De VIP a títere abandonado: Cómo EE.UU. usó a Guaidó para intentar derrocar a Maduro

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Xinhua |

La denominada Cumbre por la Democracia, organizada por Estados Unidos, concluyó su segunda edición a fines del mes de marzo. Pero esta vez Juan Guaidó no recibió la invitación para asistir.

En la primera edición de 2021, el opositor venezolano Juan Guaidó, quien se autoproclamó “presidente interino” de Venezuela dos años antes, fue invitado a dar un discurso en línea. En la segunda edición, sin embargo, varios expertos coinciden en que Guaidó no tuvo ningún tratamiento especial porque ha dejado de ser útil para Estados Unidos.

Jesús Marcano, analista político venezolano, señaló que Guaidó ya no sirve a Estados Unidos para controlar los recursos petroleros de Venezuela. Washington, acostumbrado al uso de títeres para derrocar a los gobiernos en otros países, “esta vez ha fallado”.

Invitado de honor

Durante la noche del 4 de febrero de 2020, el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pronunció el discurso sobre el Estado de la Unión ante el Congreso. Tras decir, “a medida que restauramos el liderazgo estadounidense en todo el mundo”, apuntó al auditorio aclamando: “¡Se ha unido a nosotros el presidente de Venezuela, Juan Guaidó!”

Guaidó se puso de pie inmediatamente y saludó al público entre aplausos.

Al día siguiente, Guaidó fue a la Casa Blanca y sostuvo una reunión con Trump. La foto de ambos en el Despacho Oval se publicó en los principales medios de comunicación del mundo.

Luis Delgado, coordinador académico del Centro de Altos Estudios para el Desarrollo y las Economías Emergentes, comentó que aquello fue simplemente un “show” de intercambios, y EE. UU. pretendía usar a Guaidó para perturbar la situación política en Venezuela con el fin de subvertir el Gobierno legítimo de Nicolás Maduro.

Juan Guaidó, nacido en 1983 en La Guaira, capital del estado de Vargas (ahora La Guaira), Venezuela, obtuvo el título de Ingeniero Industrial en la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas en 2007.

Dos años después, en 2009, ayudó a fundar el partido Voluntad Popular. Y, en diciembre de 2018, Guaidó fue elegido presidente de la Asamblea Nacional, controlada por la oposición, para prestar juramento como tal el 5 de enero de 2019.

En mayo de 2018, Maduro fue reelegido en las elecciones presidenciales, pero Estados Unidos se negó a reconocer la legitimidad del mandato de Maduro bajo pretextos variados como la “democracia” o los “derechos humanos”.

El 23 de enero de 2019, poco después de asumir la presidencia de la Asamblea Nacional, Guaidó se autoproclamó “presidente interino”. Estados Unidos, ese mismo día, anunció su reconocimiento y apoyo a Guaidó. Y, en respuesta, Maduro anunció la ruptura de relaciones diplomáticas de Venezuela con Estados Unidos.

Guaidó en la Asamblea Nacional. (Xinhua/Boris Vergara)

Para derrocar a Maduro, Estados Unidos presionó a su gobierno con sanciones económicas, aislamiento diplomático y amenazas militares. Bajo la influencia de Estados Unidos, más de 50 países reconocieron a Guaidó como “presidente interino venezolano”.

Estados Unidos lleva tiempo formando grupos de representantes “títere” en Venezuela como Juan Guaidó.

Cuando Hugo Chávez asumió la presidencia venezolana, en 1999, la Fundación Nacional para la Democracia (NED, según sus siglas en inglés) de EE. UU. intensificó sus acciones financiando en secreto a la oposición venezolana, y la invitaba a visitar Estados Unidos para realizar algunas actividades de capacitación.

Cinco “líderes estudiantiles de Venezuela”, incluido Guaidó, recibieron financiación de la NED para formar parte del entrenamiento “levantamiento” en 2005. Y, durante sus estudios posteriores en EE. UU., Guaidó se involucró activamente en grupos políticos estadounidenses respaldados por la NED.

Los hechos han demostrado que el plan de la NED tenía un objetivo “específico”. Durante la madrugada del 30 de abril de 2019, Guaidó hizo acto de presencia cerca de una base de la fuerza aérea en el este de Caracas, capital venezolana.

“En este momento, me encuentro con las principales unidades militares de nuestra Fuerza Armada dando inicio a la fase final de la Operación Libertad”, publicó Guaidó en Twitter, llamando a los soldados y al público a tomar las calles para dar un golpe militar de Estado.

Ese mismo día, el entonces secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, también ratificó su apoyo de Guaidó en Twitter. “Hoy el presidente interino de Venezuela, Guaidó, anunció el comienzo de la Operación Libertad. El Gobierno estadounidense apoya plenamente al pueblo venezolano en la búsqueda de la libertad y la democracia”.

