¿Cumbre de las Américas en el limbo?

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RUBÉN SÁNCHEZ DAVID | Pasan los días y el Gobierno de Colombia, que alojará la VI Cumbre de las Américas sigue buscando una solución diplomática a la propuesta de Ecuador de boicotear la cita si Cuba no es invitada a la misma.

Rubén Sánchez David – Alainet

El debate sobre la presencia de Cuba en esta reunión surgió después que el presidente ecuatoriano Rafael Correa, propusiera a sus pares de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) marginarse de la cita hemisférica prevista para el 14 y el 15 de abril si la Habana no era invitada.

Correa ha negado que su intención sea boicotear la Cumbre de Cartagena o crearle algún problema al presidente Santos, pero también ha indicado que hay que ser “muy claros y contundentes” en cuanto a que “no se puede llamar Cumbre de las Américas a algo donde no va Cuba” y ha llegado incluso a sugerir la eliminación de este foro que se realiza desde 1994, al que asisten los mandatarios de los países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA), de la cual Cuba fue excluida en 1962. En declaraciones a la prensa, el mandatario ecuatoriano afirmó que “Ojalá se pueda superar esta situación, pero nosotros nos mantenemos en nuestra postura: no tiene sentido una Cumbre de las Américas sin la presencia de Cuba y sin tratar temas relevantes como el de las Malvinas o el bloqueo cubano […] Estas cumbres están en función de ciertos intereses y ciertas visiones. Ya no nos podemos prestar para esas cosas. Mejor no tengamos cumbres, seamos más honestos y acabemos la mal llamada Cumbre de las Américas”.

Cuba nunca ha participado en una Cumbre de las Américas, pero confirmó su intención de asistir a la VI Cumbre si es invitada aunque reiteró que no tiene la intención de regresar a la OEA, organización que con ocasión de su Asamblea General, que se celebró en Honduras en 2009, levantó la suspensión por la que se excluyó el Gobierno de Cuba de su participación en el Sistema Interamericano, supeditando el ingreso de la isla al resultado de un proceso de diálogo iniciado a solicitud del Gobierno de la República de Cuba y al cumplimiento de los requisitos contemplados en Declaración de Québec de 2001. En esta ocasión los 34 países firmantes acordaron que “el mantenimiento y el fortalecimiento del Estado de Derecho y el respeto irrestricto al sistema democrático son, al mismo tiempo, un propósito y un compromiso compartido, así como una condición esencial de nuestra presencia en ésta y en futuras cumbres”.

La posición de los países del ALBA ante la propuesta de Ecuador no ha sido clara y se mantiene a la expectativa. Como lo declaró el ministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua Samuel Santos, en una entrevista concedida en Madrid al ser interrogado sobre la decisión de los países del ALBA de asistir a la Cumbre de las Américas aún en el caso de no ir Cuba, “Dejemos que llegue el momento. Hoy estamos exigiendo el derecho incondicional de Cuba a participar en esa cumbre”.

Por su lado, la posición de la Cancillería colombiana ha sido la de afirmar que la decisión de invitar a Cuba no corresponde únicamente a Colombia sino que debe ser fruto de un consenso con los demás países. Consenso difícil de obtener puesto que ya el Gobierno estadounidense ha asegurado que Cuba no cumple con los requisitos para participar en la Cumbre de las Américas que se celebrará en abril. La Casa Blanca ha subrayado que el Gobierno cubano debe “hacer mejoras significativas en las libertades políticas y la democracia antes que pueda unirse a la cumbre” y el portavoz del Departamento de Estado para América Latina William Ostick, declaró a la agencia de noticias Efe que “La Cuba de hoy de ninguna manera cumple con el umbral de participación”. Con base en estas declaraciones algunos miembros del Congreso han planteado la posibilidad que sean los Estados Unidos los que declaren el boicot si Cuba es invitada a la Cumbre.

Colombia, que tenía puestas todas sus esperanzas en que la Cumbre de las Américas dejara de ser una reunión intrascendente y se convirtiera en un punto de apoyo para afrontar los graves problemas de la región, ha sido puesta en una posición muy incómoda. El presidente Santos, renombrado jugador de póker, ha jugado bien sus cartas hasta ahora en la arena geopolítica con miras a concretar su proyecto de convertirse en socio estratégico de los Estados Unidos en la región. Pero, las cosas evolucionan a gran velocidad y el manejo diplomático se vuelve más exigente. Con respecto a Cuba, no puede olvidarse que la Habana ha normalizado sus lazos con el resto de América Latina y tiene relaciones con todos los países de la región y que Cuba, además, es miembro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), fundada en diciembre de 2011 en Caracas, y que en 2013 ejercerá la presidencia de dicha organización, bloque de 33 países americanos que excluye a Estados Unidos y Canadá.

Rubén Sánchez David es docente Universidad del Rosario

Fuente: http://alainet.org/active/52996