Cuatro claves del secuestro de venezolanos migrantes

(Xinhua/Marcos Salgado)

Gustavo Villapol – Semanario 4F

La historia la cuentan los vencedores, dicen… pero cuando el vencedor es un imperio decadente y criminal, la historia es más bien un expediente penal esperando ser leído por la humanidad. Y en esa historia —la de los últimos años de asedio contra Venezuela— hay una página tan oscura como hipócrita: el tratamiento dado a los migrantes venezolanos y venezolanas; aquí no hay víctimas «espontáneas» de una crisis humanitaria, sino objetivos políticos movidos como piezas de ajedrez en un tablero de cinismo internacional.

1. El Decreto Obama y la exportación forzada. (2015-2019)

Todo comenzó con una firma, una frase que suena un guion de película distópica: “una amenaza inusual y extraordinaria”. Así decretó Barack Obama en 2015 que Venezuela era un peligro para la seguridad nacional de EE.UU. ¿Un país petrolero, con universidades gratuitas, millones de viviendas construidas y un gobierno electo por el pueblo? ¿Amenaza? Sí, para el orden neoliberal.

Tras ese decreto vino la andanada: más de mil sanciones, bloqueo financiero, congelamiento de activos, guerra mediática, persecución diplomática, intentos de golpe, invasión, magnicidios y, como resultado, el deterioro inducido del aparato económico venezolano. ¿Qué produce eso? Migración, ¿quienes estuvieron pidiendo a gritos estas acciones? María Corina, Leopoldo Lopez, Guaidó, Ledezma, Paparoni, Julio Borges y su séquito.

Pero he aquí la clave: fue planificada. No fue un efecto colateral, ni un accidente, fue un objetivo. El Comando Sur de EE.UU. lo admitió en sus propios documentos: desestabilizar internamente y provocar presión demográfica externa. Un arma de guerra blanda: exportar el problema que ellos mismos generaron.

Muchos venezolanos y venezolanas se vieron forzados a migrar bajo un modelo de asfixia, no por persecución política, ni por “dictadura”, sino por la imposibilidad de operar económicamente en un país bloqueado. Y entonces vino la segunda estafa…

(Xinhua/Marcos Salgado)

 

2. La fábrica de odio: los promotores de la migración se volvieron xenófobos

En cuanto los venezolanos llegaron a Colombia, Perú, Chile, Ecuador o Estados Unidos, comenzó la segunda fase de la operación: el linchamiento simbólico y mediático. Las mismas voces que decían “salgan de esa dictadura” comenzaron a decir “no queremos delincuentes chavistas aquí”.

Los medios de comunicación —esos mismos que lloran por los migrantes en Ucrania, los políticos venezolanos que se vendían como demócratas frente al mundo, convirtieron al venezolano en sinónimo de crimen, peste, prostitución y pobreza, así lo expresaba textualmente María Corina y Julio Borges. Los titulares eran criminales: “Venezolano roba en Lima”, “Capturado delincuente venezolano en Bogotá”, “Venezolana embarazada estafa a familia chilena”. No era “persona roba” sino “venezolano roba”, ¿El gentilicio? Ahora arma de estigmatización.

¿Y quiénes lideraban la orquesta del odio? Iván Duque, Sebastián Piñera, Lenín Moreno, Juan Guaidó, Julio Borges y un largo etcétera de operadores de la derecha transnacional. Promovieron la migración, luego la demonizaron, y todo bajo un manto hipócrita de “ayuda humanitaria”, la cual cobraban con suntuosas cuotas por migrantes en sus ONG, como lo confesó Smolansky y Goicochea cada migrante tiene un precio para ellos de 6000 dólares por cabeza, además del expediente internacional contra el Gobierno de Nicolás Maduro.

(Presidencia de Venezuela)

 

3. El negocio sucio del Darién: multimillonarios con el tráfico de dolor.

Aquí viene lo peor: los políticos coyotes convirtieron la migración en un negocio multimillonario.

