caracteriza a los males del sistema político o es su contenido y sus protagonistas?

Podemos dará una respuesta importante a este problema.

El CI fue también se creó como un espacio para el diálogo, no para tomar decisiones. Pero,  es un diálogo muy ineficaz, dada la cantidad de tiempo dedicado a los oradores y el hecho de que no se extraen conclusiones para evitar privilegiar algunos de los participantes sobre los demás. El debate tiene por objeto  que los participantes del CI estén al tanto de lo que otros piensan.

Pero aquí entramos en otro problema. El CI está formado por más de 150 organizaciones, pero, en verdad quizás 50 participan realmente. Además, en cada CI menos de la mitad de los participantes son los mismos que en el siguiente CI y en cada ocasión los recién llegados regresan a las cuestiones que se examinaron de alguna manera en  anteriores CIs.

Dado que  no fue tomada acta de los debates anteriores, la solución en todas las ocasiones en las que existe un consenso claro, es enviar el asunto al próximo CI.

El resultado es que los pocos que vienen a todos los CI (porque están financiados por sus organizaciones para hacerlo), se han convertido de hecho una fuerza organizadora, con muchos rumores de haber creado un grupo de poder con escasa transparencia.

Si bien se acepta generalmente que el FSM no es un evento sino un proceso, la horizontalidad hace esto muy difícil. En un proceso organizado,  cabe esperar repasar debates anteriores y la sabiduría acumulada de foro en foro, a fin de dar al proceso más velocidad y fuerza. Sin embargo no existe un vínculo entre los foros.unasur foro participacion ciudadana1

En cada Foro, el debate a cualquier nivel vuelve a iniciarse, complicado por el hecho de que los organizadores del Foro no pueden obligar a los paneles sobre el mismo tema a unirse.

En Túnez, había más de 1.000 talleres, seminarios o reuniones, varios de los cuales se ocupaban exactamente del mismo problema. Así que cada reunión habló sólo a su audiencia directa, sin escuchar las voces de los demás.

Cada año hay un mínimo de veinte foros locales, regionales, temáticos y mundiales, con miles de intervenciones  de los académicos a los activistas, lo que da una indicación de la cantidad de sabiduría colectiva que se pierde en el proceso.

Dada la disminución gradual de periodistas que asistieron a los foros de discusión, la propuesta de presentar una lista de especialistas por género, medio ambiente, pueblos indígenas, etc., para que los periodistas pudiesen encontrar su camino entremedio de cientos de reuniones para obtener el material para escribir su artículos, fue desestimada por ser una forma de designar portavoces.

En cualquier caso, la comisión murió en silencio, sin que nadie se diera cuenta y la secretaría del FSM también fue cerrada debido a problemas presupuestarios. El comité organizador del Foro de Túnez incluso dejó en claro que no había recibido ninguna contribución del CI.

Al cabo de 15 años, el análisis del FSM requeriría mucho más que estas pocas líneas, pero lo sustancial es muy simple:  el FSM no tiene un órgano de gobernanza porque el CI tuvo como única finalidad  ser como máximo un mediador, lo que quiera que esto  signifique.

El CI es un organismo ineficiente, sin un núcleo permanente, sin actos o normas, que no puede tomar decisiones sobre la visión y la estrategia. Ello agravado por el hecho comprobado que los miembros no aceptan ningún trabajo adicional  a sus intervenciones en las reuniones.

En los últimos meses, el debate sobre el futuro del FSM ha tomado nuevo vigor. Los partidarios del cambio dicen que cuando se creó el FSM, la globalización neoliberal era nueva y el FSM era necesario para denunciarla y debatir.

Ahora bien, este trabajo se ha hecho y se debe empezar a actuar. De partida, esto requiere cambiar la Carta de Principios y aceptar que el Foro puede hacer declaraciones sobre las cuestiones que los participantes consideren pertinentes.

Los guardianes de la Carta sostienen que esto llevaría inexorablemente a un fraccionamiento de los movimientos. Pero por ejemplo, sería suficiente un quórum de 80 por ciento, para tener la seguridad de que cualquier acto adquiera una visión de masas.

En Túnez, por ejemplo, habría sido perfectamente posible lograr una declaración unánime pidiendo a los gobiernos del mundo ser responsables por el futuro del planeta y estar preparados para ir a la Conferencia sobre el Clima en París en diciembre, ignorando el lobby de las corporaciones de energía y en lugar de eso, pensando en la vida y la supervivencia de las personas.

Lo mismo debería haber sido posible en el Consejo Internacional, que luego discutir la visión, podría pasar a convertirse en un actor en los asuntos globales.

Esto nos lleva al meollo del problema. Como lo es ahora, el CI no es un órgano de representación de la sociedad civil global, porque no es el resultado de un proceso orgánico. Debería reorganizarse radicalmente, lo que es una propuesta muy poco realista.

Foro Social Mundial 2013 marcha de apertura en la capital  de Tunez foto Sergio FerrariIdealmente, debe ser disuelto y re-creado como un CI de los diversos comités organizadores de los FSM  realizados hasta ahora. Esto aportaría diversidad, experiencia…y legitimidad.

Este CI debe entonces organizarse para expandirse incorporando más organizaciones, representantes de una base amplia, que traería más  movimientos sociales u organizaciones destacadas como Greenpeace o Amnistía Internacional, que nunca se han unido porque no encontraron  un lugar para ellos en el CI.

De esta forma, un CI tal podría  llevar a cabo planes de acción, aprobado por los foros, para la toma de posiciones en temas globales en eventos mundiales, tales como la próxima conferencia sobre el clima en París.

Esta propuesta es sólo un ejemplo del debate que debe ser lanzado. De continuar como ahora sin hacer cambios, el Foro será sólo como un espacio de encuentro, muy parecido al ejercicio espiritual celebrado durante siglos por la Iglesia Católica, mientras que los conflictos y revoluciones estallaban en el exterior, en el mundo real.

¿Está la sociedad civil global bajo la forma del FSM dispuesta a adoptar algunos mecanismos de organización aunque limitados? ¿Está dispuesta a aceptar que para combatir el sistema debe organizarse algún tipo de contra-sistema y que la horizontalidad tiene algunos límites?

Sin esa decisión clara, todo siempre será sobre otra cosa. Y vamos a seguir debatiendo temas que no son realmente nucleares, tales  como la eficiencia del CI. ¿Pero eficiente para qué?

*El autor es co-fundador y ex Director General de Inter Press Service (IPS). En los últimos años también fundó Other News, un servicio que proporciona “información que los mercados eliminan”.