De abril en adelante, la Patria
MARIO SANOJA OBEDIENTE| Nicolás Maduro es un líder de nuevo tipo con buena formación política, surgido de las luchas populares, que ha vivido y sentido en carne propia las injusticias del capitalismo y de su expresión local, la IV República cuyo candidato (HCR) no ha encontrado mejor forma de hacer campaña que presentarse como un ridículo travesti bolivariano.
De abril en adelante la tarea que enfrentará Nicolás, acompañado de la dirección político-militar y el conjunto de 20 gobernadores bolivarianos, el PSUV y el Polo Patriótico, es enorme: hacer realidad el Programa de La Patria que nos legara nuestro Presidente Comandante Hugo Chávez, que es lo mismo que decir la construcción del Socialismo Bolivariano.maEl socialismo solo puede construirse con y para el pueblo. Es necesario construir para tal objetivo una historiografía que sirva de herramienta cultural para la reflexión sobre el proceso de formación de ese pueblo, de nuestro pueblo. Yo creo que en la historia de la nación venezolana están las claves de nuestro socialismo.
(Tan creo en ello que dedique un tiempo largo a escribir dos libros: la Historia Sociocultural de la Economía Venezolana y Del Capitalismo al Socialismo (BCV), que materializan mi posición al respecto, obras que se complementa con los esclarecedores volúmenes escritos al respecto por Yraida Vargas-Arenas: Resistencia y Participación e Historia, Mujer , Mujeres, y el conjunto Hacia la Construcción del Estado Comunal Popular, entre otros).
Para construir el socialismo bolivariano del siglo XXI, es necesario identificar las raíces originarias del actual sujeto revolucionario, el pueblo venezolano que desmontará las estructuras objetivas de la dominación capitalista y el despotismo neoliberal vernáculo.
La base para construir una sociedad socialista está conformada por los colectivos sociales, el Poder Popular, los cuales deben ser capaces de participar protagónica y conscientemente en la construcción de dicha sociedad y -en consecuencia- en las luchas para derrotar la pobreza, la desigualdad y la injusticia social, el individualismo y el egoísmo que son los antivalores sobre los cuales se sustenta el sistema capitalista y el despotismo neoliberal.
Hay que abolir, ciertamente, la propiedad burguesa mas no la personal que puede ser –por ahora- fuente de iniciativas provechosas para el sustento de la vida cotidiana de un buen sector de la sociedad venezolana. En las condiciones que todavía nos impone la hegemonía mundial capitalista, para poder abolir la propiedad burguesa es necesario primero consolidar en los colectivos humanos la conciencia social y política de que el socialismo es necesario. Pero ello solo se puede lograr mediante políticas culturales y educativas de Estado.
Para que el Proceso Bolivariano logre sus objetivos, es necesario contar primero con la solidaridad, la fidelidad y la conciencia revolucionaria de todos o de la gran mayoría de los colectivos sociales. Para ello es preciso no solamente diseñar políticas públicas destinadas a mejorar el nivel de vida de la población en todos sus aspectos, sino crear también una nueva hegemonía cultural, un imaginario socialista bolivariano que permita a los hombres y mujeres comprender que lo que se les da no es una dádiva o una limosna, sino su parte del salario social al cual tienen derecho y el cual también les crea deberes y obligaciones con la Revolución y con el pueblo venezolano.
La construcción del socialismo bolivariano del siglo XXI, esta pasando por una fase transitoria de coexistencia con el capitalismo, pero con predominio de la propiedad social, como decía Marx, convertida en una forma de propiedad (social) que asigne a todas las otras su rango e importancia hasta llegar a una fase plenamente socialista donde se elimine al capitalismo monopólico, incluidos los medios privados de comunicación que atenten contra la libertad de información, dándole apoyo a las rede comunitarias de comunicación e información.
Para preservar la existencia del proceso socialista bolivariano, es necesario contar con la solidaridad de otros sistemas regionales y países que compartan nuestra posición antiimperialista: ALBA, Unasur, Celac, Mercosur, China, Rusia, Bielorusia, Iran, Suráfrica, entre otros. Si la burguesía es una clase social internacional, para poder combatirla con éxito nuestra revolución debe ser también parte activa de un movimiento antiimperialista internacional.
El sector capitalista despótico neoliberal está sumiendo en la miseria a los pueblos de Europa Occidental y Central. Algo similar está ocurriendo también con al pueblo de Estados Unidos y con aquellos pueblos latinoamericanos que como México y otros, han aceptado la imposición irracional del sistema despótico neoliberal. Por esa razón, el fortalecimiento de la red de Estados latinoamericanos tiene carácter estratégico para enfrentar dicho despotismo y su representación local: la burguesía venezolana representada en la Mesa de la Unidad y su candidato travesti neoliberal. Viviremos y Venceremos.