Tras fracasar el golpe militar de Estado, el “gobierno interino” de Venezuela encabezado por Guaidó intentó lanzar una “revolución de color” con el apoyo de Estados Unidos, haciendo que los jóvenes se echaran a las calles para protestar violentamente contra el Gobierno de Maduro, lo cual tuvo graves consecuencias sobre la seguridad y estabilidad en Venezuela.

Según estadísticas oficiales de Venezuela, solamente en la primera mitad de 2019, las protestas violentas causaron cientos de víctimas y pérdidas económicas de hasta decenas de miles de millones de dólares.

Sin embargo, la violencia tampoco ha cumplido con el objetivo de derrocar al Gobierno de Maduro. A medida que Guaidó fracasaba en sus intentos por alcanzar el poder, con un apoyo cada vez menor dentro de la oposición venezolana, Estados Unidos empezó a preguntarse si era prudente “apostar” por Guaidó.

En 2022, con la escasez del suministro mundial y los altos precios de energía, la actitud de Estados Unidos hacia Guaidó cambió radicalmente.

El presidente Nicolás Maduro durante una marcha, en febrero de 2023. (Xinhua/Marcos Salgado)

Títere abandonado

El 30 de diciembre de 2022, un petrolero con bandera de Bahamas se acercó hasta las aguas venezolanas. El buque, fletado por el gigante energético estadounidense Chevron, planeaba transportar crudo venezolano a Estados Unidos. Era la primera vez en cuatro años que Estados Unidos importaba crudo desde Venezuela.

“Casualmente”, el mismo día, la oposición venezolana aprobó una moción para disolver el “gobierno interino” y revocar el nombramiento de Guaidó como su “presidente”. Un alto funcionario estadounidense del Departamento de Estado, al respecto, confirmó que EE. UU. respetaba la decisión, si bien seguiría colaborando con la oposición venezolana.

Según un informe de Reuters titulado “Washington se muestra timorato sobre Guaidó”, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, declaró que no quería “entrar en hipótesis” cuando fue cuestionado sobre si Washington reconocía aún a Guaidó como “presidente interino”.

Desde entonces, han dejado de producirse tantas noticias sobre los intercambios constantes del Gobierno estadounidense y Guaidó, lo cual contrasta con el buen estado de sus “relaciones amistosas” en el pasado.

Marcano analizó que, conforme Guaidó perdió la presidencia de la Asamblea Nacional en 2020, además del reconocimiento de la UE un año después, su apoyo entre la oposición se debilitó gradualmente, perdiendo con ello valor como activo político para Estados Unidos.

El diario británico Financial Times publicó, por otra parte, que el fin de Guaidó y su “gobierno interino” podía abrir el camino para un acuerdo petrolero entre Estados Unidos y el Gobierno de Nicolás Maduro.

Estados Unidos ha sido tradicionalmente uno de los principales destinos de exportación de energía de Venezuela. Sin embargo, después de que Chávez asumiera el poder, la relación bilateral siguió deteriorándose.

Presidente Nicolás Maduro, durante un acto en el Palacio de Gobierno. (Presidencia de Venezuela)

Washington, en consecuencia, continuaba presionando a Venezuela con sanciones unilaterales, incluido un embargo sobre su petróleo, mientras prestaba apoyo en secreto a “títeres” para satisfacer sus intereses. Guaidó, bajo este contexto, fue el candidato elegido por Estados Unidos.

Pero, igual que se aprovechó de Guaidó en un primer momento, Estados Unidos le acabó abandonando.

El propio Maduro confirmó públicamente que unas delegaciones con funcionarios estadounidenses de alto nivel visitaron Venezuela en marzo y junio de 2022. Y, en noviembre de 2022, Estados Unidos permitió a Chevron que reanudara la exploración petrolera en Venezuela.

Miguel Jaimes, experto venezolano en geopolítica, indicó que el relajamiento de las sanciones petroleras de Estados Unidos sobre Venezuela se debe a que Washington está ansioso por encontrar un proveedor de energía fiable y de bajo costo después de que el precio de la energía se hubiese disparado durante 2022.

A juicio de Marcano, la existencia del “presidente interino” Guaidó dependía del apoyo financiero estadounidense, por lo tanto la duración también depende de la consideración de la Casa Blanca sobre sus propios intereses.

“Fue un intento fallido para derrocar al gobierno legítimo de otro país”, señaló Marcano, para añadir que la comunidad internacional pudo apreciar el egoísmo tras las aspiraciones hegemónicas de Estados Unidos”.

Delgado, por último, afirmó que “la democracia ha sido siempre una tapadera para Estados Unidos”, utilizando “títeres” en favor de sus intereses, desde Vietnam hasta Siria, Georgia o Afganistán; para después abandonarlos “cuando no sirven para nada”.