¿De verdad quieren matar a Gustavo Petro?

(Xinhua/Jhon Paz)

Jaime Cedano Roldán | 

Faltan pocas semanas para las elecciones presidenciales del 29 de mayo y la pregunta no es quién ganará, pues todos los indicios, encuestas, concentraciones, el estado de ánimo de la gente, lo que se percibe en el ambiente es que va a ganar Gustavo Petro; lo más seguro en la misma primera vuelta y, si por extrañas circunstancias no gana en la primera, lo hará en la segunda.

Hacía muchos años no había una candidatura, un movimiento y unas circunstancias sociales que mostraran un favoritismo como tiene el candidato del Pacto Histórico, quien está acompañado en la fórmula vicepresidencial por una extraordinaria y potente candidata como Francia Márquez. Pocas veces ha sucedido un fenómeno de esta naturaleza, de ilusión en un cambio, en la historia de Colombia.

Lo hubo en los años cuarenta con el líder liberal y tribuno popular Jorge Eliécer Gaitán, pero lo mataron en aquel trágico 9 de abril de 1948.

Después vendría Alfonso López Michelsen, integrante de la rancia oligarquía liberal, que se declaró en rebeldía y fundó en 1959 el Movimiento Revolucionario Liberal que se solidarizó con la Revolución Cubana, hizo acuerdos con los comunistas y otros grupos rebeldes, pero tras un importante ascenso en un par de elecciones parlamentarias empezó a decaer y López regresó a las toldas de su partido, de la familia y de la senda oligárquica.

En 1970 surgió otro ventarrón de cambio inesperado que infló de ilusiones a las masas pobres del campo y la ciudad, el ex general del ejército Gustavo Rojas Pinilla, quien siendo teniente-coronel dirigió un golpe de estado en 1953, montó una corrupta dictadura, fue derrocado y expulsado del país en 1957 y años despúes al regresar y recuperar sus derechos políticos fundó la Alianza Nacional Popular -de carácter populista y anti oligárquico- que eligió en 1968 una inmensa cantidad de concejales y diputados y en 1970 se presentó como candidato presidencial. El conteo de los votos indicaba que iba a ser el ganador, pero a media noche suspendieron la información de resultados, que se daba por radio, y a la mañana siguiente la noticia fue que había ganado la presidencia el otro candidato. Se especula que hubo un gran fraude o que el general vendió su triunfo. El movimiento se fue diluyendo y de su ala más radical surgiría el movimiento guerrillero M19.

En 1979 surgió otro gran disidente en el Partido Liberal: Luis Carlos Galán. Su recorrido fue de continuo ascenso y podría haber sido presidente, pero lo mataron en 1989.

Hubo otros candidatos de izquierda que despertaron buenas expectativas, aunque no alcanzaban para ganar, pero igualmente los mataron: Jaime Pardo Leal en 1987, Bernardo Jaramillo en 1990 y en este mismo año también mataron a otro candidato de la izquierda, a Carlos Pizarro León- Gómez.

Gustavo Petro ha suspendido las concentraciones que estaban programadas para los días martes y miércoles en la región cafetera, departamentos de Caldas y Quindío y lo ha hecho por informaciones muy confiables de que un comando del narco-paramilitarismo iba a atentar contra su vida. Que lo iban a matar.

Este hecho profundamente grave tiene antecedentes serios en el desarrollo de la campaña:
Hay algunos medios de comunicación que se han dedicado a fomentar el odio contra Petro, son meses de mentiras y difamaciones permanentes que se han venido acrecentando en la medida en que avanza la campaña y se eleva su nombre mientras el candidato del uribismo no causa emoción ni entusiasmo y cada intervención suya es un retroceso por su incapacidad política, el desconocimiento del país, de la constitución, del funcionamiento del estado, de todo.

La amenaza es seria

El presidente Iván Duque en forma irresponsable e inconstitucional se ha dedicado a atacar cada día las propuestas de Petro y la revista Semana, que es uno de los centros del odio anti petrista, sacaba una portada titulando sobre un supuesto malestar en los cuarteles por el posible triunfo de Petro.

En círculos cerrados de sectores oligárquicos se habla de generales dispuestos a dar un golpe para evitar un triunfo o un gobierno del Pacto Histórico. Así que la amenaza es seria. En Colombia las amenazas de muerte siempre han sido serias. No amenazan por amenazar.

Los candidatos presidenciales Sergio Fajardo y Rodolfo Hernández han condenado en forma inmediata los planes del magnicidio y han expresado su total solidaridad con Gustavo Petro.

Silencio en el resto de candidaturas, silencio en el gobierno y silencio de las autoridades encargadas de la seguridad y protección de la vida de las y los colombianos. Desde la campaña del Pacto Histórico denuncian que el Director de la Policía se ha negado reiteradamente a recibirlos para hablar de la seguridad del candidato.

Los directores, responsables, coordinadores de la campaña de Petro y miles de simpatizantes le están solicitando que suspenda todos los actos de campaña.

¿Es extraño que pretendan asesinar a Gustavo Petro? En absoluto. Es la historia de Colombia, la historia de sus élites violentas, corruptas y mafiosas que siempre han sido capaces de todo, hasta de incendiar el país, con tal de no perder sus aberrantes privilegios.

Pero esta vez los asesinos se encuentran con millones de mujeres y de hombres que no permitirán que vuelvan a hacer trizas una ilusión.

(*) militante comunista, superviviente del genocidio contra la Unión Patriótica. Escritor y conductor del programa radial «Suenan Timbres» y colaborador de Mundo Obrero. Artículo presentado en la Edición especial de Colarebo en Venezuela.