El paso por la Selva del Darién no es una “crisis humanitaria espontánea”, es un corredor industrial del tráfico de personas, donde mafias, carteles, ONGs falsas y agencias de «ayuda» cobran desde 2000 hasta 10.000 dólares por persona para cruzar la selva, Centroamérica y llegar a la frontera de México y EE.UU.

¿Quién se enriquece con esto? Empresas de transporte, guías ilegales conectadas con policías corruptos, fundaciones de fachada, e incluso algunos gobiernos todos aliadas a la derecha extremista venezolana o incluso empresas y ONG creadas por Paparoni, Gaby Arellano, Leopoldo López, Juan Guaidó, Julio Borges y muy especialmente la Coyote Mayor María Corina Machado que monetizan los flujos migratorios con subvenciones internacionales. Un ejemplo: solo en 2023, más de 520.000 personas cruzaron el Darién, un porcentaje eran venezolanos.

¿Sabes cuántos generó eso en términos de “servicios” ilegales? Cerca de 2.000 millones de dólares al año, ahora calculen por cada año de migración que ha tenido el país desde la imposición del bloqueo criminal. ¿Sabes quién lo paga? Los y las migrantes, empujados por los coyotes.

Venezolanos y venezolanas usados ​​como carne de cañón, luego como carne de estigma, ahora como carne de negocio.

(Xinhua/Marcos Salgado)

 

4. Guantánamo y El Salvador: la nueva frontera del secuestro migrante

La última fase de este ciclo perverso es aún más brutal: el castigo ejemplarizante. En 2024, medios estadounidenses filtraron que el gobierno de Biden evaluaba usar instalaciones como Guantánamo para retener migrantes “irregulares”. ¿Quiénes eran los principales mencionados? Venezolanos.

Pero como si eso no bastara, con la llegada del Gobierno de Donald Trump ahora están externalizando la represión migratoria. No solo comenzaron una campaña sin precedentes contra todos los migrantes Venezolanos, acusándolos deportivamente de ser miembros de la banda ya neutralizada en Venezuela: El Tren de Aragua. Sino que comenzaron a secuestrar venezolanos y venezolanas inocentes, sin ningún antecedente penal, robándolos con la complicidad de  de Nayib Bukele, el aspirante a sheriff facho de El Salvador, el cual ofrece sus cárceles de máxima seguridad —esas que parecen sacadas de una película de los Nazis en la segunda guerra mundial— para albergar migrantes venezolanos detenidos en Estados Unidos por un módico precio en dólares y el más triste: el de la dignidad de su país. El Salvador que tanto amamos y queremos, en Arnulfo Romero, Roque Dalton y Farabundo Martí quien siempre fue un profundo bolivariano.

¿Y adivina quién aplaude esto? Los mismos que promovieron la migración y luego lucraron con ella, María Corina quien en inglés y español dijo abiertamente estar de acuerdo, hasta sectores de la derecha continental. En nombre del «orden», ahora avalan el secuestro de su propia gente.

Lo que viven nuestros hermanos y hermanas no es una tragedia humanitaria, es una operación geopolítica estructurada. Fomentaron la salida, estigmatizaron al que se fue, lucraron con su tránsito, y ahora lo castigan de la manera mas vil… todo eso mientras en las cumbres internacionales, los mismos que lo convirtieron en paria, se golpean el pecho por los derechos humanos o más bien por los dólares que reciben cuando hablan de ellos.

Mientras tanto, Venezuela sigue resistiendo, recuperándose, y muchos han regresado o quieren regresar. Ante el salvajismo fascista el único corazón que ha estirado la mano para rescatar a sus hijos e hijas es el de Nicolás Maduro, si, ese mismo que estigmatizaron durante años, hoy junto al Gobierno Nacional mueve cielo y tierra para rescatarlos.

Vueltas que da la vida decía mi abuela.

* Diputado a la Asamblea Nacional venezolana por el Partido Socialista Unido de Venezuela. Director del Semanario 4 F. 

Fuente: https://cuatrof.net/destacados/cuatro-claves-del-secuestro-de-venezolanos-migrantes/