Debate sobre modalidades de intervención en Venezuela
Leopoldo Puchi
“La injerencia extranjera en las elecciones es uno de los graves problemas que tiene la democracia en Europa y en el mundo”, sentenció hace pocos días Josep Borrell en declaraciones a la prensa en Madrid, donde reiteró su preocupación acerca de la influencia de otros países en las elecciones y subrayó que esta práctica representa un gran peligro para la estabilidad política. A su vez, el Parlamento Europeo ha solicitado medidas inmediatas para abordar esta amenaza.
Mientras Borrell denuncia la interferencia extranjera en su propio patio, resulta irónico observar la constante actuación de la Unión Europea para influir en los procesos políticos y electorales de países fuera de Europa. ¿Cómo puede denunciar con tanta vehemencia lo que él mismo practica en otras latitudes? ¿Su indignación sobre la intervención extranjera no debería expresarse de forma universal, en lugar de ser selectiva?
Un reciente reportaje de David Alandete, corresponsal de ABC en Washington, revela este pulso entre dos formas de intervención en Venezuela. Alandete señala que la salida de Juan González del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca es parte de esas a esas pugnas y representaría un cambio de políticas hacia Venezuela, es decir, un cambio en las modalidades de actuación, pero manteniendo la política de intervención desde el extranjero.